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26 de julio de 2022

FABRICANTES DE ODIO Y ODIADORES

Por Marat

La temperatura de un país refleja su talante.

El de España y el mundial es asqueroso.

Pero yo sólo puedo hablar con cierto conocimiento del más próximo, el de mi país. Es repugnante.

Entiendo perfectamente la ira de las victimas del rosario de crisis económicas desde 2007 hasta hoy. A mis 60 años, desde hace más de 10, soy uno de los damnificados de un capitalismo que morirá matando. Estoy lleno de rabia contra un sistema económico que me ha conducido a la pobreza pero no contra unos políticos que, sean del color que sean, son sus títeres.

No soy un imbécil. Por tanto, soy consciente de quién manda de verdad: el poder económico. El único poder real.

No soy un tipo indecente. Por eso no disparo contra los políticos, evitando hacerlo contra el capital.

No soy ni un ignorante ni un fascista, por mucho que entienda la psicología del necio.

Mientras el sistema económico tuvo un crecimiento suficiente a este lado del capitalismo a la “democracia del buen rollo” no le surgieron enemigos importantes.

Desde 1973 para quienes rechazaban el capitalismo. Desde 2007 para muchos de los que aún hoy día sólo condenan moralmente su actual etapa pero no su naturaleza.

El hecho es que en muchos decenios no habíamos conocido tanta pobreza y desigualdad.

El peligro para el sistema capitalista no está en que haya gobiernos y a través de lospseudosocialdemócratas (son destruibles mediante presiones económicas nacionales e internacionales y a través de los medios de comunicación).

Es ahí cuando la inmundicia mediática ocupa su lugar.

No voy a hablarles de los Jiménez Losantos, Raul del Pozo, Francisco Marhuenda, Eduardo Inda o Antonio García Ferreras. A estas alturas cualquiera que me lea debiera saber que no soy de Podemos y que tampoco me mola Pablo Iglesias.

No voy a hablar de cómo Pablo Iglesias fue a programas de la ultraderecha, tipo “El gato al agua” o cuando Ferreras y él partían un piñon.

Nadie habla de las grandes corporaciones que están detrás de los medios de comunicación. De los que Florentino y Roures sólo son sus putas.

Medios tan importantes como Atresmedia. Mediaset o las televisiones autonómicas controladas por el PP, además de 13 tv, las radios COPE, Onda Cero o medios como Libertad Digital, OK Diario o El Mundo emiten continuamente su veneno.

ETA sigue viva y pacta con Sánchez, sus políticas sociales van a arruinar al país, las pensiones actuales son de viejos ricos, este gobierno es el de Zapatero.

Es el discurso del odio. Gente que disfruta diciendo cómo acabar con la persona, no con el problema.

El objetivo de unos medios al servicio del capital que no ofrecen alternativas a ninguna situación real del momento es generar odio. Estos espacios del crimen deben ya ser tratados como lo que son: estercoleros.

Los cargados de odio en redes sociales o en las barras de bar, esos personajes que odian al político pero no al capital, algo que explicaría la razón de su ira, son seres lamentables. Sólo son juguetes útiles a favor de los fabricantes de odio.

La fábrica de odio tiene una función. No es combatir a un progresismo, siempre claudicante cuando el capital mundial le dice que se arrodille. Si respetas las reglas del juego de su democracia y su orden económico acabarás llevando a los siempre perdedores a acatar sus órdenes.

La tarea de la fábrica de odio es otra: desviar la auténtica realidad de cómo afectan a las clases subalternas (las trabajadoras y pequeñas clases medias) sus situaciones económicas presentes o futuras.

Si en cierta peli de ofendiditos y malvados intentan vendernos que estamos frente a la pelea de Florentino y Roures es muy posible que se trate de un engaño para giliprogres.

El odio viene de otro lado: los Herrera, los Herman Tersch, los Eduardo Inda o los Maruhenda son payasos útiles. El poder del odio lo organiza un capital que está mucho más lejos que las corporaciones.

En la factoría de idiotas de Twitter entre progres y fachas, ustedes son pasto de un juego electoral. De un juego en el que son comparsa porque a ustedes no les exige nada, ni compromiso ni esfuerzo; sólo la tontería que les define.

Siguiendo cierta lógica del discurso que cuestiona los logros cuando no se corresponden a las capacidades el mundo progre está lleno de personajes incompetentes. Muy cierto. Le sobran ignorantes. Pero, señores de la derecha oficial, no de la derecha de izquierda, quieren ustedes que les saque los colores sobre cultura o títulos? No creo. Lo de utedes simmpre fue pillar cacho.

16 de enero de 2017

INTERMÓN OXFAM Y EL CÁNDIDO CUENTO DE LA REDISTRIBUCIÓN

60 años viviendo del cuento y 2.000
 contando el mismo cuento
Por Marat

No puedo con los curas. Se me atragantan. Y no porque no admita que hay dentro de ellos una parte realmente comprometida con un mundo de justicia e igualdad reales pero su tendencia a buscar la vía más pacífica y pacifista para lograrlo les lleva a esconder las causas reales de la desigualdad. Por lo mismo no puedo ni soporto a la vieja socialdemocracia ni menos aún a los progres, que ya han olvidado incluso las raíces de la desigualdad en una estructura de clases que se asienta en la explotación dentro del mundo laboral y en la apropiación del trabajo ajeno. Esto para no hablar de plusvalía, que a algunos les suena a “viejo comunismo rancio de Marx”, aunque no conocen nada de Marx, ni siquiera a través de la vía falsificada de los planes de estudio de los que ha sido excluido ya hace años. Pero los ignorantes tienen un inmarcesible apego a dar lecciones de “cuñao” de lo que ni siquiera alcanzan a hablar de oídas.

