22 de febrero de 2017

¿HACIA DÓNDE VA PAKISTÁN?

Guadi Calvo. portalalba.org

El atentado del último jueves revindicado por el Daesh, que opera en Asia Central, también conocido como Wilayat Khorasan contra el mausoleo sufí más importante del país, con 800 años de antigüedad en memoria del santo Lal Shahbaz Qalandar en Shewan en la provincia Sindh, en el sur de Pakistán, dejó por lo menos 88 muertos, 343 heridos, 76 de ellos de gravedad por lo que el número de muertos puede aumentar.

El ataque fue perpetrado por un suicida que tras arrojar una granada que no llegó a explotar, hizo detonar el chaleco explosivo que llevaba puesto, en el momento del rezó donde se habían convocado más de 500 personas, ya que es el jueves el día en que los sufís celebran sus rituales más importantes.

A pesar del ataque los devotos llegaron otra vez al santuario al amanecer del viernes, con sus habituales naqqara (tambores batientes) para completar su danza sagrada, al son de los dayereh y daf sus tambores sagrados.

No es ninguna novedad que los santuarios sufíes, sean blanco del integrismo wahabita, ya que a ellos acuden también chiís, suníes, sikhs, cristianos y budistas, en su mayoría agricultores y trabajadores pobres.

En junio último el popular cantante de qawwali (música devocional sufí que alaban a Dios, al Profeta y a Alí, el primer imam del chiismo, además de otros santos sufíes), Amjad Sabri, fue asesinado en Karachi, por un comando del grupo Hakimullah Mehsud, componente del talibán pakistaní. Integristas wahabitas atacaron el santuario del poeta sufí Rahman Baba del siglo XVII en las afueras de Peshawar. En noviembre último un ataque suicida produjo 52 muertos y más de un centenar de heridos en el templo Shah Noorani, en el distrito Khuzdar en la provincia de Beluchistán. Desde 2005 más de 25 santuarios sufíes han sido atacados en todo el país.

El integrismo wahabita, donde abrevan organizaciones como al-Qaeda, Daesh y el Talibán, consideran takfir (herejes) a todo aquello que no se apegue estrictamente a la interpretación del Corán que ellos hacen. Y es justamente el sufismo, muy popular en el todo el sur de Asia, que practica la versión más tolerante del sunismo y podría ser considerada como punto de convergencia entre las dos grandes ramas del islam.

Quienes acuden a un dargah (santuario construido sobre la tumba de un santo), como lo justamente el templo atacado el jueves Lal Shahbaz Qalandar, donde todos practican el rito de dhaga atar hilo rojo en las ventanas o pilares de los santuarios como ofrenda y procuran taweez o amuletos. Los santuarios se han convertido en espacios de introspección, en la que tanto pueden participar hombres como mujeres, salteando el purdah la estricta norma que segrega de las mujeres, en ceremonias como el dhamal o dhikr una danza que lleva al trance, acompañados por timbales, tambores y canciones en cuya repetición rítmica del nombre de Dios o sus atributos, llevan al paroxismo, como los conocidos bailarines derviches. Algunas de estas canciones hacen referencia explícita al pluralismo religioso y la tolerancia.

Los dargahs sufíes del sur de Pakistán se contraponen a los oscuros principios del wahabismo, ya que son un símbolo del sincretismo de la región, donde se mezcla al Islam con las culturas locales. Y fueron los poetas filósofos sufí consiguieron la gran difusión de Corán en el sur del continente.

El ataque contra el templo sufí, fue el sexto de la semana que totalizaron cerca de 120 muertos.

En la ciudad de Lahore, un ataque similar había dejado 14 muertos, mientras que en la provincia de Beluchistán, el mismo jueves fueron asesinados tres policías.

La respuesta de Islamabad, no se demoró y practicó intensos ataques con artillería y bombardeos aéreos sobre la frontera con Afganistán, los sectores pakistaníes que se conocen como “territorios tribales” y las provincias afganas de Nangarhar y Kunar, donde según informes de la inteligencia tanto norteamericana como pakistaní existen campos de entrenamiento de integristas, a los que le produjeron más de un centenar de bajas.

