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12 de mayo de 2016

ESA “COSA” A LA QUE USTEDES SE NIEGAN A LLAMAR “REFORMISMO"

Por Marat

1.-Marco general:
Conviene aclarar de qué hablamos cuando lo hacemos sobre el reformismo. A estas alturas debiera estar claro pero parece que la ideología dominante y la renuncia ideológica han hecho todo lo posible en su ceremonia de la confusión.

Hay reformistas que, para quitarse de encima la acusación de serlo, se la traspasan a otros, que no lo son. Se lo llaman a sectores desgajados de la derecha capitalista más salvaje, a esos que se autoproclaman de centro, concepto que existe en el mundo físico pero que no existe, por más que se empeñen algunos, en el mundo político y económico. Son los mismos que llaman reformistas a los que se sitúan programáticamente en la transparencia y la regeneración, en ambos casos refiriéndose a la corrupción de las instituciones políticas por las empresas. Ello no es otra cosa que legalizar las mismas estableciendo una forma de dar carta de naturaleza a los lobbys del capital.

Para muchos marxistas, en cambio, el reformismo es equivalente a socialdemocracia y/o keynesianismo. Aunque hay una confusión teórica-práctica grave en identificar ambas categorías como sinónimas (socialdemocracia y keynesianismo), estamos ya ante una acepción mucho menos errónea. Atajemos aquí la confusión tan habitual entre socialdemocracia y keynesianismo:

a) El keynesianismo se inscribe dentro de la teoría liberal y lo que parece contradecirle es sólo su carácter de cataplasma de urgencias para una situación extraordinaria que sólo funcionó hasta finales de los años sesenta del pasado siglo.

b) En cambio, la socialdemocracia de origen tuvo un programa obrero, bien que reformista, propio, que nada tenía que ver con el Keynesianismo (no había escrito Keynes su obra cumbre aún) y que no renegaba de la pretensión de ciertas formas de poder obrero. Que el segundo New Deal de Roosevelt, ya marcado por el keynesianismo, mantuviera su apoyo de la primera fase de reformas en y a los sindicatos USA no significa ni que el keynesianismo ni que Roosevelt y sus planes para atajar la crisis económica norteamericana tuvieran algo de socialistas, ni siquiera de socialdemócratas. Simplemente la administración USA bajo su mandato necesitaba alianzas políticas y sociales para remover inercias del poder de las grandes corporaciones.

c) En cualquier caso, debemos admitir que la socialdemocracia, tras Bretton Woods, abrazó el keynesianismo como su modelo económico y, a pesar de que la crisis capitalista ha demostrado que ya no hay lugar para tales recetas económicas, sigue ceñida a ese muerto porque le espanta volver a Marx.

El problema está en cuando entramos a definir qué es socialdemocracia. Aquí nos encontramos con un concepto que para muchos puede parecer perennemente fijado en la Historia, pero que en gran medida tiene que ver con la pereza intelectual de quienes manejan el término socialdemocracia o socialdemócrata y que, en mucho, señala el deseo acusar de tal cosa sin ser, a la vez, acusado de ello.

La socialdemocracia es un término histórico con un comportamiento dialéctico, en el sentido marxista del término. Los seguidores de Louis Blanc acuñaron el término. Marx en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” explicaría el significado del concepto:

A las reivindicaciones sociales del proletario se les limó la punta revolucionaria y se les dio un giro democrático; a las exigencias democráticas de la pequeña burguesía se les despojó de la forma meramente política y se afiló su punta socialista. Así nació la socialdemocracia”

Marx y Engels llegarían a militar dentro de la socialdemocracia de entonces porque, a pesar de todo, presentaba un grado de organización de los trabajadores que hasta entonces no se había dado. Pronto se encontrarían con los Lassalle, los reformistas de las Trade Unions británicas, los prohudonianos de última etapa, con personajes como Bernstein, a quien Engels debió vigilar de cerca sus veleidades gradualistas (cambios paso a paso, no de modo revolucionario), el cuál destapó todo el tarro de sus esencias a la muerte del revolucionario alemán, porque antes no se atrevió a hacerlo, o socialdemócratas como Kautsky o Plejanov, a quienes Lenin denunció por lo que representaban como involución dentro del movimiento socialista.

Tras la muerte de Engels, 12 años posterior a la de Marx, la socialdemocracia, que ya en el Programa de Gotha se había adentrado en una senda que abandonaba los principios revolucionarios, apenas reorientada por un Programa de Erfurt que había caído en la “democratitis” (algo muy distinto a la democracia), se iría convirtiendo en cómplice del capitalismo internacional y nacional de sus países, lo que se demostró en la I G. M,, con el alineamiento socialpatriótico de los Partidos Socialistas (PP.SS.) a favor de la guerra, y provocó la escisión que daría lugar, tras la revolución soviética, a la aparición de los Partidos Comunistas.

Tras la II G.M. algunos partidos comunistas alcanzaron gran peso político, siendo especialmente importante el caso del Partido Comunista Italiano (PCI) y el del Partido Comunista Francés (PCF), que superaban en votos a sus competidores electorales “socialistas”. Y aquí, en la competencia electoral, en el “cretinismo parlamentario” pequeñoburgués, que asume las reglas del juego del capitalismo para poder jugar legalmente, estaba la primera piedra de toque de los futuros “nuevos socialdemócratas”. La doctrina de la “coexistencia pacífica” de Jruschov, que significaba en la práctica la renuncia a la expansión de la revolución socialista mundial y la entrada en escena de lo que se denominó como la política del “toma y daca”. La disolución de la Kominform fue una de las primeras consecuencias de la política de coexistencia pacífica.

En los años 70 el PCI y el PCF, junto con sus homólogos español, japonés y británico, entre otros, se embarcarían en la aventura “eurocomunista”, socialdemocracia en lugar de una socialdemocracia que estaba dejando de serlo y que no era otra cosa que la ambición “togliattiana” de convertirse en los nuevos PP.SS. de referencia, una ambición fielmente mantenida por Enrico Berlinguer. En el PCI la teorización del “compromiso histórico” con la Democracia Cristiana (D.C,), una vez demostrado que el “sorpasso” a la misma era insuficiente, acabaría 20 años más tarde en una coalición (El Olivo) de su partido heredero (ya no se llamaba comunista) con los restos de la disuelta D.C., resultando elegido el democristiano Prodi como Presidente del Gobierno. Hoy, tras el paso por otra mafia política distinta a la democristiana, que heredó su lugar “centrista” (los diversos inventos políticos de Berlusconi), la resultante de verdes, democristianos y socialdemócratas excomunistas ha dado lugar al gobierno del Partito Democratico, dirigido por el democristiano Mateo Renzi, también secretario general de este partido. Esto de enamorarse de un partido (del PCI por parte de la dirección y los militantes del PCE) por el número de votos que logra acaba siempre en el oportunismo reformista.

Si el “socialista” Mitterrand se dedicó en su primer gobierno a hundir a un PCF socialdemocratizado en el pacto con el “programa común de la izquierda” y en el segundo a convertir a su partido en social-liberal, Tony Blair demostraría en sus dos gobiernos que era capaz de no mejorar a la señora Thatcher en su política antiobrera y de ser un asesino en Irak junto a Bush jr. y Aznar.

Y a partir de aquí, el resto de gobiernos “socialistas” se irían haciendo más y más social-liberales y los PP.CC. provenientes de la III Internacional, con la excepción del KKE y, parcialmente del PCP, que tolera a un gobierno social-liberal de austeridad en Portugal, socialdemócratas.

Allá donde los partidos comunistas socialdemocratizados o no, pero insuficientemente poderosos como para poner en jaque al poder del capital no eran capaces de tumbar a la exsocialdemocracia, luego social-liberalismo, aparecieron los trotskistas del Secretariado de la IV Internacional y sus alianzas: Syriza, con su parte exKKE y mucho trotsko, el Bloco de Esquerra (una alianza de trotskismo, maoismo y “alternativismo” antiglobalización) e Izquierda Anticapitalista (trotskismo light sin conexión con el movimiento obrero e integrado en el alternativismo). Éste último daría lugar a la columna vertebral de los primeros adherentes ciberactivistas de Podemos.

En esta etapa, el reformismo proveniente del mundo de los liberados sindicales que constituyen la “aristocracia obrera” y de los cargos públicos, ambos profesionalizados, se ha ido produciendo una nueva sustitución, está con un mayor grado de desconexión con la clase trabajadora, al desplazarla fuera del escenario histórico como fuerza transformadora de la sociedad y reemplazarla por los apetitos de una clase media real o figurada que reacciona ante el temor a la pérdida de su “status”. Los sectores más jóvenes de esa clase social son los que han tomado el relevo del viejo sindicalismo de concertación para revindicar los “buenos tiempos”. En su discurso no falta el elitismo de fondo de quien desde una perspectiva meritocrática cree merecer un destino mejor que el que le toca sufrir a los jóvenes pertenecientes a la clase trabajadora. Y desde tal posición se han erigido en los paladines de un supuesto cambio que, en el mejor de los casos, lo sería para unos cuántos miles de ellos que pasaran a engrosar el papel de burócratas político-institucionales.

