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6 de junio de 2023

SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?

Ya veremos en qué acaba esta carrera de tres pies

Por Marat

Cualquiera que esté mínimamente al tanto de la tragicomedia del teatro de títeres de cachiporra en el que han estado enzarzados los últimos años los progres a la “izquierda” del PSOE está al cabo de la calle de cuál es el ambiente y el estado emocional en esa variopinta fauna y entre sus menguados votantes.

Hasta el 28 de Mayo todo eran broncas, ataques más o menos sutiles, más o menos groseros, descalificaciones y envenenados llamamientos a una supuesta unidad, que cada parte pretendía imponer desde un “trágala” tácito en unos casos (Díaz con su construcción primero de Sumar), explícito en otros (Iglesias y sus “majorettes” Belarra, Montero, Echenique y Verstrynge con su exigencia de primarias).

Sumar ha recibido un mazazo brutal con la pérdida de Compromís del Ayuntamiento de Valencia y el poder compartido en la Generalitat Valenciana, la pérdida de 7 concejales de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital (Pitita, perdón, Rita Maestre se dejó por el camino 200.000 votos), sólo compensada parcialmente por su mantenimiento en el Parlamento Autónomo, y la más que previsible pérdida de la alcaldía de Barcelona por parte de los Comunes. Los moderadísimos éxitos de otros grupos de Sumar, como CHA o IU, donde ésta ha ido sola o con otros grupos al margen de Podemos, son bagatelas en comparación con las pérdidas. El proyecto de Sumar y la imagen de Yolanda Díaz parten debilitados hacia las generales del 23-J.

Podemos ha cosechado un fracaso garrafal. De los 47 diputados autonómicos que tenía en 2019 ha pasado ahora a 14. Ha desaparecido de la Asamblea de Madrid, continúa sin tenerla en su Ayuntamiento, ya no está el Parlamento Valenciano y ha perdido sus cargos en la Generalitat, no ha obtenido ningún representante en el ayuntamiento de Valencia, ha desaparecido del parlamento canario, ha perdido todo su poder ejecutivo en gobiernos municipales y autonómicos en los que ostentaba alguno y el PSOE gobernaba. Donde se ha presentado sin IU, o donde ésta iba en coalición con otros grupos distintos a Podemos, a estos les ha ido peor aún que a los de Garzón (es lo que tiene ser un partido sustentado sobre el tuit, la televisión y unos cuántos medios digitales, eliminando militancia por si le sale crítica). Juntos apenas llegaron a los 750.000 votos.

Sin duda, el gran perdedor de municipales y autonómicas ha sido el PSOE ya que se quien gobernará en Jaen ha esfumado casi todo su poder territorial. De las 9 autonomías en las que gobernaba no ha revalidado gobierno más que en Asturias y Castilla-La Mancha. Cabe imaginar que lo logre también en Navarra, si no vuelve, como en otros tiempos, a dar su voto a la investidura del candidato de UPN, para no contar con Bildu en la propia. Pesará en su decisión el slogan fascista “que te vote Txapote” y la inoportunidad del “affaire” de las listas de los abertzales en momento político tan delicado. En las municipales ha perdido !7 ayuntamientos y sólo está en estos momentos en condiciones de gobernar en 6. De las capitales andaluzas quizá logre mantener Jaén. Es una clara premonición de lo que muy probablemente sucederá en unos meses: la victoria del PP el 23-J. Aún así la distancia en votos entre el PSOE por un lado y la suma de los obtenidos por Podemos y los partidos componentes de Sumar es sideral: en torno a 4.500.000 votos. Esto tendrá su peso psicológico entre quienes deban decantarse en la convocatoria de julio por una papeleta de la izquierda.

Así las cosas,”dicen” en Sumar y en Podemos que están negociando una candidatura conjunta para las generales que una a “progresistas y demócratas” para defender lo logrado y ampliar los derechos sociales (Díaz “dixit”) y frenar a la derecha y a VOX, en versión de Podemos. Distinta letra y notas musicales para un mismo objetivo

Entonces, ¿qué puede salir mal? TODO

Porque no es creíble

O sólo lo es para esas mentes ingenuas, absolutamente desinformadas y con la suficiente dosis de autoengaño, y esas cada vez son menos, para no querer ver lo evidente: que la negociación, si es que hay algo que mínimamente evoque una caricatura de tal cosa, no se está produciendo con voluntad de acuerdo sino de imposición, agotamiento del enemigo por presión del tiempo (límite de plazo 9 de junio) -perdón, futuro socio – y exclusiones mutuas teñidas de agresiones verbales y de ataques silenciosos.

Yolanda Díaz ha construido un “partido instrumental”, antes movimiento, que le ha servido para postularse como líder de todo el espacio, ayer figuradamente amplio, hoy potencialmente mínimo, a la izquierda del PSOE, entretejer complicidades provisionalmente sólidas con sus aliados internos con los que tiene mayor sintonía (ya veremos con el tiempo en que acaban esas fraternidades) y montar una pequeñísima pista de aterrizaje sobre el mar para el avión en llamas de Podemos, mientras desde la torre los controladores aéreos (Díaz nunca se mancha las manos personalmente, aunque sus proyectos pasados de unidad de las izquierdas gallegas han dejado un reguero de muertos políticos) dictan los nombres de los que deben ser lanzados a los tiburones para permitir que el ya carbonizado avión aterrice. Para ello cuenta con la disidencia interna podemita, que se multiplica por días, los rechazos más o menos explícitos de Compromís y Más Madrid (el siniestro y vengativo Errejón siempre agazapado en las sombras) a incluir las principales caras de Podemos en ciudades importantes y lugares destacados de las listas.