Kabul, ha denunciado que en los ataques murieron varios civiles inocentes. Otros lugares como en Sindh y en el paso Khyber Pakhtunkhwa, los extremistas fueron atacados por grupos paramilitares ranger y la policía, sin que se conozcan el número de bajas.

Pakistán entregó a las autoridades afganas una lista de 72 terroristas que se encuentran en sus territorios y de quienes exige la inmediata detención. Además, como ya lo había hecho en junio de 2016, cerró los dos principales pasos fronterizos Chaman y Torkham, vitales para la endeble economía afgana, ya que por allí llega al puerto pakistaní de Karachi la producción de frutas y verduras que exporta. Estos pasos se mantendrán cerrados por tiempo indeterminado, incluso para peatones. Y la orden de Islamabad es abrir fuego contra cualquiera que pretenda cruzarla.

La tensión política entre Kabul e Islamabad va en aumento, tras las acusaciones cruzadas de dar acogida a grupos extremistas. Islamabad acusa a Kabul de albergar organizaciones como Jamaat-ur-Ahrar (JuA), una de las tantas que han jurado fidelidad al líder del Daesh, el califa Ibrahim. Mientras que Kabul protesta de la presencia de talibanes en diferentes zonas fronterizas con Pakistán.

La tensión se acrecienta por la presencia en Pakistán de un 1.5 millón de refugiados afganos, de los 5.3 millones que llegó a haber durante la guerra soviética, sumados al interregno talibán y la invasión norteamericana. Además en la actualidad hay otro millón de afganos indocumentados. Desde el 2014 el ejército pakistaní lleva a cabo la operación Zarb-e-Azb con epicentro en la provincia de Waziristán del Norte, prácticamente un santuario terrorista donde es notoria la presencia de extranjeros provenientes principalmente de las ex repúblicas soviéticas como Uzbekistán, Tayikistán o Turkmenistán.

La venganza de la historia.
Fue la dictadura del general Muhammad Zia-ul-Haq, la pieza clave para que Pakistán se convirtiera en 1979, en el gran “portaaviones” norteamericano que abasteció de armas, comunicación y víveres a los muyahidines afganos. Por lo que finalmente pudieron vencer al ejército soviético.

En este engendro de asistencia anticomunista, Arabia Saudita, jugó un papel preponderante, no solo aportando miles de millones de dólares, mercenarios sino que también Riad regó Pakistán de las oscuras madrassas (escuelas coránicas) que durante la guerra convirtieron a sus miles de estudiantes (talib) en combatientes que enfrentaron a Moscú, entrenados y armados por la CIA.

Esto es lo que finalmente dio como resultados la aparición del Talibán, y otras organizaciones wahabitas como al-Qaeda y casi 20 años después Estado Islámico.

Fueron esas madrassas wahabitas, donde se suele escuchar “si matas a un chií, matas a 10 kafirs (infieles), donde germinó el terrorismo que hoy ataca desde California a Yakarta, y que asolan Pakistán, Afganistán, Siria e Irak, fundamentalmente.

El wahabismo se opone a la “cultura del santuario” como la que tienen tanto chiíes como sufíes. Ellos ven la adoración de una tumba, un acto de apostasía, que puede alejar a los fieles de la fervor a Allah.

Arabia Saudita, cuna y epicentro del wahabismo, en 2014, propuso destruir la tumba del mismísimo Profeta Mahoma, plan que permanece suspendido por temor a la reacción del resto de los musulmanes.

Por su parte Islamabad, es responsable directa del accionar wahabita, ya que ha operado durante años como santuarios de los Talibanes y al-Qaeda recordemos que Osama bin Laden fue encontrado en la localidad pakistaní de Abbottabad y líder talibán afgano Mullah Akhtar Mansour, fue muerto por un dron norteamericano cuando se desplazaba libremente en el área de Dalbandi en la provincia de Beluchistán, en mayo pasado.