La socialdemocracia es conciliación de clases con la burguesía, modelo gradualista, que nunca llega a un fin de transformación social,se apoya en una idea de "cambio" a través de las instituciones políticas, tiene una visión neutral de la naturaleza del Estado, actúa como paliativo de algunas lacras del capitalismo sin platearse acabar con él,… Pero es dinámica. No permanece siempre en los mismos partidos. Los distintos agentes que el capital ha empleado para darse una alternativa “progresista” de dominación de clase (ex socialdemócratas reconvertidos en social-liberales, excomunistas y pseudoizquierdistas transformados en socialdemócratas) se reemplaza para llevar el agua al mismo molino:

a) la desmovilización de la clase trabajadora,
b) el ciudadanismo como disolución del antagonismo capital-trabajo,
c) el pacto social, que ya ni quiere ni necesita el capital,
d) la “democracia”, en lugar del socialismo, como curalotodo del empobrecimiento que el capital produce a la clase trabajadora,
e) el protagonismo de la clase media como mensaje en el que se centran los politicastros, expresado en los términos mágicos de “ciudadanos” y “gente”, aunque esa clase media no lo es en las ¾ partes de los casos sino clase trabajadora.
f) la negación del carácter expropiador del trabajo por el capital bajo el término que lo esconde -la “casta”- ,
g) la negación de la condición de clase del Estado para colar el embuste de que gobierno es igual a poder y de que el no cambio en las condiciones de vida de las clases trabajadoras es un asunto de falta de voluntad política.

En definitiva, han infantilizado la política, convirtiéndola en un Juego de Tronos para espectadores que esperan, cómodamente, a ser salvados por el conjuro mágico del “Sí se puede” (cuando descubramos el qué será un día de fiesta, al menos nos habrán dicho “su” verdad). Ese fue el término que empleó el Emperador del mundo, Obama, en su día, para continuar con la farsa democrática para clases medias amenazadas de desaparecer, profundamente despreocupadas de la realidad que afectaba a otros que llevaban decenios descendiendo en sus condiciones de vida, hasta que ésta les golpeó a ellos en el rostro.

2.-Caracterización sociopolítica:
La base social de ese reformismo político, aunque no siempre sus votantes, se caracteriza por rasgos similares a la de los partidos y sindicatos mayoritarios europeos, curiosamente muy similares a los del progresismo político norteamericano y sus “movimientos sociales”.

Esta involución es de naturaleza ideológica y tiene que ver con varios factores:

a) El aburguesamiento desde hace decenios de las cúpulas políticas y de los sindicatos partidarios de la concertación social por profesionalización del cargo y cambio de su extracción social.

b) El aburguesamiento de sectores de lo que el marxismo denominó la “aristocracia obrera”, sectores de las clases trabajadoras mejor remuneradas y que durante los años en los que operó el keynesianismo en Europa vieron mejoradas sus condiciones de vida y nivel social mediante las políticas redistributivas y de protección social, que hace tiempo han ido acabándose.

En este proceso de derechización política y social en el que la vieja socialdemocracia se hace social-liberal y la mayoría de los PPCC, en compañía de la gran mayoría de la pseudoizquierda radical de raíz trotskista, se hacen reformistas y se socialdemocratizan, hay una relación dialéctica que se retroalimenta entre organizaciones políticas y sindicales y base social en la que ambas se sustentan. De tal modo que el parlamentarismo como meta real final y el pacto social crean una base ideológica de consenso y consentimiento en el sistema capitalista, mientras el aburguesamiento de amplias capas de la población crea en las organizaciones una actitud de acomodamiento y de renuncia a ser vanguardia transformadora, limitándose a pastorear voto político y la afiliación a los grandes sindicatos, que van siendo cada vez menos grandes. En el caso de la representación política se producen sustituciones en cuanto a qué partidos lideran el reformismo, aunque en esencia no cambie nada, sólo las máscaras de la farsa. El reformismo de los tiempos modernos es una carrera de relevos en la que las marcas políticas se van pasando el testigo para mantenerlo y servir, mejor así, al viejo capitalismo en crisis.

Tras el inicio de la crisis capitalista en Europa (llega al continente en 2008, aunque se inicia en el cuarto trimestre de 2007 en USA), las primeras reacciones sindicales contra el inicio de políticas antisociales de los diferentes gobiernos europeos (incluyendo los social-liberales), no se producen hasta 2009 (Francia), 2010 (en España y Grecia), 2012 (Italia).

Lo cierto es que esas huelgas apenas han logrado cambiar el signo de las medidas políticas de “austeridad” ni apenas han generado acumulación de fuerzas.

Tantos años ideología dominante de la burguesía, de renuncias y ausencia de lucha ideológica por las organizaciones obreras, de pacto social, de parlamentarismo burgués, de ausencia de trabajo de base, conjugado con el terrorismo empresarial y la “esperanza” en que la crisis capitalista escampe algún día, junto con la práctica inexistencia de organizaciones revolucionarias, han producido las derrotas sucesivas de la clase trabajadora en el último decenio que, sin embargo, venían de mucho más lejos.

Hay que hacer una excepción en cuanto a la voluntad de resistencia. En Grecia, aunque las huelgas no han logrado revertir las medidas del gobierno Tsipras, sí que están construyendo conciencia de clase y de lucha, formando sentido de la importancia de la militancia y el compromiso, construyendo tejido solidario. No es ajeno el hecho de que estás huelgas, la última potentísima, estén dirigidas por un suprasindicato, el Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME), de orientación comunista, que coordina a multitud de sindicatos. Éste es el sindicalismo que marca la línea de lucha, por muchas diferencias de situación de la clase trabajadora en los distintos países de la UE que existan pero que acabarán igualándose a la baja.

Quienes tienen un profundo desprecio mal ocultado hacia la clase trabajadora dirán: ¿”Y de qué ha servido tanta huelga?” Son los mismos que en Agosto de 2011 hablaban de convocar huelgas sin sindicatos. "Bastante más que agitar las manitas en las plazas", podríamos contestarles. El resultado tras sus “movidas” transversales acabó en España un tiempo después en una gran desmovilización y en un nuevo fetiche: el de cambiar las cosas por el voto. Cabría preguntarles cuántos casos más como el de Syriza necesitarán para ver lo que da de sí el voto. En España parece que hasta que el triunfo y gobierno de la confluencia, unidad popular, paella valenciana, “gobierno de cambio y de progreso”, o como quieran llamarle cada uno de los socios al engendro, no se produzca y sus medidas no se apliquen -incluidos los 20.000 millones de € en recortes que les exige la UE- no quedará satisfecha la respuesta que necesitan recibir de los hechos. Cabe entonces interrogarse: una vez que han votado reformismo mezclado con reaccionario peronismo, si se desilusionan, ¿qué pedirán entonces? ¿Un salvador? De momento, ya se galvanizan con uno que se cree tal y lleva coleta.

En cualquier caso, a estas alturas debiera resultar bastante obvio que lo que representa la CES (Confederación Europea de Sindicatos) y sus organizaciones miembros (CCOO, UGT, CGIL, CISL, UIL, CGT Francesa, CFDT, etc.) es paz y diálogo sociales, mantenimiento dentro de la UE y, en general, todo aquello que se opone a que la clase trabajadora rompa sus cadenas con el capital. Y eso por mucho que la CGT Francesa ahora parezca radicalizarse un tanto (Ley El Khomri). En realidad las huelgas generales de este tipo de sindicalismo sólo tienen un objetivo: garantizar la continuidad como liberados de quienes ocupan sus estructuras de dirección, asegurándose la continuidad de sus sindicatos en las mesas de negociación. Una vez logrado esto, vuelven a la mansedumbre. El ejemplo de las huelgas generales de UGT y CCOO estos años, sin continuidad en las luchas, es palmario. La única garantía de éxito de las mismas era el sostenimiento en el tiempo de la movilización mediante un plan bien articulado y de alcance europeo y no una eurohuelga que, por falta de acuerdo entre los convocantes, acabó convertida en una manifestación de burócratas sindicales con globos en Bruselas (2013)

Por su parte, la base social más activa de los sectores reformistas se dedica a agitar las redes sociales, consume un neolenguaje elaborado por nuevos gurús a sueldo de medios, fundaciones y grupos semiprofesionalizados en sus organigramas, se limita a manifestarse a fecha fija o en las plazas con un discurso y unos lemas enamorados de sí mismos y la exhibición de un “ego colectivo” (soy consciente de que el ego remite al yo individual, tómese por tanto como licencia retórica) marcado por el autobombo y superávit de "momentos históricos". Fuera de eso, nada que señalar como relevante.