Podemos lleva años arrimando el hombro para lograr la unidad de la izquierda. Ya apuntaba maneras con aquello de “cuécete en tu salsa llena de estrellas rojas y de cosas, pero no te acerques”, que les dedicó Iglesias cariñosamente a sus excompañeros de IU en 2015. Luego absorbió a una parte y enfeudó a la otra. O cuando la dirección de Podemos fue purgando disidentes, ninguneando a dirigentes territoriales elegidas por sus exiguas bases contra el criterio del macho alfa. O cuando hace más de un año Iglesias recordó a Díaz que era vicepresidenta del Gobierno gracias a Podemos, o sea, a él, tratando de atarla en corto, a pesar de que ella no era de Podemos sino del PCE. O cuando exigía una negociación de igual a igual entre Podemos y Sumar, sabiendo que eso no sería admisible porque Sumar iba a ser un conglomerado de grupos, lo que supondría asumir a Podemos como hermano mayor, cuando a todas luces, incluso antes del resultado del 28-M, ya no lo era. O cuando ha estado meses exigiendo primarias para sumarse a los que ahora dice querer unirse, cuando las hemerotecas están plagadas de denuncias de miembros y exmiembros de Podemos que denunciaron en su día un buen número de pucherazos en primarias digitales podemitas. O cuando calificaron a sus supuestos futuros socios como “izquierda cuqui”, hasta el cierre de campaña de las elecciones de mayo, y a sí mismos como “izquierda valiente” ¡Menudos valientes que ahora llaman a la puerta de Sumar para juntarse con los cuquis!

Porque huele mal

Hay una generación de políticos entre la treintena y la cuarentena cuyo primer empleo en su vida ha sido el de concejal, alcalde, diputado autonómico o nacional, ministro, asesor o liberado por su partido. Algunos han vivido siempre de un chiringuito (fundación, ONG). Decían ser una Juventud Sin Futuro, ¿recuerdan? El grito de los jóvenes de clase media (eso era el 15-M) del “No nos representan” acabó representado en la mesocracia institucional (eso es Podemos, la IU actual Más País/Más Madrid y otros grupúsculos nacidos del estallido de la supernova podemita)

El miedo al paro y la búsqueda de empleo es un potente pegamento unitario ¿Les imaginan volviendo a trabajos de cajera de supermercado, pizzero, aforadora del Metro de Madrid, becario o profesor universitario asociado?, por citar sólo algunos empleos previos de dirigentes de algunos partidos de los que hablamos Hoy tener título universitario, lo tienen casi todos ellos, vale muy poco. No descenderían tanto de status. La política es un ámbito de relaciones. Siempre encontrarían el amparo de un trabajillo mejor que que tuvieron antes de vivir de la política pero sin el brillo de las cámaras, del saberse poseedores de la información ajena al ciudadano común, de estar donde se corta el bacalao, viviendo vidas anónimas, soportando las vulgares y aburridas conversaciones de los compañeros, preocupados por los nuevos salarios tan poco elásticos,...Ya hay una inflación de tertulianos políticos de medio pelo. No hay televisiones para todos.

Esa, por encima de cualquier otra, es la razón que moviliza la búsqueda de acuerdos: el miedo a quedarse fuera de la política profesional. El ejemplo de Teresa Rodríguez y de Kichi, mucho más que el de Garzón, que seguirá cobrando como Coordinador General de IU y no será candidato para que en Podemos sigan su ejemplo.

El principal escollo de la negociación se concentra en Montero. Mientras para Podemos es la heroína del feminismo y el buque insignia al que salvar por su rol como Ministra de Igualdad, para Sumar y sus partidos miembros Montero resta. Es algo compartido por la disidencia podemita partidaria de la unidad dentro de Sumar, aunque entienden que también debe echarse a un lado el resto de la cúpula.

Si a la dirección de Podemos le importase su organización, antes que su supervivencia dentro de la política, se preguntarían por el peso que ha tenido la Ministra de Igualdad, el resultado de sus leyes, la imagen pública que transmite y sus actitudes en la pérdida de votos de su partido. Pero no parece que vayan a hacer tal cosa.

Por el contrario, los dirigentes de Podemos mezclan victimismo, al aludir a una dinámica de "venganza", “humillación y "presión" para que Montero quede fuera de la negociación, con chantaje, al afirmar que "cualquier voz que refuerce esas críticas, esas campañas contra el feminismo, lo único que hacen y lo único que consiguen es poner una alfombra roja a la derecha y a la extrema derecha", identificando, de paso, al feminismo con la señora Montero, cuya política ha dividido al propio feminismo.

Iglesias juega a ser el Basilisco que envenena desde fuera el clima de la negociación, acusando a Compromís, los Comunes y Más Madrid de vetar a sus dirigentes en las listas de la Comunidad Valenciana , Cataluña y Madrid. Mientras, la impávida Belarra calla, demostrando, como muñeca de trapo, quien es el jefe. Los aludidos lo niegan y denuncian que Podemos miente. Los Comunes acusan a Podemos de intentar pactar en secreto una candidatura con ERC al margen de Sumar. Todos ellos son una vulgar patulea que, como delincuentes pillados por la policía, se acusan mutuamente, mientras preparan la ruptura de las supuestas negociaciones. Y Díaz, mientras tanto en estado zen y postura de loto, diciendo que todo va bien.

Todo esté juego de "verdades" y mentiras, de trampas al supuesto convergente tiene un único objetivo: justificarse ante sus fans y hooligans de las decisiones previamente tomadas de evitar la unidad por parte de Podemos y los componentes de Sumar.

A esta edificante performance ya está faltando Macarena Olona y su tingladillo, que podrían aportar un tono de refrescante sosiego.

Porque llega tarde

Y, como en el título de la vieja película, deprisa, deprisa. Antes del 9 de junio las coaliciones electorales deben presentar sus candidaturas ante la Junta Electoral.

Ignoro si quienes lean este texto en la fecha citada se van a encontrar ante una candidatura única de izquierdas o para entonces habrá saltado todo por los aires.

Años de broncas, insultos, frustraciones y odios no se disuelven en unos pocos días para dejar paso a la paz, el amor y el acuerdo, ni aunque fuesen a las reuniones pasados de éxtasis. Al contrario, la presión de la urgencia puede exacerbar las tensiones y los rencores acumulados.

El domingo 4 de junio el PCE disolvió a la dirección nacional de la UJCE y nombró una gestora, tras acusar ésta al partido de “marginar el proyecto comunista dentro de Sumar” y de deriva socialdemócrata, como si esa deriva no se hubiera producido en 1956 con la política de reconciliación nacional. Periódicamente hay grupos de socialdemócratas del PCE que acusan a su dirección socialdemócrata de serlo, creyendo que ellos no lo son por el simple hecho de declararse comunistas. Ser socialdemócratas y a la vez estalinista es una forma perfectamente compatible de no ser comunista ni unos ni otros.

A estas alturas casi todas las direcciones regionales de Podemos han entrado en rebeldía contra su dirección nacional, exigiendo su integración en Sumar.

A la desesperada, la “banda de los cuatro” de Podemos intenta garantizar una posición independiente dentro de Sumar, que les permita ir por libre, soslayando una unidad de acción posterior.