Islamabad, acusa Kabul de tolerar los santuarios terroristas, mientras que responsabiliza a Nueva Delhi de financiar estos grupos y boicotear así los millonarios planes de inversiones chinas en el país, al tiempo que dice también India financia a los grupos separatistas de Beluchistán.

Aunque esta situación es compleja, les sigue sirviendo a los militares pakistaníes para conservar su omnímodo poder tras la creación de un imponente complejo empresarial, industrial e inmobiliario.

La crítica situación Pakistán se complica, además con la indefinición de los sardars o jefes tribales, que expectante esperan un resolución de la crisis antes de tomar una posición, que los podría acercar a las organizaciones terroristas.

Mientras que a fin de mes se cumple un año de la ejecución de Mumtaz Qadri, un militante wahabita condenado por el asesinato del gobernador de Punjab, Salmaan Taseer, ejecución que produjo grandes disturbios, por lo que se espera se repitan en estos días.

Pakistán, se debate en las tormentas que supo fabricar para otros y hoy se abaten contra sus propios intereses.


21 de febrero de 2017

USTED TRANQUILO, ESTÁ EN BUENAS MANOS…

Luis Casado. alainet.org

Como sabes, los enteraos de la comunidad financiera inventaron los instrumentos que miden el riesgo con una confiabilidad semejante a la de Yolanda Sultana (1) (sin faltarle el respeto a Yolanda…). Los inversionistas miran el índice VaR (2) con la misma atención con la que el capitán de un velero escruta la fuerza y la dirección de los vientos.

Ahora bien, si no dispones del dichoso índice, te queda el recurso de consultar un “experto”. Un banco, por ejemplo, que vive de eso. Los bancos gozan de un fino olfato que les permite identificar los riesgos y evaluarlos en un santiamén, ya verás.

En el año 2012 una filial londinense del banco JP Morgan comenzó a perder dinero. El responsable: Bruno Iksil, un trader (3). Sin embargo, la gerencia de la filial –aún más “expertos” que Iksil, por algo eran sus jefes– convenció a Jamie Dimon, patrón de JP Morgan, que todo iba bien. Dimon pudo declarar que todo no era sino a tempest in a teapot (una tormenta en un vaso de agua). Fin del cuento: JP Morgan perdió más de 6.000 millones de dólares. Caro el vaso de agua…

En el año 2008, el trader Jerôme Kerviel, cuyo trabajo consistía en invertir en los mercados financieros, perdió –en un par de horas– 5 mil millones de euros. Kerviel era “uno de los mejores especialistas” del banco Société Générale”. Daniel Bouton, patrón del banco, intentó echarle toda la culpa a Kerviel y sacudirse de encima toda responsabilidad. ¿Te sorprende?

El 9 de octubre de 2001, el banco Goldman Sachs calificó la empresa Enron como “Lo mejor de lo mejor”. El 2 de diciembre, apenas dos meses después, Enron declaró su quiebra, haciendo desaparecer un 2% del PIB de los EEUU y las pensiones de más de 40 mil de sus trabajadores.

En el año 1995, Nick Leeson ocasionó la pérdida de mil 400 millones de dólares causando la quiebra del Barings Bank, el banco más antiguo de Inglaterra. Si no sabías porqué la City de Londres es la capital de los “expertos” financieros, ahora lo sabes.

La crisis de los créditos subprime, que hizo quebrar el sistema financiero planetario en los años 2008-2009, tuvo sus raíces en la gigantesca incapacidad de los bancos para evaluar los riesgos, en su inagotable codicia y su insondable voracidad, que les lleva a no detenerse ante nada con el fin de aumentar el lucro. Ni siquiera ante el suicidio.

Afortunadamente nos quedan las agencias de calificación de crédito: tengo el placer, el honor y la ventaja de nombrar a The Big Three: Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s.
Las tres ganan fortunas vendiendo su ciencia infusa en materia de evaluación de riesgos. Ellas establecen, sin la sombra de una duda, la capacidad de una entidad para pagar su deuda y el riesgo que conlleva invertir en esa deuda.