El nuevo reformismo es de carácter inmediatista. El aquí y el ahora son imperativos de sus programas. Aquí y ahora que no pasan de exhibir un mero antineoliberalismo y, en el más radical de sus pronunciamientos, un anticapitalismo que no define cuál es su propuesta de sociedad. Con revertir parte, no todo de las medidas antiausteridad se conforma. Donde gobierna (Syriza) las incrementa con saña. Con mala conciencia y dolor de su corazón dirán ingenuos y cínicos a coro. Y este discurso lo reproducen sus bases.

Criticar el inmediatismo no significa no comprender las necesidades inmediatas de la clase trabajadora, sus incertidumbres vitales y problemas que, en muchos casos, son de pura supervivencia material. Muchos militantes comunistas las sufrimos en nuestras propias carnes. Pero tras el aquí y ahora se esconde la aceptación de las políticas de programa mínimo que, no alcanzando a ser siquiera migajas cedidas por el capital, a la primera de cambio en que las cañas se les vuelven lanzas en su contra, entran en las rebajas posibilistas y acaban haciendo justo la política contraria a la que decían iban a realizar, por moderada que esta fuera. Lo más escandaloso es cuando su venta a saldo de principios ideológicos y programas se hace, no desde el gobierno, sino para ganar unas elecciones.

El trabajo lento, oscuro y callado, la formación política de la base social, la lucha ideológica, la construcción de tejido militante, la creación de organización que no reniegue de su identidad de clase trabajadora, la conciencia de que sin violencia revolucionaria no caerá el sistema de dominación burgués son, para estos sectores y partidos, ideas desfasadas, fanatismos, “ranciedumbre”. Llamativamente la reideologización del pensamiento que genera “lo nuevo” (a veces tan viejo como el peronismo) provoca estados casi catárticos y espasmos de entusiasmo muy cercanos a la secta entre los fieles a esta “ilusión” colectiva.
c) Una labor de penetración ideológica, financiamiento, cooptación de líderes y patrocinio de los sectores reformistas por parte de fundaciones globalistas, think-thanks y organizaciones pantalla de los sectores liberales que han podrido de arriba abajo a partidos, sindicatos y “movimientos sociales”, proyectos ciudadanistas e interclasistas, grupos antiglobalización y de la socialdemocracia real actual.

Sobre el último punto que acabo de señalar quiero explayarme especialmente con un número lo bastante extenso de datos como para que cualquier acusación de conspiranoia demuestre que quien la hace responde simplemente a la mala fe y al consignazo propio del reformista que, al carecer de argumentos, se limita a pretender desacreditar y desalentar la lectura simplemente desde el recurso a un término infamante.

No voy a dedicarle apenas tiempo al mundo del 15M, prácticamente desaparecido tras el 15 de Octubre (15-O) de 2012, ya que lo hice sobradamente a lo largo de aproximadamente año y medio

El 15M fue lo que fue y sirvió para lo que sirvió como movimiento pretendidamente “espontáneo” que no fue otra cosa que dar voz a la clase media, real o falseada, en lugar de a la clase trabajadora, sembrar la ideología ciudadanista, interclasista y de conciliación de clases (teoría del bien común), dejar un rescoldo de pesimismo y pasividad tras su fracaso, fuera de los permanentemente “ilusionados”,  e instaurar una involución en ideológica en unas “izquierdas” que ya estaban maduras para ello.

El 15M era un bucle de ida y vuelta permanente desde el reformismo socialdemócrata al ciudadanismo y desde éste a una nueva socialdemocracia reconvertida en los que ahora “si les representan” (Podemos)

Ahora nos vuelve otro 15M, el francés, con nombre propio, “Nuit Debout”. Sobre este movimiento escribí un breve artículo (alguno hay) no hace mucho. La traducción más correcta del nombre de este movimiento al castellano es “Noche en pie”, la cuál es muy indicativa del rasgo sociológico más sobresaliente del mismo: estudiantes y pequeña burguesía que se pueden permitir el lujo de echar unas horas discutiendo de lo divino y de lo humano, más algunos parados despistados que se han ido alejando de un ambiente tan exquisito. La clase trabajadora, en cambio, no puede estarse hasta las 4 de la mañana todos los días, hora pactada con la policía parisina, porque al otro día trabaja.

Un periodista nada sospechoso de derechista, Rafael Poch, o cuando menos no más que ellos, señalaba hace pocos días en un artículo muy interesante sobre Nuit Debout titulado “El 15-M francés: entre el agotamiento y el "gauchisme"”, lo siguiente:

A falta de base social el movimiento parece estar cociéndose, cada vez más, en la vieja salsa de un tradicional izquierdismo parisino, en el peor sentido, leninista, de la palabra. En su Enfermedad infantil, el revolucionario ruso definió el izquierdismo como un radicalismo que corta el vínculo con las masas e impide al movimiento social implantarse (…)

En la plaza los discursos tienden frecuentemente a una poesía enamorada de sí misma. La importancia del momento es loada continuamente. “¿Cual es el objetivo de Nuit Debout?”, se pregunta François Ruffin, el periodista de Amiens y autor del documental Merci patron, que fue el primero en proponer en febrero ocupar un lugar público. “¿Se trata de combatir la reforma laboral y su mundo, o de inventar una democracia pura en 2.500 metros cuadrados en el corazón del París de los burgueses-bohemios?”. Ruffin ha insistido desde el principio en resaltar la importancia del nexo con el mundo del trabajo. “Mi propósito era trasmitir la palabra de las cajeras de supermercado de provincias, a los parados de Forêt-en-Cabrésis y a las asistentas a domicilio de Poix-du-Nord, de toda una Francia periférica invisible y olvidada, y la paradoja es que la Nuit Debout aún los está ocultando más en beneficio de los de siempre”, dice. El movimiento necesita una victoria contra la ley laboral –contra la que ayer hubo una nueva manifestación, coincidiendo con el inicio de su discusión en la Asamblea Nacional– para demostrar la utilidad de su bella energía, dice Ruffin que se queja del “perfume antisindical” que se respira en la plaza; “los sindicatos no son suficientemente cool, ni jóvenes, ni nuevos”, dice.

Acogido con gritos de “¡Huelga general!”, el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, ha explicado en la plaza que una huelga general no se improvisa a gritos sino que se decide en las empresas, algo que hay que currarse. La CGT apoya una huelga de ferroviarios que el 18 de mayo podría paralizar el transporte, pero este fin de semana la plaza se preparará para otra cosa: el Global Debout del 15 de mayo, con la perspectiva de un “movimiento social transnacional”.

Hasta aquí nada nuevo respecto a lo que fue el 15M en sus primeros momentos de efervescencia, comisiones de espiritualidad, paz, amor y mala poesía de los creadores de neolenguaje y frases al estilo anarcoide, que no libertario (eso es una cosa más seria) del Mayo francés, tan idealizado por la misma clase social de antaño y de hoy.

Y es que el funcionamiento, asesorado por miembros del Círculo Podemos París, es una copia del 15M español hasta en los ínfimos detalles, tales como los códigos de las manos para hablar en las asambleas, como puede apreciarse en la siguiente fotografía


O bien en un cartel ya emblemático en los medios que están divulgando la “gesta” de Nuit Debout que no es muy diferente de otros carteles del 15M, como podrán comprobar en la imagen de abajo


El cartel en francés es reaccionario porque acaba por no cuestionar al capitalismo. El cartel español lo es también porque, al no relacionar la crisis con la naturaleza del capitalismo como modo de expropiación a los trabajadores, bastaría con que los capitalistas fueran honestos y de buen corazón para que viviéramos en un mundo mágico y feliz.

En realidad, llámese 15M, Occupy o Nuit Debout, este movimiento es una franquicia.

Este tipo de “relatos”, como apunté con anterioridad, vienen diseñados desde fuera de la propia protesta social y se consumen por proximidad ideológica de los jóvenes y no tan jóvenes burgueses que juegan a rebeldes, liderando protestas que se agotan en un mensaje autorreferencial, y por la flagrante ignorancia y desclasamiento del resto.

No debe de sorprendernos entonces que aparezcan alrededor de Nuit Debout algunos apoyos externos un tanto sospechosos. Me refiero a la noticia de Le Monde que, en su sección dedicada a África se titula: “Quand la françafrique passe la NuitDebout, place de la République” . Si en el enlace que les acabo de poner buscan ustedes en la columna izquierda de la página, encontrarán quiénes son los socios de Le Monde en su sección Afrique.