.Como pequeños Sansoncitos, la dirección estatal de Podemos puede sentirse tentada con derribar las columnas del templo progre de Sumar y enterrar con ellos a los filisteos cuquis. Cosas de ser la izquierda valiente….salvo que las direcciones regionales les monten una “catilinaria” de urgencia y les depongan. Cualquier cosa.

No sería descartable que en este ambiente de paz, amor y mutuo entendimiento, pero urgidos por la escasez de un tiempo que se escurre vertiginosamente, los negociadores peguen una cagada del tipo de la realizada hace un año por la candidatura Por Andalucía, que iba a ser allí el primer experimento de Sumar. Como a 10 minutos del tiempo límite aún negociaban a hostia limpia, jugaron al órdago del último minuto para presentar las firmas de todos los apoderados de los partidos, no pudiendo los de Podemos ser incluidos en la coalición, por llegar tarde su firma, quedando los podemitas como independientes dentro del grupo parlamentario. O quizás más que cagada fuese una de tantas “jugadas maestras” de IU. Su fineza marrullera es proverbial frente a las jugarretas podemitas, siempre mucho más torpes.

Si finalmente hubiese un pacto sería tan provisional que saltaría pronto por los aires tras las elecciones, siendo lo más probable un engrosamiento del grupo mixto y un pequeño grupo reunido en torno a Díaz de improbable evolución, ya que ésta no tiene organización propia (su pertenencia al PCE es circunstancial) sino aliados de distintas obediencias partidarias.

Porque el voto se va a concentrar como voto útil

El espectáculo degradante que están dando Podemos y los futuros integrantes de Sumar refuerza la apuesta de Sánchez de dar un cerrojazo al gobierno de coalición, convocar las elecciones y dejar con el culo al aire a sus todavía socios, concentrando todo el voto de “izquierda posible” en el PSOE.

Está dejando de funcionar el miedo a la derecha, algo que aunque fuese minoritariamente, debería hacer pensar a la izquierda, especialmente cuando buena parte de la sociedad española ha homologado ya a VOX como partido respetable.

El cambio de ciclo político hacia la derecha y un fascismo “de nuevo tipo” no es un fenómeno nacional sino mundial. Ello favorece una tendencia de los partidos progresistas y de su electorado hacia la moderación con programas políticos de mínimos que básicamente les llevan a retroceder “disciplinadamente”, ralentizando la involución en lo económico y social.

Los fracasos de la ia izquierda radical -populista, izquierdista pero en absoluto comunista -de Tsipras, Podemos y Boric muestran los límites de un relato radical a la vez que una práctica de aceptación del Estado capitalista y su sistema económico.

La práctica del izquierdismo gritón, con señuelos progres, más ligados al narcisismo de la política de la diversidad y las identidades, propio del mundo de las clases medias, que a un programa de la clase y para la clase trabajadora, ha fracasado.

En este contexto, la diferencia entre el social-liberalismo del PSOE y el izquierdismo de Podemos y otras opciones progres (Sumar, IU, los Comunes, Más País,…) es de grado, no de sustancia. Tampoco su base social y electoral va más allá. Ello abre posibilidades de juego al conservadurismo social-liberal del PSOE. Superado el sarpullido de un radicalismo vacío se acaba prefiriendo el original a la imitación con adornos.

26 de abril de 2023

TRASFONDO DEL SHOW A HOSTIA LIMPIA DE LA IZQUIERDA

 Por Marat

Y Pedro Navaja, puñal en mano le fue pa' encima

El diente de oro iba alumbrando toa la avenida, ¡hizo fácil!
Mientras reía, el puñal le hundía sin compasión

Cuando de pronto sonó un disparo como un cañón

Y Pedro Navaja cayó en la acera mientras veía, esa mujer
Que revólver en mano y de muerte herida, a él le decía

"Yo que pensaba: hoy no es mi día, estoy salá"
"Pero Pedro Navaja, tú estás peor, no estás en na'"

(…)

Pedro Navaja, matón de esquina

Quien a hierro mata, a hierro termina

Valiente pescador, pa'l anzuelo que tiraste

En vez de una sardina un tiburón enganchaste”

(“Pedro Navaja”. Rubén Blades)


Lo mínimo que cabe exigir a los guionistas de una serie de intriga política es un compromiso, no con la verdad, que es cosa de curas y profesores de ética en educación secundaria, sino con un contenido y trama lo bastante interesantes y novedosos como para que el espectador sienta que es tratado como si fuese inteligente, aunque los hechos demuestren que rara vez lo es.

No es el caso. La escenificación del enfrentamiento entre los socios minoritarios del gobierno del PSOE es de una cutrez impresionante. Está en línea con las performances del programa de telebasura “Sálvame”. En consonancia, el director de dicho programa, Jorge Javier Vázquez, fue una de las estrellas invitadas al acto público de presentación de Sumar en Magariños. Si un exnazi como Jorge Verstrynge pudo transitar desde la Alianza Popular, precursora del PP, al PSOE, luego a Izquierda Unida y, por último, recalar en Podemos, por qué un excelso representante de la casquería televisiva no iba a apadrinar a lady Díaz.

Quien opte por entrar en los dimes y diretes, en quién inició la agresión y quién se supone que se limita a defenderse, en los distintos hitos del enfrentamiento Sumar-Podemos, carecerá de toda perspectiva de lo que realmente sucede en el espacio parlamentario, o con vocación de tal, a la izquierda del PSOE y lo hará, desde una perspectiva limitada al juego reformista y a la apuesta por uno de los dos contendientes.

Conviene situarse en el contexto del conflicto y entender el trasfondo del mismo para ver lo que se juega en esta timba de tahúres políticos.

Hablemos de hechos.

El marco postpandemia, las políticas del Plan de Recuperación (fondos Next Generation) de la UE, la amenaza de una posible nueva recesión de la economía mundial y europea, los tipos de interés elevados y las tasas de crecimiento particularmente bajas, son el marco que explica la aceptación de la política económica y social del gobierno de coalición.

El PSOE tiene a gala mostrarse ufano de las coincidencias de su política económica y social con las de la Comisión Europea. Es lógico porque sus votantes son aún más acríticos y desinformados que los de Unidas Podemos de lo que representa aquella respecto a los recortes del Estado Social que tanto una como otra parte del gobierno español venden como avances sociales y mejoras en las políticas de igualdad. Ejemplos hay unos cuantos pero baste citar la la reforma de las pensiones y la tan reivindicada como gran éxito progresista, la reforma laboral.

