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21 de agosto de 2021

IMBÉCILES AFGANÍSTOLOGOS

Por Marat

Si algo sobra en medio de la marcha triunfal de la locura asesina talibán es la estupidez de los “expertos” de urgencia en diarios, televisiones, radios y el lugar natural de los cuñados todólogos, twitter.

Que si Biden ha dejado tiradas a las mujeres afganas, cuando ha reconocido que a su país solo le interesaba que la cosa no se saliera de madre y no hacer una democracia, como si fuera posible por decreto del invasor, que si ahora la UE está ante la encrucijada de demostrar que le interesan los derechos humanos o entenderse con la bestia parda del islamismo. Otro día, cuando las ranas críen pelo, hablamos de su versión moderada. Igual es que no se han enterado de que aún andan los hijos de Alá en el medievo. Ah, que si Averroes, que si la escuela de traductores de Toledo, que el diálogo de civilizaciones del perjudicado Zapatero pero todo eso me recuerda a algunos poetas occidentales que viajaron a oriente en busca de niños chaperos pobres. Vale, sigan un sector de los progres diciendo que no se debe imponer una visión unilateral de la civilización desde occidente al resto del mundo, sigan aceptando algunas feministas el pañuelo como señal de sumisión, que igual es de libertad frente a la idea de sexualización de la mujer, como dicen algunas feministas orientales, y compran algunas de aquí.

Más allá de que el invasor se equivocase en su misión civilizatoria, a sangre, fuego y coimas de corrupción comprada a precio barato desde el Presidente del país, hasta los colaboradores con la invasión, pasando por los sinvergüenzas de los dirigentes mundiales de las grandes ONGs, lo que sucede en ese conglomerado que no es siquiera un país sino un sindiós de tribus a las que le quedan muchos siglos para civilizarse, mucho más allá de que hubiese corrupción tanto desde el Estado afgano como desde sus supuestos benefactores, lo cierto es que Afganistán es uno de los mayores estercoleros de la indecencia humana respecto a la que el resto del mundo hubiera debido tirar de la cadena desde hace siglos sino es porque las potencias occidentales estaban tan podridas como la sociedad afgana desde entonces en la búsqueda los primeros del gran negocio del opio y la mierda con la que se colocan los yonkis occidentales.

¿A quien leches le interesa la situación de la mujer afgana, cuando en España, salvo a las víctimas, no le interesa a nadie más que para hacer rédito político? ¿De verdad son ustedes tan gilipollas como para pensar que el mundo capitalista occidental se iba a preocupar demasiado por cuántas mujeres iban a asesinar esos hijos de puta del talibán, que ya están matando de nuevo a las heroínas que les están haciendo frente?

Lo que pasa en ese agujero infecto llamado Afganistán es que, además de ser unos salvajes criadores de cabras y opio, sí de la amapola con la que se coloca la basura blanca occidental a través de la aguja por la que pasa el caballo, son un pueblo dirigido por señores de guerra mafiosos organizados por una omertá llamada la Loya Jirga, que unas veces se hacen la guerra, otras pactan cómo se la hacen y la mayor parte del tiempo se lo pasan en repartirse el botín del negocio, el opio.

Franceses, británicos, portugueses y otras casas de putas del capitalismo desarrollado vienen metiéndose en dos guerras del opio desde hace siglos y es que la líndisima amapola ha dado para varios subproductos, empezando por la morfina de los yonkis heridos de la I G.M. y pasando por los enfermos de la heroína, eso sin contar toda la mierda con la que la farmacopea mundial está enfermando a sus sociedades.

Sin el opio, primer medio de aprovisionamiento económico de los talibán, no son talibanes, el plural es talibán, señores analfabetos del perrodismo, ni Afganistán existiría como elemento que nuclea un país inexistente, ni los talibán hubieran tenido un armamento tan sofisticado que les hubiera permitido ganar dos veces ese simulacro de guerra pactada entre los jefes tribales de la Loya Jirga.

No es posible el tráfico de centenares de miles de millones de dólares derivados del opio sin que en ese negociete intervenga la banca mundial, en un momento de dificultades de acumulación capitalista mundial ¿Que hay lucha mundial de los Estados contra el blanqueo de capitales, la droga, el armamento y la madre que lo parió? Es usted tonto u oposita para el cargo. Lo de que haya que pasar por banco cualquier transacción superior a 1.000 € eso es para comemierdas como usted y yo. El capitalismo mundial necesita un excedente de crecimiento y ese no viene siempre por la producción ni pasa por ventanilla, ni siquiera por un director de sucursal.

El viejo chocho Biden, referente hasta la semana pasada de un Errejón mudo ahora, del progresismo mundial, lo mismo que de un Sánchez que ha actuado bien en relación con los refugiados afganos pagados por los invasores pero no ha dicho esta boca es mía durante días, ha dicho que no fueron a Afganistán a hacer democracia sino a combatir al enemigo. Ahora las potencias de la UE dan la cara por él y dicen que hay que reconocer el poder de los monstruos. Vale.