Imagino que a estas alturas ya sabrán ustedes quiénes son Bill y Belinda Gates. Espero que les suene también George Soros. Este filántropo por la noche, promotor de revoluciones de colores, arruinador de la libra esterlina, de los tigres asiáticos y amigo del Plan B de Varoufakis por el día.

Se preguntarán porqué razón Le Monde, en su sección África, con los patrocinadores que les he mencionado, iba a publicar un artículo de estas características sobre Nuit Debout. Muy sencillo: porque Nuit Debout sociológicamente no ha salido de los barrios centrales de París, donde viven los “bo-bos” (burgueses-bohemios) y apenas han penetrado en las banlieues, en las que viven inmigrantes e hijos de inmigrantes norteafricanos y subsaharianos, los cuáles no se sienten representados en las flash-mob y performances de este movimiento. Y, “casualmente”, tanto la Fundación de Bill y Melinda Gates como la Open Society Foundation de Soros tienen mucho interés en hacer una labor de captación de líderes comunitarios desde hace años entre estos colectivos africanos, como lo demuestran editorialmente en sus webs y en inversiones en “iniciativas” y “ONGs” en esta zona del mundo. A pesar de ello, Nuit Debout sigue teniendo menos que escaso éxito entre los habitantes de las banlieues.

Por cierto, el señor Varoufakis, “alma mater” del reformista (una especie de Syriza 2 a la Europea) Plan B para Europa, del que últimamente ya no oímos hablar, y una parte de cuyos miembros tienen conexiones con fundaciones globalistas ligadas a las élites mundiales capitalistas, como se demuestra en el enlace anterior, también hizo su aparición por la Nuit Debout, como uno de sus oradores.

¿Les suena a ustedes el puño de Otpor, una organización empleada por el complejo “asociativo” de Soros para la destrucción de Yugoslavia? Pues se lo pueden encontrar en la Nuit Debout, como antes estuvo en el 15M y en tantas revoluciones de colores.


Por si no lo saben, no todos los puños de Otpor fueron éste


Otpor ha empleado otras versiones de puño


No deja tampoco de ser llamativo que Mediapart, vinculada al ICIJ (Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación), entidad financiada por la Open Society Foundations (OSF) de George Soros, que dio a conocer los Panama Papers, sea la publicación digital que con más ahínco no ya informa sino que promueve las actividades de Nuit Debout.

Pero no es el señor Soros el único amigo de Nuit Debout ¿Imaginan ustedes que la Unión Europea o más concretamente que el Parlamento Europeo sea un patrocinador de Nuit Debout a través de programas de radio?

¿Han oído ustedes hablar de Europhónica? Es una radio comunitaria de la UE para jóvenes universitarios, cuyo principal financista es el Parlamento Europeo.



Pues bien Europhonica, el 14 de abril pasado promovía a Nuit Debout en su página de facebook, presentando para hablar de ello a un burócrata de Podemos en Bruselas


Dentro de las radios que promueven a la Nuit Debout pueden encontrar ustedes Radio Campus France ligada también al Parlamento Europeo.


La programación de Radio Campus France era el 24 de Abril pasado la siguiente


¿Les parece a ustedes que un movimiento que cuenta con apoyos de la Fundación Melinda y Bill Gates, de las fundaciones de George Soros, en el que aparece el puño de Otpor, que recibe cobertura del Parlamento Europeo a través de sus radios, de verdad van a cambiar algo sustancial? Ojo, que no les hablo de hacer una revolución socialista

Si ustedes desean conocer más conexiones extrañas de Nuit Debout les invito a leer también un largo pero muy interesante artículo titulado “Nuit Debout: las sombras de “la revolutión””.

Debiera ser sospechoso cómo la prensa del capital europeo, incluido el español, ha dado relevancia a Nuit Debout, si es que su proyecto es tan avanzado. Pero no lo es.

A pesar de todo, como el 15M en su día, Nuit Debout es un soufflé que se está desinflando. En la Plaza de la République apenas hay unos cientos de personas en las últimas noches y el movimiento se ha extendido ya hasta dónde podía hacerlo.

Puedo equivocarme, como otras veces lo he hecho, pero creo que el llamamiento “Global Debout” para el 15 de Mayo, que pretende celebrarse en 500 ciudades del mundo, y de paso resucitar al 15M, será más bien un fiasco, con algunos destellos locales y el principio del fin de Nuit Debout, como el 15-O Mundial de 2012 fue el canto del cisne para el 15M. Más allá de la exhibición de un narcisismo colectivo, este movimiento carece de proyecto concreto y es pura retórica de juego de artificio de pequeños burgueses jugando un ratito a hacer performances “revolucionarios” a lo comandante Marcos pero con una ideología bastante más retrógrada.

Quizá por ello, recientemente Podemos se ha desvinculado como organización, cuando inicialmente había apoyado el "Global Debout" en España, siguiendo las movilizaciones que hará el 15M, aunque dice que sus militantes acudirán. ¿Imaginan que, si se vincula más de lo que ya lo está esta movilización con el partido morado y es un fracaso, esto pueda tener una lectura en clave electoral? Yo creo que ellos ya lo han pensado.

3.-Apéndice político en clave española
Diré muy poco sobre esta cuestión porque el “parlamentarismo de plató televisivo” al que han reducido sus tratantes la política nacional cada vez me interesa menos y se me hace tan trabajoso hablar de ello como a Sísifo subir eternamente la montaña cargado con una enorme piedra.

De un marco político de apariencias en el que todo es simulacro, mentiras, venta del programa a tanto el escaño posible, enredos y dimes y diretes que tan poco interesan a muchos de los que vivimos afectados por los golpes que nos propina el capital y sus gobiernos con la disculpa de la crisis, sólo los ingenuos y las cheerleaders de la política pueden esperar cambios reales que superen los de los actores que han de aplicar las políticas de dominación del capital.

Ignoro si la repetición de las nuevas elecciones traerá un nuevo "impasse" y se vuelva a unas terceras. Sinceramente me importa un carajo. No voté en las anteriores, como he hecho muchas veces porque sé que, salga el partido que salga, sólo cambiará el collar de nuestros perros guardianes, así como la mejora de sus fortunas personales. En un contexto en el que la crisis capitalista ha convertido al llamado “poder” político en una gestora de juegos de simulación de quienes aceptan sus reglas (todos los que tienen posibilidad de sacar al menos un escaño), imaginar otra cosa es engañarse uno a sí mismo. El partido, coalición o amalgama de coaliciones que le toque gobernar correrá presuroso a Bruselas para recibir las nuevas tablas de ley de recortes por un equivalente, en estos momentos, de otros 20.000 millones de euros. Y no se me diga que España no es Grecia porque Bruselas sí que es Bruselas, lo que le corresponde como buen guardián de los intereses del capital europeo, y aquí nadie se sale del redil ni se le mueve un pelo de la ceja sin su permiso, que no lo da.

La salida a este atolladero no vendrá jamás de “otra Europa posible”, ni de plan B o C, ni de Cristo que lo fundó, sino de descomponer la UE, como tampoco de las urnas (salvo para los que tienen una por cabeza y no imaginan otro camino) sino de una revolución social con proyecto de sociedad socialista, con organizaciones de clase al frente de la misma. Eso o no vendrá de ningún lado y seguiremos consumiéndonos, como la rana en la olla a la que se va subiendo lentamente la temperatura para que no aprecie el cambio de la misma y se acomode a ella hasta que, perdido el sentido, se achicharre.

Que IU haya entrado en el juego de la confluencia sólo ha podido sorprender a los ilusos. Su naturaleza socialdemócrata de origen, la condición de profesionales de la política de sus dirigentes, su base afiliada, sólo minoritariamente militante, la falta de formación marxista de sus miembros, que no les permite reconocer lo que su organización es en realidad, el patriotismo borreguil de partido de quienes aceptan lo que salga como mal menor, su deuda electoral, la asfixia por fases a la que le ha sometido la secta podemita desde fuera y los podemizados de ocasión desde dentro, abocaban a ello.

Toda la rebelión interna se ha basado en mantener las siglas de IU. Si éstas se salvaban, la reserva hacia el peronismo podemita era ya insignificante. Ningún dirigente supuestamente crítico (incluido su coordinador general, que pinta menos que la Tomasa en los títeres y se ha cubierto de indignidad con su silencio) se opuso abiertamente a esa confluencia. Es llamativo que los dirigentes de la declaración de Zamora, llamados luego “IU sí con más fuerza” no hiciesen un llamamiento al NO en los dos referendos convocados. A lo sumo alguno ha planteado la abstención. Es significativo que el más reformista de todos ellos, Gaspar Llamazares, sea el único que más resistencia ha hecho a la confluencia con Podemos. Eso sí, sin plantear abiertamente el NO, quizá porque ha sido traicionado por la dirección de Izquierda Abierta, su partido integrado en IU.