Pongamos que el gobierno de los EEUU necesita dinero (siempre es el caso). Antes de comprar Bonos del Tesoro Americano con tus pinches ahorros, le preguntas a una de las Big Three cual es su apreciación del riesgo que comporta esa inversión. Por un puñado de dólares tienes la respuesta.

El tema es más sensible si se trata de la deuda soberana de Grecia, de Irlanda, de España o de Italia, pero gracias a las agencias de calificación de crédito puedes colocar tu capital a ojos cerrados.

Las cosas se complican si se trata de una empresa privada que ‘levanta’ capital para su desarrollo, para nuevas inversiones o, –como ocurre frecuentemente–, para pagar dividendos truchos (4). El triste ignorante que eres, la AFP (5) de la cual eres víctima o el consultor financiero que cobra por cosas que no sabe, le pregunta a Moody’s, a Fitch o a Standard & Poor’s.

Escuchada la palabra infalible, los inversionistas se precipitan a colocar sus capitales. Y pueden optar –con plena tranquilidad– por la compra de activos de renta fija o activos de renta variable. Todo está en el riesgo, pero habida cuenta que The Big Three están ahí para iluminar el sendero…

La calificación del riesgo es presentada con una sencillez que la hace accesible hasta a un economista: AAA quiere decir que no hay riesgo ninguno. Si la calificación baja a C, o peor aún a D… quiere decir que estás por desembarcar en Normandía en junio de 1944, ¡en Omaha Beach!

¿Te queda claro? Tanto mejor, porque ahora viene lo sabroso.

Una empresa que quiere ‘levantar’ capitales se dirige a una de las Big Three, y le pide, a título oneroso, que califique la calidad de su crédito, o su solvencia si prefieres. Si la calificación que obtiene no es satisfactoria, cambia de agencia. En claro: las agencias calificadoras de riesgo ofrecen la calificación que les piden y cobran por ello. La calidad del análisis del riesgo es la última de sus preocupaciones. ¿No me crees? Mira ver.

Ninguna de las Big Three señaló nunca la “toxicidad” de los créditos subprimes. Muy por el contrario, estimulaban su compra, aún cuando los miembros de la comunidad financiera sabían –y lo decían– que estaban vendiendo “productos de mierda” (sic).

El 5 de agosto del año 2011 Standard & Poor’s degradó la calificación de la deuda de los EEUU. Los mercados bursátiles se hundieron, hubo pánico y los inversionistas vendieron sus acciones para huir del riesgo. Uno o dos días después, el Tesoro de los EEUU (Hacienda) aclaró que Standard & Poor’s se había equivocado en sus cálculos en la módica suma de… ¡dos billones de dólares! Dos millones de millones de dólares, el equivalente a más del 13% del PIB de los EEUU. ¿Qué nota le pondrías tú a Standard & Poor’s?

El campo de flores bordado también ofrece bellos ejemplos. El 7 de febrero del año 2011, la agencia Moody’s le entregó pleno respaldo al grupo Alsacia Express, –principal concesionario del Transantiago–, para ‘levantar’ 464 millones de dólares en el mercado financiero de New York.

Moody’s Investors Service precisó: “La calificación del activo es portadora de una proyección estable”. Como lo que abunda no daña, Moody’s argumentó su juicio:
La calificación refleja el bien desarrollado y maduro marco de concesiones en Chile y la solidez del intermediario financiero, que es el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) del Gobierno de Chile”.

Imitando a Bachelet, Piñera no se detuvo ante nada para darle oxígeno al zombi que es Transantiago. Lo bueno llegó poco después. El 3 de marzo del año 2014, tras algunas dificultades, Moody’s mejoró la calificación del Grupo Alsacia Express. Moody’s “revisó su proyección a estable”, y agregó que eso se debía a la mejora de los resultados financieros de Alsacia Express y a “la reducción de los riesgos de default en los próximos seis a doce meses”.