La reforma de las pensiones responde a los requerimientos del ya viejo Pacto de Toledo de “corregir el excesivo” gasto en pensiones, se abre la puerta a su privatización, mediante un sistema dual, con la idea de los planes de pensiones paneuropeos, que supone la entrega de parte de las cotizaciones de los trabajadores al capital financiero; el período de computo pasa de 25 a 29 años y la edad de jubilación se consolida en los 67 años, lo que perjudicará especialmente a los más jóvenes por su precariedad laboral y la revisión del modelo de financiación de las pensiones cada tres años, propuesto por la AIREF (de donde proviene el ministro de la Seguridad Social, Escrivá), no necesitará pasar por el Parlamento, lo que implica una burla a la representación de la soberanía nacional.

La reforma laboral mantiene el despido fácil y barato de la reforma Rajoy, dejando como estaba en el despido improcedente los 33 días por año trabajado y un tope de 24 meses, permite, como anteriormente sucedía, que la empresa cambie sustancialmente las condiciones de trabajo de un empleado y le despida con un máximo de 20 días por año trabajado, con un tope de 12 meses, no recupera los salarios de tramitación y perpetúa la precariedad laboral, aunque con el bonito nombre de “fijos discontinuos”.

Es llamativo como el candidato de IU a la alcaldía de Oviedo, Gaspar Llamazares, trata de dar la vuelta a la subsidiariedad (Tratado de Maastrich de la UE) de las políticas económicas, de empleo y sociales del gobierno español y la orientación ideológica de las mismas respecto de la Unión Europea. Dice así este buen hombre:

“El paradigma de la izquierda está cambiando, queramos o no queramos darnos cuenta. Por ejemplo, la UE ya no es la que era, no es la misma desde el proceso de la pandemia y, probablemente, no sea la misma después de lo que va a ocurrir en la guerra y la crisis financiera que se anuncia. Digamos que está en una evolución y no una evolución negativa que explica cómo convergen ciertas políticas. Resulta que un gobierno social-comunista, protervo, que iba a desmantelar no sé qué, coincide con las políticas de la UE en estos momentos”.

El término “desmantelar” es un “lapsus linguae” en boca de quien sabe bien que en los tiempos que corren y en los venideros hay y habrá que hacer lo que haya de hacerse, lo haga el de la empanada gallega o la reedición del gobierno más progresista de la historia, como gustan decir en Unidas Podemos.

Mientras continúen fluyendo los fondos europeos se seguirá subsidiando (no confundir con la subsidiariedad antes citada) mediante ayudas temporales, raquíticas en cuantía a cada beneficiario, que no nacen de derechos conquistados sino de la voluntad del ejecutivo, las consecuencias de las reformas sociales y económicas que van desmantelando, ahora sí, los últimos flecos del Estado Social.

En lo relativo a estas políticas no hay diferencias entre los socios de gobierno, ni entre los miembros de Sumar en el Parlamento y entre los de Podemos, por lo que mal puede intentar argumentarse que Yolanda Díaz y Sumar están a la derecha de Pablo Iglesias y Podemos, cuando estos dos últimos sacan pecho por su supuesta influencia decisiva en lo que llaman la orientación progresiva de las mismas.

Los enfrentamientos entre Sumar y Podemos empezaron a cobrar un carácter de guerra pública cuando el horizonte electoral empezó a complicarse, manipulaciones del CIS aparte, tanto para el PSOE como para Unidas Podemos, especialmente para el socio minoritario que, encuesta tras encuesta, iba cayendo.

Para entonces Podemos era ya percibido por amplios sectores de la izquierda social, intelectual y, en menor medida política, porque representaban menos que Podemos, parte del problema y no de la solución. De ahí nace el camino que lleva hasta Sumar y la conciencia por parte de Podemos de que ya no podría liderar un proyecto de reconstrucción de la izquierda sino, en el mejor de los casos, ser parte del mismo, algo que tampoco tenía tan claro que le dejarán ser. Demasiada humillación para Podemos que reclamaba en base a un pasado del que carece en el presente. “Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras” (Comisión Nacional del Mercado de Valores)

No hay suficientes cargos con buen sueldo para tantos candidatos dispuestos a pillar cacho. La situación hoy de Podemos ya no es la riada que entonces parecía que iba a anegar al PSOE. Ahora apenas se mueve el riachuelo. Hoy en la enfrentada izquierda hay muchas más ambiciones personales que satisfacer y previsiblemente muchos menos asientos para acomodarlas.

Podemos, las imposiciones de un restringido aparato que en el pasado parecía todopoderoso y sus purgas internas, han generado un inmenso resentimiento en exsocios y exmiembros, dispuestos ahora a tomarse su venganza. No deben olvidarse tampoco los miembros aún activos, y pasivos, del mismo, que irán abandonando el barco, según sondeos y resultados electorales en mayo y en diciembre vayan demostrando que apenas flota. Los asaltacielos y sus restos acabarán asfaltando los suelos.

La decepción y el hastío que los podemitas han provocado entre intelectuales e “influyentes profesionales” son más poderosos en su aproximación actual o, al menos, neutralidad hacia Sumar, que el poder de atracción de éste y su reina mediática.

Las diferencias programáticas entre Podemos y Sumar son previsiblemente mínimas, como la experiencia de la participación de los distintos componentes de Unidas Podemos en el gobierno de coalición ha demostrado. Las diferencias son de matiz, tono y talante.

De ahí que las dos figuras centrales de la bronca necesiten extremar esas diferencias formales, a través sus púgiles principales: Yolanda Díaz y su sonrisa eterna y excesiva, que busca el voto por simpatía personal, antes que por ideas, y el rictus crispado y colérico de Pablo Iglesias, secundado por Irene Montero y Ione Belarra, que busca el refrendo del izquierdista que se cree rojo porque grita fuerte en twitter.

¡Qué recuerdos, aquellos del eslogan podemita de “su odio, nuestra sonrisa”! Pronto, de seguir el reparto de hostias entre los miembros de ambas facciones, a Yolanda Díaz también se le irá amargando la sonrisa, mientras los fans de uno y otro lado irán menguando, más por el aburrimiento derivado de la falta de novedad en el espectáculo que por la inteligencia necesaria para entender que donde no hay sustancia todo es irrelevancia. Bienvenidos al gran circo americano de la política como ficción.