La enorme abstención en el primer referéndum sospecho que tiene más de desconexión de hace tiempo de IU con su base y de que la afiliación real es mucho menor que la oficial, que como una forma de mostrar el descontento. Sabedores de que sólo computaba el SÍ y el NO, la abstención, por tramposa que fuera la pregunta en el marco de unas negociaciones que ya se estaban produciendo y sin que se aclarasen cuáles eran los términos de la misma, resulta sospechoso que no se desagregase en los resultados presentados el número de votantes afiliados y el de simpatizantes y qué había votado cada uno. Probablemente porque hubiera mostrado lo menguado de las filas de IU, quizá muy por debajo de los 20.000 afiliados oficiales.

Sólo los expulsados de IUCM están recogiendo firmas para oponerse a la confluencia con Podemos en ese segundo referéndum, pero las habas ya están contadas y el paso dado es irreversible.

En este abrazo del oso, IU será tratado como La Marea Gallega (de portavocía operante nada), incluído en el grupo parlamentario de Podemos, con el mantenimiento de la portavocía por su secretario general y führercito, Pablo Iglesias. A Alberto Garzón, sólo si se porta bien, que lo hará porque le va en su convicción y en su personalidad, le dejarán de vez en cuando subir a la tribuna para hablar de algo menor. Y no vale que se ponga el ejemplo de “En Comú Podem” porque el eje catalán de la confluencia tiene para Podemos mucho más peso que los 900.000 votos de IU. ¿Recuerdan ustedes lo que pasó con el asunto de formar grupos propios de las organizaciones coaligadas en el Congreso? ¿Por qué iba a pasar ahora algo distinto? ¿Acaso iba a tener Garzón la valentía de hacer lo que hizo Compromís? No lo creo.

Si va en las listas con nombre propio, dentro de la lista general al Congreso de la confluencia, lo más probable es que sean las de UP (Unidad Popular) ese engendro que se sacó de la manga Garzón. Y es que UP es su nueva marca para deshacerse de IU, que se comerá su deuda, e ingresar con sus huestes en Podemos, al estilo de como hizo Tania Sánchez con su minipartidillo de bolsillo, para integrarse con unas ciertas garantías de cargo importante.

El invento ese de que IU mantendrá su propio programa, al margen del programa común con Podemos es una mentira indigna que tiene sólo un fin: intentar justificar ante su público su renuncia en el programa común a defender el NO a la OTAN, las nacionalizaciones y la República.

Pero todos sabemos que el programa común sólo es posible si se renuncia al propio. ¿O que va a hacer IU, votar con Podemos en cuestiones de aceptación del capital, la Monarquía y los compromisos militares con la OTAN, que afectan, por ejemplo, a cuestiones como los Presupuestos Generales del Estado y plantear iniciativas individuales como IU en el Congreso sobre salida de la OTAN, República o nacionalizaciones ? ¿Alguien se cree esa esquizofrenia? ¿Creen acaso que un programa común que deja fuera tales cuestiones -es decir, que acepta la OTAN, la Monarquía y las nacionalizaciones- iba a permitir tal ruptura de la disciplina entre socios que, seguramente, estarán en el grupo de Podemos?

En cualquier caso, les dejo una comparativa entre ambos programas, el de IU y el del programa común para que ustedes juzguen hasta qué punto IU se ha vendido por un puñado de escaños, que cuando se concreten los lugares de salida y cuántos sacó Podemos en las anteriores generales en cada provincia, pueden ser como el cuento de la lechera.


Más allá del daño colateral que pueda hacer esta indignidad de IU y su próxima desaparición a la izquierda marxista y revolucionaria, en tanto que acta de defunción de una muerte que se inició en la misma noche de las elecciones europeas, al menos este hecho tendrá un valor clarificador: el de que la izquierda reformista sigue el camino de los reformismos que le han precedido hasta su consunción final.

Quien se sienta comunista no puede seguir ni un minuto más dentro de esa amalgama de oportunistas sin principios ni ideología. Debe tener criterio propio, desengañarse de que sea posible revertir el proceso de IU, romper, por mucho que le duela con tal organización e incorporarse a los destacamentos de comunistas que se van formando en distintos puntos de España. Eso o ser un cómplice que calla y otorga.

7 de octubre de 2015

APRENDER A CAMBIAR DE HOJA EN EL CALENDARIO COMUNISTA

Por Marat

Las elecciones generales de Diciembre traerán por anticipado el definitivo ”invierno del descontento” (Ricardo III. W. Shakespeare) de varias generaciones de personas que se autodefinen como comunistas dentro de un partido cuya metástasis se ha extendido más allá de su marca electoral y que, precipitado en su agonía terminal por el golpe de gracia de la combinación de agentes internos y externos, ha sido incapaz de comprender que su tercer y último acto no es sino la carta de defunción de un proceso que viene de muy lejos y que tiene que ver con la enorme distancia entre el nombre del partido, por un lado, y su teoría y práctica por el otro.

Un partido que quiso alcanzar electoralmente las cotas de representación electoral de su desaparecido hermano, en siglas y en reformismo, italiano y que ahora da sus últimas boqueadas sin haber logrado travestirse con éxito para alcanzar sus dirigentes las ansias de gobierno, que no poder, de aquellos que durante tantos años fueron su modelo y aspiración parlamentaria.

Un partido que en el camino de la transición política perdió bandera de Estado, ruptura, identidad ideológica, desde muchos años antes proyecto revolucionario, sus mejores cuadros, a los que nunca reemplazó porque la formación política hubiera sido un obstáculo a su imparable camino hacia la nada programática y su inevitable pérdida de influencia social, la cuál ha sido paralela a la desaforada cooptación de su sindicato de referencia hacia las estructuras corporativas de un Estado del Bienestar en extinción.
Un partido que un día tuvo 200.000 afiliados, que no militantes, y hoy apenas llega a los 10.000 cotizantes. Quien se adentre en las oficinas del Comité Central del partido en la calle Olimpo de Madrid sabrá que dicho órgano de dirección apenas se ha reunido 2 veces en todo 2015. Que 4 secretarias son las que coordinan telefónicamente su actividad, que en la práctica no existen comisiones tan trascendentales para un partido comunista como la de Internacional o la de Economía, por citar sólo dos de las que no operan. Un partido en fin cuya máxima institución teórica, la Fundación de Investigaciones Marxistas, languidece sin pena ni gloria. Un partido sin vida orgánica pero ya me contarán ustedes cómo uno se desdobla un lunes en la asamblea de una agrupación comunista y el miércoles en la asamblea de su coalición electoral y qué actividad con proyección política propia tiene la primera que no sea la de modular la velocidad de la voladura de su coalición para inyectar a algunos de sus dirigentes a sueldo en uno u otro lugar, o en ambos a la vez, en ese engendro desclasado de “la gente”.

Hace bastantes años un hoy ex coordinador general de la marca comercial de dicho partido que operaba –digo en pasado- en el supermercado electoral, siempre enamorado de su propia pedantería rimbombante dijo una frase que él mismo ignoraba hasta qué punto llegaría a ser profética: “algún día el alma inmortal del PCE transmigrará en Izquierda Unida”. Y muy posiblemente antes de 6 meses ambas serán enterradas juntas.

Las organizaciones políticas, como los productos y las marcas en las sociedades capitalistas, responden a los principios de la biología: nacen, crecen, se reproducen (casi siempre por mitosis) y mueren. Esto le ha pasado ya al PCE, sólo que muchos de sus afiliados aún no lo saben.

Hoy veo a militantes de una u otra formación o de ambas rechinar dientes, retorcerse de dolor ante lo que sucede, dividirse en 100 fracciones minúsculas cada una de ellas, enfrentarse unos con otros por defender las marcas mucho antes que los contenidos que fueron abandonados hace ya muchos muchos años sin que apenas se quejasen más que unos pocos, mientras iban siendo abandonados por miles en silencio o de un portazo, la mayoría hacia sus casas, muy pocos hacia otros lugares, a pesar de que muchos de quienes marcharon sigan sintiéndose comunistas pero perdidos como vacas sin cencerros.

El sentimiento de orfandad y de vacío de que quienes han hecho de la pertenencia a un grupo un sentido y/o una forma de vida es terrible, causa angustia, vértigo y profunda tristeza. Quienes hace ya muchos años conocimos aquellos sinsabores, al abandonar la falsa sensación de seguridad que da el sentido de pertenencia a un grupo, sabemos de ello. Muy pocos han comprendido en esta vida que el auténtico militante comunista sabe y debe autodisciplinarse y tener sentido de lo colectivo sin perder su  carácter de librepensador, rasgo indispensable para que un comunista, y cualquier persona más allá de cualquier ideología, no pierda el sentido crítico y sea capaz de comprender cuándo la herramienta es imprescindible y cuándo ha perdido su función y su condición de tal.