Para no dejar dudas de su optimismo, Moody’s agregó:

La proyección de la calificación es estable, y refleja nuestra opinión de que (…) los resultados financieros mejorarán gradualmente en los próximos meses”.
El 18 de agosto de 2014, o sea tres meses más tarde, el Grupo Alsacia Express se declaró insolvente, o sea en default.

Desesperado, te tornas hacia el mundo académico: ellos sí saben.

Frederic Mishkin, eminente economista y profesor de “Instituciones Bancarias y Financieras en la Escuela Superior de Negocios de la Universidad de Columbia”, tiene un currículo más largo que el columpio de Heidi. Gobernador de la FED (6) de 2006 a 2008, autor de textos utilizados en universidades de todo el mundo, consultor del BID 5, del BM y del FMI, Mishkin cometió un informe sobre la economía de Islandia en el año 2006, opus que tituló “Estabilidad Financiera en Islandia”. He aquí los subtítulos de algunos capítulos:

1.2 Un país avanzado con excelentes instituciones
1.3 Una fuerte situación fiscal
1.4 La Naturaleza única del sector financiero

El informe concluyó en que la situación financiera de Islandia era fuerte e iba a mejor. Dos años y medio más tarde Islandia sufrió un espectacular colapso financiero, y todo su sistema bancario quebró. ¿Por qué razones Mishkin mintió? Una sola. Un cheque de 124 mil dólares que le pagó la Cámara de Comercio de Islandia. Cuando todo se vino abajo, Mishkin modificó su currículo y le cambió el título a su estudio sobre Islandia por “Inestabilidad Financiera en Islandia”. Mentiroso y además pillín.

Justo para terminar, –con el propósito confeso de no dejarte dormir–, te preciso que las AFP, que mangonean con el dinero destinado a tu pensión, siguen fielmente los consejos de los “expertos” financieros.

NOTAS:
Con el fin de hacer más comprensible el texto de Luis Casado, cuya orientación general es muy sencilla de entender, he añadido por mi cuenta algunas explicaciones a determinados conceptos manejados en su texto.

(1) Yolanda Sultana es una célebre pitonisa y tarotista chilena (en palabras suyas, “consejera familiar”). Su equivalente en España sería Rappel, el del tanga de leopardo, las gafas invertidas y las túnicas. De al seriedad de las predicciones de esta buena señora podemos hacernos idea en este vídeo.

(2) El Índice VaR (Value at Risk) se emplea para medir el riesgo de mercado en una cartera de inversiones de activos financieros. Mide la probabilidad de una pérdida de precios de mercados en una cartera de valores dentro de un período de tiempo establecido. Tiene, entre otros, los siguientes usos: gestión del riesgo, medida del riesgo, control financiero. Es un índice muy cuestionado, hasta el punto de que hay quien lo considera pura “charlatanería”.

(3) Trader: chamarilero de productos financieros. Especulador. Actúa en el corto plazo.

(4) Trucho (en Chile, Argentina o Uruguay): falso, fraudulento, ilegal.

(5) AFP: Administradoras de Fondos de Pensiones. En el Chile del golpe de Estado pinochetista, se hicieron los primeros experimentos neoliberales de los Chicago Boys de Milton Friedman. Una de sus hazañas fue sustituir las pensiones públicas por fondos privados de pensiones, que han constituido una auténtica ruina para millones de pensionistas chilenos. Ello no ha parecido importarle un pimiento a los sucesivos “gobiernos democráticos”, que llegaron tras la dictadura, incluidos los de la “socialista” Bachelet, que se ha limitado a parcheos de este sistema. Esta basura financiera sigue operativa y arruinando familias. En 2016 se realizaron gigantescas manifestaciones contra las AFP y por la vuelta a un sistema público de pensiones.

(6) FED: Federal Reserve System. Comunmente se la denomina Reserva Federal. Es el Banco Central de los Estados Unidos que, por cierto, no es público sino autónomo del gobierno, privado y controlado por los principales banqueros del país. El sueño húmedo de un liberal.