En la política de las democracias liberales todo es percepción. Cuando el espectador y potencial votante compara tonos, estilos y expresiones, ve que, a pesar de las coincidencias programáticas, la suavidad de Sumar y de Díaz es más coherente para un mismo reformismo que no saca los pies del cesto que la nota macarra y bronca de Iglesias y Montero, por lo que llegan mejor y con más aceptación sus mensajes. Venden el mismo apósito, como si fuera un fármaco, pero mientras el primero parece paliativo, el segundo resulta simplemente irritante para la mayoría de la audiencia, incluso la potencialmente próxima.

En cualquier caso y como la política es asunto de percepción y también de información, la imagen que presenta Díaz de su gestión, y la que se está proyectando sobre Sumar con los ERTEs, la reforma laboral y las subidas salariales es mucho más fácilmente vendible que el fiasco penal del “sólo sí es sí”, la “ley trans”, que ha dividido al feminismo y la campaña de brocha gorda del “Ahora que ya nos ves”, por mucho que Montero y Podemos se empeñen en decir lo contrario.

El agotamiento de Podemos, como oferta política de peso en la combinatoria postelectoral e “ilusionante”, requiere de una metamorfosis del bucle neoreformista y postlaborista, iniciado por el PCE con la invención de Izquierda Unida; aquella de la sopa de letras del oportunismo político más burdo (Tamames, los carlistas, Izquierda Republicana y el propio PCE), se reencarna ahora en Sumar. Se trata de mantener abierta la “ilusión del cambio progresista”. Conviene que se sepa que “ilusión” viene del nominativo latín “illusio” y de su genitivo “illusionis”, que significan “engaño”, proveniendo ambos de “illusus” que, etimológicamente, ha dado en el español “iluso”. A su vez, “illusus” es el participio del verbo “illudere”, que significa “burlarse de”, “mofarse de”.

Significativamente, en castellano ilusión tiene un significado más positivo, el de “esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”.Y, más significativamente aún, esa segunda acepción está muy conectada con el marketing, la publicidad y la política, del mismo modo que el mercado de consumo bajo el capitalismo y su formato político de la democracia representativa se investigan con las mismas herramientas de medición distributiva (encuesta) y de análisis estructural (técnicas cualitativas). Se trata de generar el deseo que mantenga al consumidor/elector integrado dentro de un único orden social, el del capitalismo y su arquitectura política.

Dentro del eje posicional derecha vs. izquierda, ésta corre el riesgo de ver su segmento muy reducido por el debilitamiento paulatino de su nicho más izquierdista, el de Unidas Podemos. La sangría de votos de la coalición, la pérdida de socios, el desgajamiento de partes del propio Podemos, las broncas internas del propio partido, la salida de miembros destacados del mismo, las purgas de muchos de sus dirigentes a niveles nacional, autonómicos y locales, las luchas de poder, la negativa imagen externa proyectada por Pablo Iglesias sobre su propio partido, la erosión producida por su participación en el gobierno, su debilidad territorial, derivada de una escasa militancia y de la desaparición de sus círculos, ha envejecido velozmente a un partido en apenas 9 años. El agotamiento de Unidas Podemos es, ante todo, la crisis de Podemos, pues Izquierda Unida es, desde 2015, un cadáver político sin enterrar.

Ahora, en la moviola del eterno retorno, Podemos se cuece en su salsa de circulitos morados y los conjurados alrededor del “significante vacío” Sumar le señalan como al “típico izquierdista tristón, aburrido, amargado” e intentan impedir que se les acerque mientras parecen decir “ven”. Dice Alberto Garzón “algo de esto ya lo he vivido antes”. El uróboro se come la cola.

La novedad, siempre hay algo nuevo en todo lo repetido (en ocasiones puede llegar a ser más sustancial de lo evidente en el decurso de los acontecimientos futuros), está en cómo se está construyendo Sumar y en cómo se creó Podemos.

Podemos tomó la forma inicial de simulado movimiento asambleario post15M aunque, como éste, tenía su propio núcleo duro que había de “orientar” sus pasos. Salvo los aventureros oportunistas de Izquierda Anticapitalista, históricamente habituados al entrismo (antes lo hicieron en Izquierda Unida como Espacio Alternativo), el Podemos original no integraba más partidos. Con el tiempo se iría configurando como tal, con su propio aparato ya jerarquizado y la salida de los “anticapis”, que se quedaron

Sumar, en cambio, se conforma antes como alianza de organizaciones y partidos (Izquierda Unida, PCE, Más Madrid/Más País, Verdes Equo, Alianza Verde, Cataluña en Común, Compromís, Galicia en Común, Coalición por Melilla, Proyecto Drago, Chunta Aragonesista, Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (Ceuta), Iniciativa del Pueblo Andaluz y Batzarre. Llamativamente una parte de ellos son escisiones de Podemos y socios y exsocios de Podemos. Ello puede tanto suavizar las tensiones entre Podemos y Sumar como excitarlas. Pero la realidad es que la inmensa mayoría de ellos los que participan con algún protagonismo en esta granizada de hostias a un lado y otro del ring son largamente conocidos como intrigantes de largo recorrido en las organizaciones por las que han pasado (en asuntos de transfuguismo son unos cuantos los que dejan a Toni Cantó a la altura de un aficionado), eficaces martillos de herejes y vividores de la política como primera y única profesión de la que sólo la biología habrá de jubilarles.

Aunque los primeros pasos de Sumar se dieron, en la fase de consulta, como “una asociación que quiere servir para impulsar un movimiento ciudadano”, según se expresa aún en su web, más allá de la presencia en las fotos del acto de Magariños, la realidad es que estamos ya en una fase del protagonismo de los partidos. La primera fase tenía por objeto vestir de aspecto participativo al títere de la “ilusión”, con un guiño a los nostálgicos del 15-M, al contar con el economista keynesiano Joseph Stiglitz entre sus asesores. No hay necesidad de alarmar al mundo de la empresa incorporando a un economista marxista.

En esto no hay originalidad alguna: Sumar sigue milimétricamente el proceso de formación de Izquierda Unida en 1986, con un PCE infinitamente más débil y una IU que busca su resurrección con otro disfraz y una líder con más aceptación social demoscópica que cualquiera de los coordinadores generales que tuvo aquella.