Abrazarse al ser querido que yace inerte y frío, abrazarse a un cadáver en descomposición no consuela ni da calor pero conlleva el terrible riesgo de la septicemia por contagio.
Hay un proceso de duelo inevitable. Incluso hay una necesaria etapa de descompresión que ha de hacer quien ha vivido muchos años bajo la forma de una visión de la vida muy condicionada por una militancia que la llena de sentido, en ausencia de otras cualidades que la enriquezcan-algo muy triste, por otro lado-; algo así como una desprogramación.

La frustración vivida por el fracaso de los proyectos colectivos, que tan a menudo se confunden con los personales, requieren de un proceso de introyección y de reflexión que permitan empezar a ver sin orejeras,  analizar qué ha tenido uno mismo que ver en ese fracaso, en qué medida no se ha sido corresponsable por acción o por omisión ante el mismo.

Sólo una profunda autocrítica de cada militante que se autodenomina comunista respecto a las políticas que ha aceptado disciplinadamente (mal entendimiento del centralismo democrático) dentro de su moribundo partido –Pactos de la Moncloa, aceptación y/o defensa de un sindicalismo de concertación en el que ha militado, pactos de gobierno de la marca electoral de su partido con los social-liberales sin lograr el cumplimiento de uno sólo de los puntos programáticos pactados, apoyos de su partido a la disidencia controlada de la revolución de color española que supuso el 15-M con su ciudadanismo, transversalidad, inclusividad, oposición radical a un discurso de clase y de lucha de clases y actuación como ariete antiizquierda, las políticas de alianza con las nuevas socialdemocracias representadas por los partidos del PIE y Syriza o los intentos de hacerlo en España con la involución podemita, fetichismo parlamentario, malas relaciones con los pocos partidos realmente comunistas que quedan en Europa, etc etc- podría permitirle entender qué ha pasado, cómo su partido ha llegado a su actual situación, decidir si desea ser parte de la reconstrucción de la idea comunista en España, volverse a casa a llorar impotentemente su rabia o acabar con Ángel Pérez a la cabeza en el Partido Socialista de Madrid, tras el pacto de éste con Rafael Simancas para ingresar en esa cosa que hace muchos años llamaron “la casa común de la izquierda”.

No suelo acudir al argumento de la traición como explicación de las derivas ideológicas actuales de las izquierdas y de sus prácticas políticas tan ajenas a lo que proclaman ser y pretender programáticamente. Advierto que cuando hablo de programa no lo hago en clave electoral sino en cuanto al proyecto de sociedad que los partidos dicen perseguir.
Como decía, el argumento de la traición no me parece lo bastante sólido para explicar las derivas ideológicas de las izquierdas hacia la derecha, el turboreformismo y su conversión en “izquierdas del sistema”.

Con frecuencia ese recurso oculta mucho más de lo que explica, funciona como apelación tranquilizadora para quien lo emite, por cuanto que presupone una perspectiva contraria a la llamada traición y se agota en sí mismo, sin llegar a desentrañar las auténticas razones de unas involuciones ideológicas y políticas.

La traición política ha existido desde siempre, desde los señores Vogt, hasta los agentes provocadores y los infiltrados, pasando por los dirigentes que se venden “no por el poco dinero que hace falta para comer, ni tampoco por el mucho que hace falta para ser libre. Lo hacen siempre por sumas intermedias: las que sirven para comprarse un coche más grande, o una casa, o una lancha motora, o cualquier otra de las mierdas a las que la publicidad reduce el horizonte vital de tantos cretinos”, como le hace decir Lorenzo Silva a León Zaldivar, personaje de “El alquimista impaciente”.

Pero eso no resuelve el interrogante de porqué sólo una parte de la militancia de dicho partido y de su marca electoral no reaccionan ante el proyecto de sus dirigentes de disolver en breve ambas organizaciones en nuevos engendros –porque hay varias alternativas a cada cuál peor- ciudadanistas, desclasados, antiobreros y derechizados, mientras el resto calla y quienes hoy vociferan sus cabreos –principalmente en redes sociales en plan taberna cibernética- callaron durante tantos años.

Una primera interpretación es que a muchos de los que reaccionan ante la destrucción de las siglas les importa muy poco el contenido ideológico porque si les importara no estarían en organizaciones socialdemócratas para las que sus interlocutores son Syriza pero no el KKE, en organizaciones parlamentaristas que sólo creen en la vía electoral para alcanzar el gobierno, que no el poder, cuyos interlocutores son vulgares socialdemócratas desvergonzados como los Melenchon, los Lafontaine o los Tsipras, y cuyas más “radicales” posiciones son el no al euro pero sí a la UE. “Otra UE es posible” dicen descaradamente, obviando de forma cínica que el euro carece de sentido sin la UE, que la UE es irreformable y antidemocrática de origen y que su génesis está en la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), lo que es capitalismo sin más.

No señores, la socialdemocracia no es el PSOE, que es social-liberal, cosa que prefieren negar para no admitir que la socialdemocracia de hoy son su partido y su marca electoral.
Estoy convencido de que muchos de ustedes se declaran comunistas por puro sentimentalismo (revolución rusa de 1917, revolución cubana, papel del PCE durante la guerra civil española) pero, si les hablan de dictadura del proletariado o de toma insurreccional del poder, un escalofrío de rechazo les recorre la espalda a la mayoría de ustedes, nos califican a quienes creemos en ello de radicales, nostálgicos, fundamentalistas o cualquier otra cosa parecida, casi como lo haría cualquier afiliado “izquierdista” del PSOE, de esos que creen que se puede ser marxista y militar en tal partido.   

El problema es que ustedes han sido educados o deformados durante decenas de años en la negación de lo que es el comunismo, en un trabajo político pensado para dar cobertura a sus grupos parlamentarios y en una lucha de masas de la que esperan recoger rápidamente réditos electorales antes que para educar a la clase trabajadora, crear conciencia de clase y acumulación de fuerzas. Sí, son una parte de ustedes muy luchadores, eso es innegable, pero luchan por sacar un diputado más, con esa perspectiva política. Tsipras y Syriza ya nos han demostrado para qué sirven los votos, los grupos parlamentarios y el gobierno cuando se aceptan las reglas del juego de la legalidad burguesa.

Por otro lado, muchos de los que callan lo hacen porque creen que así le prestan el servicio a sus organizaciones de no poner las cosas peor y porque gran parte de su afiliación es ya demasiado mayor como para quedarle fuerza alguna de rebelión ante ese estado de cosas.

Eso sin contar con los trepas de la dirección y de sus bases dispuestos a hacer carrera profesional dentro de las mil plataformas “en común” más o menos filopodemitas en las que ha estallado el confluying desnaturalizado y desvergonzadamente claudicante a la que les han llevado sus mediocres jefecillos.

No voy a negar algunas correctas posiciones mantenidas por su partido y su marca electoral como el apoyo a las huelgas generales o su posición ante el tratado de Maastrich pero cuando el otro día un viejo militante del PCE me hablaba del papel de su partido en la lucha contra la OTAN no puede evitar revolverme. Yo entonces aún compartía partido con ustedes. Y sé muy bien que las movilizaciones anti OTAN fueron principalmente obra de la extrema izquierda con organizaciones como el Comité AntiOTAN o la CEOP (Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifistas). La Mesa ProReferéndum no era otra cosa que una superestructura de notables, sin proyección social o réplicas locales de otras mesas. Eso sí, sirvió para que a partir de ella se creara Izquierda Unida con izquierdistas tan importantes como Ramón Tamames y su partidillo de bolsillo, los Carlistas o la secta del Partido Humanista. ¿Saben ustedes que en los Pactos de la Moncloa que su partido y su sindicato de referencia firmaron existía una cláusula por la que la izquierda se comprometía a no criticar al gobierno de la UCD por su convenio con los Estados Unidos sobre el uso de territorio español para el mantenimiento en él de bases militares USA y de la OTAN? ¿Entienden ahora por qué los primeros años de las Marchas a Torrejón su partido se negaba a apoyarlas?  ¿Entienden por qué al principio del movimiento antiOTAN el PCE se resistía a meter el tema de las bases porque decía que aquello dividía al movimiento? Por supuesto que lo dividía, entre aquellos que entendían que no se podía hablar de la OTAN sin hablar también de las bases militares USA en España y quienes aún atendían a pactos secretos respecto al asunto de las mismas.

Lo destruido ya no es reversible. Los muertos no resucitan. Quien diga creerlo una de dos, o bien es un idiota sin remedio o bien un cínico impenitente incapaz de tener la valentía y la honestidad de admitir su cooperación necesaria, por acción o por omisión, en dicha destrucción.