Lo de los curas va por Intermón Oxfan. Esta organización (ONG), plagada de profesionales a sueldo a costa de la pobreza, nació católica en 1956 y ligada Secretariado de Misiones y Propaganda de la Compañía de Jesús (los jesuitas). Era entonces una organización asistencialista. Hoy, más laica formalmente, sigue manteniendo vínculos con los jesuitas y con la misma orientación de dar cataplasmas a la pobreza.

Para Intermón Oxfam es necesario luchar contra la pobreza mediante un mayor aumento del gasto público (de los Estados) para hacer frente a la lucha contra la pobreza global y la desigualdad.

En su último informe, “Una economía para el 99%”, esta ONG se plantea la necesidad de “repensar el modelo económico”. Cada vez que escucho o leo la palabra repensar sé que estoy ante un vendedor de humo, que no tiene intención alguna de transformar la realidad. A estas alturas del capitalismo ya debiéramos saber dónde se produce el origen de la desigualdad, que no es ni en la cuna ni en la diferencia de salarios, por adelantar alguna conclusión sobre dicho informe.

Y cada vez que leo o escucho a alguien hablar del 99% y del 1% sé que un charlatán quiere jugar al engaño. No hay un 99% de personas oprimidas por un supuesto 1% porque el capitalismo es una estructura social que requiere de algo más de base que el 1% y porque de las estructuras de dominación de la burguesía participan otros sectores que no son los plutócratas más megaricos. Está toda esa clase alta, media-alta y media, que tiene medios de producción propios, contrata trabajadores y los sobreexplota con salarios de miseria, largas jornadas laborales, contratos basura, represión y amenazas de despido si se quejan. Así que esos no son oprimidos y, francamente, si los muchimillonarios, al concentrar su riqueza, amenazan la estabilidad de los sectores de las medianas y pequeñas empresas no seré yo quien llore por ellos. No me hablen de que crean empleo porque, mucho de ese empleo es de tipo inducido; es decir, que proviene del que genera indirectamente el gran capital, que también es enemigo y opresor de la clase trabajadora.

Y es que muchos, iletrados, ignorantes o gentes de mala fe, tratan de desvincular pobreza y clase social. Pero “los pobres” pertenecen a una clase social determinada, cada vez más trabajadores ocupados están bajo el umbral de la pobreza y los parados tampoco pertenecen a los ricos (la burguesía capitalista, que decimos los comunistas rancios).

Cuando se alude al “modelo económico”, y no al sistema económico, de lo que se está hablando es de una forma de lograr productividad, crecimiento y redistribución pero sin poner en tela de juicio las bases sociales de ese sistema económico que no son otras que el trabajo asalariado, unas relaciones sociales de producción capital-trabajo, una propiedad privada de los medios de producción y, consecuentemente a lo que acabo de señalar, una apropiación privada del beneficio. Y es aquí donde se encuentra la madre del cordero. Éstas y no otras son la base de la desigualdad y de la pobreza.

Una propiedad social (no digo simplemente estatal) de los medios de producción conllevaría, inevitablemente, un reparto más justo e igualitario de la riqueza nacional e internacional, si dichas relaciones sociales de producción cambiasen desde la base e implicasen un intercambio justo y equivalente entre los países.

Pero Intermón Oxfam pretende personalizar, en lugar de hablar de un sistema de relaciones sociales dentro del mundo empresarial, y contarnos que entre Amancio Ortega, de Inditex, su hija Sandra Ortega y Juan Roig, de Mercadona acumulan tanta riqueza como el 30% más pobre de España. Prefiere contarnos también que en nuestro país el ejecutivo que más cobra tiene un sueldo 96 veces superior al empleado medio,

Cuando las cifras son escandalosas bloquean el pensamiento y la capacidad de reflexionar sobre las raíces reales de la desigualdad.

De este modo Intermón Oxfan puede vendernos que hay que hacer políticas fiscales más redistributivas y subir los salarios a 1.000 euros para que haya un reparto más equitativo de los bienes como, si el Estado, que es el destinatario de tales peticiones, no fuera el Estado de una clase social concreta y como si la burguesía fuese a permitir que se dañara su tasa de acumulación, vía impuestos o vía salarios más elevados.

A base de cifras escandalosas, los curas y sus laicos monaguillos pretenden hacernos tontos, que nos conformemos con unas migajas más, que no nos van a ser concedidas sino en la medida en que podamos consumir más y hacer más ricos a a los ricos para los que estas gentes bondadosas rezan y trabajan, que no queramos cortar el nudo gordiano del capital que nos atenaza y que jamás reclamemos para nosotros, no ya el fruto de nuestro trabajo, que siempre será un salario, mayor o menor pero injusto, sino la abolición de unas relaciones contractuales en la que la producción es social pero la riqueza es privada.

¿Nos sorprende que la cumbre de los megaricos en Davos arranque, mañana martes 17 de Enero con la cuestión de la “reforma del capitalismo” en su agenda, el mismo cuento que el G-20 propuso en 2009? No debiera. Las religiones y los capitalistas ponen de manera eterna el la zanahoria delante del burro; una zanahoria que el asno nunca llegará a alcanzar mientras la misma mano sujete el palo del que cuelga.   

Pero eso sería socialismo, algo defendido por comunistas. Y ya se sabe que los que nos acunan y duermen con cuentos, recordando a León Felipe, son mucho más eficaces -pregúntense para quienes y con qué objetivos- que las arengas que les soltamos los rancios marxistas.