En cualquier caso, la desigualdad entre un Sumar formado por una coalición de siglas y encabezado por una lideresa con escasa conexión orgánica, salvo su carnet del PCE deja a ésta, por carismática que sea su proyección política, en una situación de debilidad tanto interna como externa.

En el intercambio de caricias entre Sumar y Podemos, éstas se concentran, tanto para su emisión como para su recepción, en Yolanda Díaz, que sólo puede contar como infantería más activa con opinadores mediáticos, fans de las redes sociales y un cierto entusiasmo comedido de algunos de comunicación (La Sexta, El País, El Diario, la Ser).

Pero no puede contar con la asistencia bélica de Izquierda Unida, los Comunes o Equo porque para las elecciones municipales y autonómicas próximas van integrados en las candidaturas conjuntas de Unidas Podemos y sus denominaciones locales en gran parte del territorio. Los partidos de ámbito regional no se implican abiertamente en esa guerra porque su objetivo es reforzarse dentro de las sinergias de la marca paraguas Sumar y ésta no se presentará a las elecciones del 28-M. En cuanto al errejonismo su guerra con los podemitas es de baja intensidad.

Podemos dispone de un ejército más estructurado, cohesionado y variado. Además de sus dirigentes con acogida médiática general, al menos para esta guerra (Iglesias, que dirige toda la estrategia, Montero, Belarra, Echenique, Pablo Fernández), disponen de algunos medios muy cercanos (Público, CTXT) y un medio propio (Canal Red, ahora en TDT), de impacto y audiencia limitados, pero desde los que se imparte doctrina, artillería constante contra su socio de gobierno, el PSOE y pellizcos a Yolanda Díaz. Así mismo, Podemos cuenta con un conjunto de opinadores que se encargan en sus entornos amigos de que no decaiga el enfrentamiento y de varios miles de hooligans en redes sociales, especialmente fanatizados en twitter que agitan el insulto por bandera argumental.

Así las cosas, es la propia Yolanda Díaz, salvo asistencias limitadas, la que debe responder a las invectivas podemitas, Cuando acierta en tono y contenido de la respuesta, el éxito es de todo Sumar. Cuando yerra, como en el caso del tratamiento que hizo a la figura de Iglesias en la entrevista de Évole, transmitiendo la idea del enfrentamiento Podemos-Sumar en algo personal, justo la idea que los primeros buscan que cale socialmente, el error es suyo.

Del mismo modo que la opinión de un periodista no es la suya sino la de su medio, la orientación de la entrevista no la marcó Évole sino La Sexta. No hay error de Évole. En la guerra de ésta con Podemos, Sumar es un instrumentos útil, pero no ignoran que el objetivo de su matriz mediática Atresmedia es que el PP gobierne tras las próximas elecciones generales.

¿Quién ganará esta guerra a hostia limpia? Es seguro que Podemos no. Tras las autonómicas y municipales llegará la constatación de muchos de sus todavía miembros, sobre todo de los no electos, de su fracaso histórico, al ver a donde han llegado tras su primer Vistalegre. No creo que aún sea el “sálvese quien pueda”, faltan las generales pero, para éstas, ya volarán las agujas de los relojes de sus cargos pidiendo sitio en Sumar, con la cabeza de Iglesias y Montero (el resto son 0), como busca Yolanda Díaz y casi todos sus socios, y antes le pasó a Cayo Lara, salvando la distancia en honorabilidad entre uno y otros.

Y a Sumar, ¿cómo le irá? En primera instancia depende de cómo les vaya a sus partidos coaligados en las autonómicas y municipales, por mucho que Sumar no se presente a ellas, y de cómo gestione Yolanda Díaz su participación en las campañas de sus socios.

A quienes vayan en coalición con Podemos no les irá bien porque las listas son cerradas, aunque ya se sabe que todo se matiza luego para consumo interno.

Según cómo le vaya a Colau, a Compromís y a Más Madrid, la cosa de Sumar tirará mejor o peor.

Y sobre todo a Sumar le irá según sumen sus miembros lo suficiente o no con Podemos y con el PSOE el 28-M.

5 de mayo de 2021

EL PORQUÉ DEL HOSTIÓN DE LA IZQUIERDA EN LAS AUTONÓMICAS DE MADRID

Por Marat

Por adelantado pido disculpas por la extensión del texto que los más piadosos o interesados con/en él podrán soportar pero difícilmente el resto.

Voy a empezar, como el pelar las capas de la cebolla, de afuera adentro.

1.-FACTORES TÁCTICOS Y ESTRATÉGICOS DE LA CAMPAÑA

Al mercenario spin doctor Iván Redondo - que primero fue asesor asesor de campaña del racista y xenófobo dirigente del PP, Xavier García Albiol a las elecciones de Badalona, tras las que logró la alcaldía, que entre 2012 y 2015 ejerció de director del Gabinete de la Presidencia de la Junta de Extrema, asesorando a José Antonio Monago y que en Euskadi asesoró a Antonio Basagoiti, dirigente del PP- le ha roto el brazo el consejero aúlico Miguel Ángel Rodríguez (MAR), el dipsómano que probablemente asesoró, como hizo en los viejos tiempos, a su amigo, el saco de resentimiento del expresidente Aznar, cuando éste dijo aquello de y quien te ha dicho que conduzcas por mí, en respuesta a la campaña de la DGT No podemos conducir por ti, en la que se señalaba el riesgo de conducir con dosis de alcohol al volante, el mismo MAR que acusó de nazi, razón por la que fue condenado, al difunto doctor Montes, por sus sedaciones paliativas contra el dolor de los enfermos terminales.

No dejo de preguntarme por qué un político inteligente como Pedro Sánchez nombró a Iván Redondo jefe del Gabinete de la Presidencia de su Gobierno, el mismo cargo que recibió de manos de José Antonio Monago, del PP, cuando éste ostentó el cargo de Presidente de la Junta de Extremadura.

La respuesta me parece evidente: Sánchez es un político sin escrúpulos, aventurero y ambicioso. Personalmente considero a este tipo de líderes muy necesarios en tiempos convulsos. Cuando todo es caos y la ira domina a los seres humanos, lo peor que nos podemos encontrar es al político bienintencionado que no quiere pisar callos y que pretende ser la reina de la belleza moral frente a una realidad que necesita giros, aunque estos sean más estéticos que reales. Joden todo a su alrededor precisamente por su incompetencia, ejemplo evidente Gabilondo, que ni tiene categoría de político, aunque haya hecho el papelón más patético, solo superado por el candidato de Ciudadanos, ni ha salido de su debate con Anxágoras de Clazémonas, mientras los problemas se acumulaban a su alrededor durante estos los dos años en los que ha estado cobrando por representar a sus votantes.