En cualquier caso, todos nos hemos equivocado alguna vez o muchas. Lo que convierte a una persona en general, y a un comunista en particular, en alguien valioso como ser humano y en parte de la solución a la ya larga crisis del pensamiento y del movimiento comunista español, europeo y mundial es su capacidad de análisis de la situación, de autocrítica y de voluntad sincera de corregir el rumbo errático.

Ello exige un gran esfuerzo de evolución personal por parte de quienes hoy están enterrados hasta la cintura en luchas fraticidas internas, atrapados en una cultura autodestructiva, en el resentimiento por los fracasos políticos y en el ensimismamiento en una actitud de plañideras que conduce a la parálisis y a la caquexia política, impidiendo a cada militante desplegar lo mejor de sí mismo.

Y conlleva, tras el análisis de la situación, un profundo ejercicio de humildad, que debe superar aquella cultura del nosotros somos el centro del mundo, porque hace ya muchos años que no es verdad, y la generosidad para volver a la lucha decididos a dar lo mejor de sí mismos.

Dejad que los muertos entierren a sus muertos. Pasad la hoja de un calendario que ya ha cumplido su ciclo. Aprended de Marx y Engels, que no sólo fueron unos extraordinarios pensadores revolucionarios sino agitadores y militantes políticos que, cuando comprendían que unas herramientas políticas habían dejado de ser útiles, se esforzaban en crear otras más eficaces y que superasen las inercias y vicios anteriores. Hoy eso significa reforzar aquello que intenta recuperar la identidad comunista y superar la mentalidad fraccionaria, cainita y sectaria pero también de cortos vuelos reformistas y, sobre todo y por todo, como buenos marxistas, revisar lo hecho hasta el momento, deshacerse de lo que no sirve y fortalecer lo que sirve. Eso o cocerse uno en su propia salsa en un ejercicio de masoquismo autodestructivo.  

Siento haber sido muy duro con ustedes y con sus organizaciones pero no me pidan que entone un panegírico respecto a las mismas, ni siquiera un responso piadoso, cuando ni ellas ni ustedes mismos dan ejemplo público de autocontención, mesura, sensatez y “buen rollo” sino que ventilan sus vendettas en plaza pública, atrapados en el interior de un cadáver del que no aciertan a salir. 

26 de enero de 2015

ALGUNAS REFLEXIONES DE URGENCIA TRAS EL ÉXITO ELECTORAL DE SYRIZA

Por Marat

No intenten ustedes buscar un discurso fuertemente armado ni ampliamente desarrollado en este texto. Ni ustedes ni yo conocemos tanto de Syriza como de cualquier partido español con cierto peso político.  De hecho, me llama la atención que una coalición de partidos que pretende ser un revulsivo anti-Troika para los pueblos del sur de Europa carezca de versión web en español, sobre todo cuando tiene al menos dos valedores en España, Podemos e IU, además de un reguero de pequeños parrtidos socialdemócratas y hasta de la propia Bildu en Euskadi. Llamativamente un partido griego, el comunista (KKE) con menor implantación electoral sí la tiene. ¿Será que sabe Syriza que por la boca muere el pez y prefieren que la fantasía, unida a la desinformación y a la deformación rellenen el imaginario idealizado de su supuesto papel de aldea resistente de un Asterix a la helena?

Algunas pincleadas sobre Alexis Tsipras
Hijo del dueño de una constructora cercano políticamente al PASOK  y proveniente de la izquierda antiglobalización, de esa a la que la clase trabajadora y la lucha por la construcción de una sociedad socialista se le ha quedado antiguas, Tsipras, ex miembro de las Juventudes Comunistas de Grecia, ha ido convirtiendo su carrera política en un camino hacia el pragmatismo y la adaptación a lo que su amigo el señor Iglesias, en una percepción burguesa de la realidad, llama “sentido de Estado”, según se iba acercando al gobierno con Syriza, nacida a partir del partido de origen de la coalición, Synaspismos. 

Tsipras intervino en Enero de 2013 en una jornada sobre “el futuro de Grecia en la zona Euro” en la Escuela de Derecho de la Universidad de Columbia (New York.USA), organizada por el INET (Institute for New Economic Thinking) del magnate megaespeculador y terrorista financiero George Soros y en que participaron diversas instituciones ligadas al capitalismo norteamericano. Éste irrumpió en esta campaña electoral griega afirmando, en una entrevista concedida al Financial Times, que Rusia supone una mayor amenaza para la UE que Grecia, con lo que daba un espaldarazo indirecto al señor Tsipras y su coalición. Tsipras había insistido durante todo el período preelectoral en que un gobierno de Syriza no rompería sus compromisos con la UE y el euro. Tampoco con la OTAN. 

Previamente, en 2012, en el proceso de campaña de las elecciones griegas, se reunió con diversos representantes de paises de la UE, entre ellos Alemania, para tranquilizarles respecto a los objetivos de su coalición electoral en relación con dicha Comunidad.  

Recientemente, en una entrevista concedida a la edición italiana del Huffington Post, Tsipras hace una declaración de realismo político digno del ex Ministro Solbes o de los más antiguos Boyer y Solchaga, en relación con el dilema impuestos/préstamos financieros: 

“(…) sabemos que los mercados no van a batirse por nosotros y que existe la posibilidad de que en un principio muestren una cierta agresividad respecto a un gobierno de la izquierda. Pero esto no nos infunde ninguna clase de temor. Los mercados te conceden préstamos a intereses tanto más altos cuanta más necesidad tienes de dinero. La respuesta a todo esto, por lo tanto, se encuentra en unos presupuestos equilibrados, de modo que se limite fuertemente la necesidad de recurrir a préstamos.”  

Sinceramente, después de afirmaciones de este tipo, me parece que algunas expresiones del señor Tsipras en la noche de su triunfo electoral -”la Troika ya no tiene sitio en Grecia”, “Grecia ha decidido que la Troika sea pasado”, “Grecia deja atrás la austeridad”- se corresponden con un subidón de adrenalina que muy poco va a tener que ver con el futuro de su Gobierno. La austeridad continuará en Grecia, seguramente atemperada por algunas medidas lenitivas (13ª paga a los pensionistas con jubilaciones más bajas, aumento del subsidio de desempleo a 460 euros y restauración de los convenios colectivos) que nada cambiarán en lo sustancial, por mucho que algunos “izquierdistas” se empeñen en hacernos creer otra cosa. Los límites de la acción política que el señor Tsipras ha anunciado no van a pasar por una quita de la deuda, ni por un impago de la misma hasta que Grecia salga de crisis, como afirma el dirigente de Syriza, sino posiblemente por medidas que el BCE y el FMI ya están dispuestas a conceder, aúnque no lo admitan públicamente, como el alargamiento de los plazos de devolución y una reducción de los intereses. En medio mucho teatro de “duras negociaciones”.