Pero, a pesar de todo, no dejo de sospechar que tanto el fuego amigo (Redondo) como el enemigo (MAR) parecían alineados en sus objetivos, sobre todo si se ha tenledirigido a un pusilánime como Gabilondo desde Moncloa, ni siquiera Ferraz, sin atender a las percepciones de la realidad más cercanas a Madrid de la FSM.

Hay dos lemas de campaña que me interesan especialmente para explicar la derrota de la izquierda desde sí misma, sin recurrir a la inteligencia de la derecha extrema de Ayuso:

a) Que hable la mayoría. Lema de Unidas Podemos. Apelar a la mayoría, al cuando votamos ganamos significa desde la izquierda vincular la realidad de clase a la representación política de quienes se suponen que representan a la clase trabajadora y los sectores populares. Para ser politólogo Pablo Iglesias y, según dicen, de formación marxista, ignora lo principal: la diferencia entre clase en sí y clase para sí y, lo principal, que la clase puede llegar a identificarse, no necesaria ni miméticamente, con quienes viven su realidad.

Y aún así ello no lo explicaría todo. La mayoría (clase trabajadora y sectores populares) ha hablado desde parámetros en los que el vínculo ya roto izquierda/clase- no existe porque vivimos en un contexto en el que la izquierda gestiona lo que le permite el capital y la clase se ha sentido engañada, en la gestión de la pandemia, en las ayudas sociales, en el papel de Unidas Podemos en el gobierno, principalmente.

Y la mayoría habló pero no se sintió representada por Podemos.

b) Hazlo por Madrid. Lema del PSOE. Aquí uno se pregunta si el creativo de la campaña es el mismo que hizo el de Ciudadanos, Madrileños por Edmundo, alguien directamente imbécil o se lo han encargado a Iván Redondo en plan sabotaje descarado.

¿En serio, hazlo por Madrid? ¿Justamente por el concepto del que se había apropiado Ayuso durante el largo año de la pandemia? ¿Qué había de las ya más que envejecidas consignas del gobierno de no dejar a nadie atrás y de ligar su campaña a esta idea fuerza?

Quizá estemos ante la evidencia de un PSOE- Gobierno que, tras un año de demostrar iniciativa, inteligencia y capacidad de vender la moto a una clase trabajadora que no había de pedirle demasiadas explicaciones a las políticas sociales de futuro, está perdiendo toda su irradiación.

El tercer lema, el de Más Madrid, por lo que de verdad importa es realmente bueno. Sitúa a la campaña y los consumidores de los supermercados electorales ante la realidad social y económica. En el contexto de la realidad de la pandemia y de sus consecuencias alude a cuestiones como la defensa de la sanidad pública y del trabajo y su protección.

De un modo extenso, también puede ampliarse a la idea de la defensa de la educación pública y de las pensiones.

Por cierto, Más Madrid va a convertirse en Más País de modo potente. Ya está en marcha ese proceso. Veremos cómo en los medios progres y en los no tan progres se producirá el efecto Podemos, ahora con ellos. Venderán con Más País el mismo bulo que presentaron hace años con Posemos. De nuevo el PSOE necesita dónde guardar los votos y ustedes los votantes son sus cómplices.

Pero, salvando los slogans, hay que referirse a algo que va más allá de las tácticas y de las estrategias de campaña.

Electoralmente el PSOE ha perdido un tercio de los parlamentarios que tenía en la anterior asamblea de Madrid.

Ninguna de las opciones electorales de la izquierda ha recogido suficientemente el voto perdido del PSOE. Más Madrid ha sumado algún diputado más, como Podemos. La realidad es que el PP está más cerca del PSOE y la base sociológica de la izquierda de la derecha de lo que podrían asumir. Ustedes con sus mentiras y con las preguntas que necesitan.

Esto no se ha debido solo a un candidato torpe y de derechas (desaparecido durante dos años, hipermoderado en sus escasas propuestas en este tiempo).

Tiene que ver con la incapacidad del PSOE y de Unidas Podemos de comprender la psicología humana, la sensación de cansancio de más de un año de pandemia, la frustración social que esto crea, la rabia social que genera, la forma en la que la derecha ha sabido usar unos huecos que no utilizó la izquierda, de dar vida a la existencia durante este periodo, las contradicciones en la información sobre la epidemia, que se han percibido y muy bien manipulado como mentiras, el miedo a una pobreza que Ayuso ha conjurado como libertad, de comercio, de convertir la angustia en desahogo, de levantar el yo por encima del nosotros y de vender que la economía se mueve con esta lideresa. Ya veremos cómo se queda otro porcentaje más de trabajadores legales, ilegales y pensionistas fuera. Pero eso es algo de lo que no nos vamos a acordar dentro de unas semanas, ¿verdad?

2.-FACTORES REALES, ¿POR QUÉ SE NOTA QUE LA IZQUIERDA SOLO VENDE BARATIJAS?

Empecemos por no caer en la trampa de hablar de las izquierdas. Todas, en conjunto, son lo mismo: una cosa blandengue que no sirve ni como matización del neoliberalismo (de capitalismo no hablamos porque tampoco es cosa de asustar a la base electoral a la que atienden, las mal llamadas clases medias, que naufragan sin perder la esperanza de volver a los años dorados del Estado del Bienestar) ni como discurso de ruptura política y de apelación a un antifascismo que se olvida de que éste crece cuando la clase trabajadora y los sectores populares, también los sectores tradicionales de las llamadas clases medias, sobre todo las formadas por pequeño comercio en general, tabernarios (Ayuso dixit), charcuteros y miniindustrias se empobrecen. Casi nadie ha explicado a estos últimos que no importa quien gobierne para que sus profesiones y clase vayan desapareciendo sino que su paulatina y acelerada mortandad tiene que ver con la concentración del capital, desde las grandes superficies hasta las plataformas de servicios de todo tipo (autónomos de servicios al hogar, grandes empresas de pseudotaxis, cadenas de restauración,…)

Los grandes cambios sociales que está experimentando el mundo aún los sigue y los seguirá haciendo por mucho tiempo el gran capital, desde la transformación del mundo del trabajo y la empresa, hasta las formas en las que se organiza y recibe la comunicación, incluyendo el modo en el que la información es casi ya solo opinión, pasando por el diseño del futuro y las esperanzas/ terrores de la humanidad.

Exceptuando las dos Guerras Mundiales, cuyo efecto en la falsa memoria colectiva, que más allá de unos pocos años no ha existido más de que de modo inducido, y la injustamente llamada gripe española, desde hace siglos los seres humanos a nivel mundial no habían conocido pánico y consecuencias semejantes como las de la pandemia de la COVID19, que en lo social, incluso más que en lo económico, se verá en toda su dimensión en los próximos años.

Cualquier gobierno nacional que se enfrentase a tal desastre sería incapaz de salir victorioso del mismo. Lo estamos viendo. Unos y otros a nivel mundial irán cayendo como fichas de dominó puestas en fila, salvándose solo los más autoritarios o los menos afectados por tal crisis.

El capitalismo ha sido incapaz de actuar con rapidez y eficacia a la provisión de recursos sanitarios desde mascarillas hasta respiradores, pasando por disponibilidad de otros equipos sanitarios, UCIs y hospitales suficientes a los momentos más virulentos de la pandemia, sin hablar de su incapacidad de producir en el momento presente la cantidad de vacunas necesarias a nivel mundial sin necesidad de jugar con esa misma capacidad de producción para incrementar sus beneficios, especulando con las creadas, pero sale indemne porque los responsables ante la opinión pública, previamente publicada, de la gestión de desastre eran los gobiernos centrales y rara vez otras instancias inferiores de los aparatos de los Estados. Aquí y en cualquier otro lugar del mundo.

La ausencia de experiencias previas que sirviesen como modelos fiables y permanentes en un marco de evolución epidemiológica cambiante ha mermado de forma drástica la credibilidad de los gobiernos.

La pandemia ha tenido una consecuencia económica, que nace del estado previo de los efectos de los recortes sociales y de los servicios a nivel mundial y de la imposibilidad desde la aceptación de la izquierda, toda ella en su conjunto, de su marco de acción dentro del sistema capitalista (lo que le han dicho que puede hacer y no hacer, que acepta más allá de sus discursos para sus menguantes e incondicionales fans).

La realidad es que no había dinero público para afrontar las necesidades más urgentes del conjunto de las clases subalternas golpeadas por esta renacida, y diferente, crisis del capitalismo porque no era posible desde unas políticas de izquierda. La izquierda, desde 1789, no toma el poder del Estado sino que gestiona sus gobiernos (quien diga que es comunista y de izquierda seguro que es sincero en lo último pero que miente en lo primero), que son los que le permite el capital. Por eso todo discurso que afirme que afrontar las crisis financieras de los Estados, y de acabar con la pobreza de sus naciones, saldrá de la capacidad de provisión de recursos por parte de las grandes corporaciones y las grandes fortunas es falso. En los casos en los que parece ser cierto, los mecanismos para burlarlo son múltiples, desde los paraísos fiscales, hasta las exenciones fiscales mediante mecanismos como las donaciones públicas, las fundaciones o el mecenazgo, por citar ejemplos sencillos, sin tener que recurrir a las miles de modalidades que los grandes equipos de asesores fiscales encuentran entre los resquicios de unas leyes capciosas creadas para ser burladas.

Cuando las clases subalternas han visto que medidas como el Ingreso Mínimo Vital han sido bromas macabras, que han faltado toda serie de medidas extraordinarias hacia las familias desde el gobierno del Estado, que el dinero iba sobre todo a salvar a las empresas, y no a los más desesperados por esta nueva crisis, se han sentido desprotegidos.

Quienes difunden, tanto como quienes están dispuestos a comprar el modelo USA del neokeynesianismo del New Green Deal de Biden, ignoran, o pretenden que ignoremos, que aquél no es exportable porque solo es posible dentro de la que aún es la primera economía del mundo que, además, exporta su deuda mediante una moneda, el dólar, que es la gran convertible monetariamente a nivel mundial. Y ya veremos durante cuando tiempo funciona su nuevo milagro económico y los éxitos que cosechará. Solo China, por su extraordinario potencial económico puede intentar un crecimiento parecido, sobre todo habiéndose quitado ya de encima una pandemia y sus efectos económicos que en el resto del mundo aún han de continuar durante más tiempo del que pensamos.

A partir de ahí la ultraderecha ha defendido como libertad mantener los pequeños negocios abiertos, conectando esa idea de libertad a la del derecho ir al bar, logrando sujetar a su voto natural, el del pequeño autónomo que cree ser empresario, y a la de la recuperación económica, dentro de la que la promesa de bajar impuestos, sin que se piense mucho, en momentos de desesperación, a costa de qué nuevos recortes. No es lo principal la ausencia de oposición del PSOE con Gabilondo durante estos años de gobierno Ayuso, ni sus bandazos groseros sobre sus políticas de alianzas para desbancar a la derecha extrema del gobierno del la Comunidad de Madrid, o que las llamadas antifascistas de Iglesias sean estériles cuando no hay antifascismo como robarle al fascismo la base de la desesperación social de la que se nutre mediante políticas sociales de protección a las clases trabajadoras y populares. Eso sin restarle al Iglesias que ha tragado con unas políticas que acabarán con las pensiones públicas a medio plazo su cuota de razón cuando avisa de que viene el fascismo.

Tampoco es una explicación de la ruina de la izquierda en la Comunidad de Madrid, pronto en todo el Estado y en sus mejores cines, las ridiculeces ofensivas de ministras hablando en un neolenguaje de género neutro o defendiendo unas identidades sexuales a partir de lo que le salga a cade une de su particular porque yo lo valgo. Incluso esas payasadas serían asumibles por la parte más reaccionaria de los sectores populares a los que apela la izquierda si no vendiese la moto de una igualdad social para la que sabe que le falta el carburante porque siempre ha asumido quién es el que, de verdad, conduce el vehículo económico y político y apostase por una pelea sin amagos ni buenrollismo frente a unas derecha extrema y extrema derecha que no tienen complejo por ir a cara de perro. Cuando uno no cree en sí mismo no merece el respeto ajeno.

Para terminar, un pronóstico: Errejón, Mónica García, Más Madrid/ Más País serán los nuevos juguetes mediáticos a impulsar por el sistema, como antes lo fueron Iglesias/ Podemos y Rivera/ Ciudadanos.