Visión de la campaña y de la noche electoral griega desde España
Según se acercaba la fecha de las elecciones del 25 de Enero, una serie de mensajes políticos latentes y manifiestos recogidos de aquí y de allá y de impresiones se iban conformando en mi mente. Admito que son provisionales y que aún deben pasar por la criba de una reflexión mucho más profunda y meditada. 
  • Syriza y Podemos se parecen mucho más que esas supuestas diferencias y similitudes que algunos han divulgado por ahí. Son organizaciones de las clases medias, con líderes principales que no están extraídos de las experiencias de lucha del movimiento obrero, reformistas en sus planteamientos políticos y con una prisa por la moderación que se corresponde con el deseo de ser aceptados por el capital y los poderes fácticos de sus países y de la UE. Y para ello les está viniendo muy bien la incorporación a sus filas de miembros del PASOK y del PSOE. Los factores de origen, ser un partido o una coalición, de declararse de “izquierda radical” (expresión tan del gusto de una pseudoradicalidad con querencias socialdemócratas) o de extremo-centro son puramente secundarias. El PASOK y el PSOE se declaran socialistas y ya ven ustedes.
  • La señora Ana Pastor, en el programa “El Objetivo” de La Sexta, dedicado a cubrir los resultados electorales griegos, ha dado un espectáculo lamentable, afirmando varias veces el mantra de la ruptura del bipartidismo en Grecia -¿con un 63% del voto concentrado entre Syriza y Nueva Democracia! y una atomización del resto de grupos políticos-, cuya intención se entendía mucho mejor en los constantes paralelismos entre Syriza y Podemos que lanzaba a cada entrevistado/a. Fue tan descarada su insistencia que, en un arranque impremeditado de sinceridad, acabó por reconocer que quizá lo que había cambiado eran los protagonistas de ese bipartidismo, que es lo que en España con tanto esfuerzo se afana en intentar la cadena en la que trabaja. Por si cupieran dudas de lo que estamos hablando, el cierre del programa con el anuncio corporativo de La Sexta sobre la nueva etapa de “Salvados” en la que el señor Évole, preguntado por el señor García Ferreras, afirma que no entrevistará a Podemos mientras los señores Iglesias y Errejón que aparecen viendo ese avance comentan entre sí, “otro que tampoco cumplirá su programa” (Iglesias), “populistas” (Errejón), acaban por disolverlas. 
  • La positiva recepción que organizaciones como Syriza o Podemos tienen entre una parte de los medios de comunicación del capital tiene una interpretación que hasta ahora no ha sido tratada por mi parte. Hay  un sector del capitalismo, el ligado directamente a la prdocución de bienes y servicios de consumo, que no se beneficia de la crisis económica del modo en el que lo hace el capital financiero. Necesita de  medidas minikeynesianas que defienden Krügman, Stiglitz, Navarro, Torres o, el más de moda, Piketty para incetivar un consumo que ha caído brutalmente y que está recuperándose muy débilmente y de forma incierta. Pero para llevar a cabo esos programas minikeynesianos se requieren aliados políticos que ayuden a forzar ese cambio de gestión económica en la UE, que no es un cambio a favor de las condiciones de vida de la clase trabajadora (los recortes sociales continuarán, de momento a menor ritmo porque ya queda poco que recortar, el poder económico seguirá donde debe, las condiciones contractuales y la precariedad laboral no cambiarán), sino de su capacidad de consumo. Los salarios de los trabajadores subirán algo más con este objetivo.  y los Syriza y los Podemos jugarán ese papel porque hay una serie de países europeos en los que los PPSS están agotados para hacerlo. En países como Italia, con otro político moderno, reformista, derechizado y joven como Matteo Renzi (los nuevos líderes son fabricados en serie por el circo mediático del capital), no surgirán como por encantamiento otros tipos de oferta política, fuera del ya declinante cómico Grillo, mientras no se agote su capacidad de prestidigitación, algo que parece estar comenzando a ocurrir.
  • La Bolsa de Atenas cerró el pasado viernes 23 de Enero, día en que acabó la campaña electoral, cuando los sondeos señalaban indiscutiblemente el éxito de Syriza sobre Nueva Democracia, con una subida de un 6,14%. Ilustrativo. 
  • El KKE es elemento que crea mala conciencia a la dirección de IU y del propio PCE. Su referencia es Syriza y las felicitaciones al KKE son el brindis obligado porque una parte de su militancia se identifica con él. 
  • Los discursos expresados en las redes sociales o textos más amplios de una parte de la militancia del PCE e IU en plan “corazón partío” o que aludían a la necesidad de pacto postelectoral entre Syriza y KKE, programáticamente agua y aceite, han sido un lamentable ejemplo de equilibrismo político. Hay una querencia de afirmarse comunista o socialista sin salir del posibilismo oportunista de un reformismo de cortos vuelos. La mayoría que se ha expresado públicamente en la red (salvo alguna “encuesta” particular sin valor estadístico alguno) ni siquiera ha tenido el prurito, en su acepción médica, de sentirse dividido. Optó por Syriza desde la posición de voto útil (cómico en una opción claramente minoritaria en lo electoral). El llamazarismo ha penetrado hasta los tuétanos a ambas organizaciones, aunque la cosa viene de mucho más lejos, en el caso del PCE, que su legalización política.  
  • El deseo de no perder una etiqueta que ya hace tiempo han perdido, el de “la Syriza española”, ha provocado un ataque de cuernos entre dirección y militancia (salvo en señores como el ungido, y preconfirmado incluso sin primarias, Alberto Garzón, que ya están claramente en otro proyecto) que insistían ante el hecho de la homologación preferente con Syriza, cuando Tsipras ya había confirmado sus preferecias reales, al cerrar el mitín de campaña (el principal) con el señor Iglesias. Su crítica hacia el hecho de que quienes dicen que no son de “izquierdas ni de derechas” -Podemos, el extremo-centro- allí apoyan a una coalición que se llama de izquierda radical (significado de Syriza en griego) tiene el “pequeño” punto débil de no preguntarse porqué se abrazó Tsipras a alguien como Iglesias en el mitin de cierre de campaña. No les vendría mal repasar algunas entrevistas en las que ciertos diputados de Syriza mostraban su mayor afinidad con Podemos que con IU. Y si aún no les queda clara la cosa, esta noche sonó en griego en las televisiones el “Si se puede” obamaniano del que se ha acabado apropiando la organización del círculo. En cuanto a las hoces y martillos que algunos vieron en tv eran las de Rifondazione Comunista, el partido que gobernó con el ultratrarreformista democristiano Romano Prodi.  
Algunas hipótesis para finalizar
Hace algunos años avancé la hipótesis de que la derechización social y la que el PSOE había introducido en su segundo gobierno en España había provocado el efecto dominó de que buena parte de las organizaciones a su izquierda sufrieran el mismo efecto de giro a la derecha. 

Hoy ese efecto involutivo en lo político está siendo reforzado por el discurso transideológico y transversal de Podemos, como en su día lo hizo el 15M con su ciudadanismo, interclasismo y la negación del relato histórico de lo que significa ser izquierda. 

Pero sería injusto si no extendiera esa realidad a antecedentes previos más allá de España. La socialdemocracia europea, que en los años 90 se hizo social-liberal, tras el paso del capitalismo occidental por las manos ultraliberales de Thatcher y Reagan, abonó el campo previamente para que esa regresión ideológica fuera posible. Su gestión de la crisis capitalista actual ha hecho que buena parte de los PPSS europeos estén en franca decadencia, cuando no en riesgo de extinción (Grecia).

Desde el eurocomunismo del pasado siglo, intentando competir electoralmente, en una suerte de “cretinismo parlamentario”, como lo definió Marx en una carta a F. A. Sorge, expresión que luego recogió Ulianov, con los PPSS, esa derechización recibió también su cuota de santificación. 

Hoy que los partidos socialdemócratas son ya social-liberales, los PPCC de casi toda Europa, transitando desde el eurocomunismo o desde otras variables oportunistas, intentan llenar el hueco dejado por dicha socialdemocracia.

Y cuando no son capaces de cubrir ese espacio electoral (PCE/IU/Partido Comunista Francés,..) o se niegan a jugar ese papel colaborador con sus burguesías nacionales o con el capitalismo internacional (KKE) surgen partidos “ex novo” en los que se integran muy gustosamente ciertas corrientes de la llamada en el pasado extrema izquierda y hoy, estilo modernista de la “New Left”, izquierda radical (trotskistas, maoistas, antiglobalización, ecologistas,...). Es el caso de Syriza, Bloco de Esquerda y de Podemos y de las franquicias que irán apareciendo en Europa y que no son otra cosa que los socialdemócratas de ayer revestidos de izquierdistas o de cool “ni de izquierdas ni de derechas”. Dicho de otro modo: vino viejo y picado en odres nuevos. Hasta las referencias a la palabra mágica, y neutra en contenidos y alcance, "cambio" que vienen haciendo Syriza y Podemos desde hace algún tiempo nos remite al PSOE del 82 y a los PPSS de la época y posteriores.

¿Significa esto que aunque exista ese pacto tácito Syriza-poder del capital éste va a renunciar a sus presiones sobre el nuevo gobierno? No. Éstas se hacen por sistema, incluso cuando se trata de gobiernos declaradamente de derechas y capitalistas. Es su modo de asegurarse de que se tomarán las medidas más acordes a sus intereses y de que no existirán veleidades progresistas que les supongan coste económico o pérdida en la correlación de fuerzas de la lucha de clases algunos.

Los primeros 100 días de gobierno, decisivos para lanzar las leyes más “rompedoras” de un gobierno, dado que después la presión de capital y poderes fácticos se incrementará duramente, dirán si tengo que envainarme todo lo hasta aquí expuesto. No tendré mayor problema en hacerlo, si así fuera, porque la ceguera no construye revolucionarios. Espero que la amnesia no enmudezca la capacidad autocrítica de mis detractores de hoy. 

Hace unos minutos he sabido que Syriza ha alcanzado un acuerdo de gobernabilidad con ANEL (derecha independiente nacionalista griega, xenófoba y homófoba). El KKE se había negado a un pacto con Syriza por programas muy diferenciados y porque ha calado ha Syriza desde hace mucho tiempo. Syriza pudo elegir entre el PASOK, muchos de cuyos dirigentes han nutridos sus filas, To Potami, de centro y los  llamados griegos independientes, con los que finalmente ha pactado, el sector más reaccionario. Disfrútenlo los partidos Syrizos españoles que se avergüenzan del KKE. 

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Quizá también le interese: "Un nauseabundo olor a cloaca": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/03/un-nauseabundo-olor-cloaca.html