Los soviéticos se equivocaron, como lo hizo Gengis Kan. Invadieron Afganistán en previsión de lo que se les venía encima antes de la descomposición, que ya preveían, de la URSS, con sus futuras repúblicas islámicas. Crearon un gobierno moderno, progresista en ideas y el más avanzado para la mujer afgana pero olvidaron que la modernidad no se sostiene sobre los tanques del invasor y que intentaban un cambio forzado de mentalidad en un país de podrido de ignorancia deseada y voluntaria. Los americanos abrieron con su apoyo antisoviético a la reacción de los cabreros y cultivadores de droga lo que luego habría de venir.

Luego los tanquistas soviéticos regresan a su país colocados de droga y derrota y unos años después, Mohammad Najibulá, el último presidente progresivo del país sería castrado y asesinado a tiros por una chusma indecente de asesinos ignorantes.

La inmundiciá infrahumana talibán se alimenta del peor Mahoma, se alimenta del odio, como el cristianismo más indecente se ha alimentado del Antiguo Testamento, razón por la que a los de la Torá les sobró un sacerdote llamado Jesús, que hablaba del amor, de su predilección por las putas, los pobres y los lisiados. El cristianismo de hoy aún está entré el Jesús del amor y el Jahvé sádico.

Las élites burguesas de un Afganistán no estructurado en clases sino en tribus hubieran podido ser la esperanza para ese espejismo de país pero su peso siempre fue ínfimo en relación a la población y a su influencia social real, a la vez que estaban contaminadas del peor pecado contra la puta sharia de la peor porquería musulmana, el occidentalismo de la amenaza opresora. Tanto a la mafia medieval como al pueblo esa culpa era muy conveniente para cerrar fronteras al pensamiento.

Cualquier religión es un despojo que se alimenta del miedo y las miserias del ser humano pero algunas, como el fundamentalismo religioso, son solo la expresión del odio, la mafia de la acumulación de dinero y poder, el machismo más salvaje y la fundamentación de la ignorancia más estúpida.

Ni un cruzado más a oriente pero sí a combatir en nuestros países al fascismo, sean predicadores musulmanes o integristas cristianos

Y, sí, en eso estoy con Macron, sin darle carta blanca en absoluto para que cualquier árabe o musulmán moderado sufra en sus derechos humanos y ciudadanos, algo muy distinto a lo que pretende la gentuza criminal de VOX, que es que cualquier víctima árabe o musulmán del yihadismo más asesino no reciba nuestro apoyo, acogida e integración.

6 de septiembre de 2015

ESBIRRO DISCULPA RESPONSABILIDAD DE CRIMINALES DE GUERRA EN CRISIS DE LOS REFUGIADOS

Por Marat

Hace muy pocos días escribí un texto de parecido título en el que señalaba que el imperialismo USA pasaba la patata caliente de las consecuencias del éxodo por la guerra en los países árabes y musulmanes a sus socios de la UE en el crimen. Y señalaba el cinismo “humanitario” de una parte de los segundos en cuanto a la acogida de los refugiados que huyen de la muerte y el horror de la guerra. Cabía desprenderse, aunque no lo señalaba así, que quienes derribaron regímenes laicos en Irak, Libia y posiblemente lo logren en Siria –en primer lugar el silencioso, en esta crisis humana, imperialismo USA y en segundo el de la UE-OTAN- son los responsables de intentar frenar la locura creada, ya que son incapaces de arreglar el desaguisado.

A las pocas horas de publicar mi artículo, alguien que firma como Jesús M. Pérez  salía al paso de mi artículo, aunque sin oponer  explícitamente texto contra texto, salvo en una alusión que me sorprendió por lo directa y personal.

Previamente, en su twitter personal –si yo siguiera en redes sociales, por motivos que he explicado en otras ocasiones, le habría dado merecida respuesta- me aludía personalmente por no citar al Presidente sirio Assad entre los criminales de guerra a los que hacía alusión en su artículo. Le responderé a esto a lo largo del texto. Argumentos para desmontar la responsabilidad del imperialismo en la guerra civil siria y sus mariachis de la OTAN, ninguno. Mala baba, toda.  



El señor Jesús M. Pérez, al citarme en su “artículo” lo hacía por mi nombre y dos apellidos, junto al sobrenombre que utilizo como editor de este blog y autor de mis propios escritos.

Nunca he ocultado quién está tras el nombre, empleado en mi caso como seudónimo, de Marat. En más de una ocasión he usado ambos, el real y el figurado a la vez, ya fuera en la firma de algún manifiesto, denuncia o llamamiento colectivos, bien en alguna intervención pública. En la red y en vídeos puede comprobarse.

En cualquier caso el hecho no dejó de llamarme la atención porque tampoco he intentado nunca promocionarme política ni personalmente, razón por la que dejo a mí persona real en un muy discreto segundo plano. Y por el contenido del texto, no creo que esa fuera la intención del autor sino más bien una no benévola, que no detecté en un primer momento cuando leí su artículo.

Hasta que me encontré con su currículum personal y fui entendiendo las intenciones que había detrás de ello y ante qué tipo de sujeto nos encontramos.  

Veamos quién es este señor. Afirma haber estudiado Sociología, sin aclarar la especialidad concreta para señalar, más adelante, que cursó “el máster en Desarrollo y Ayuda Internacional del Instituto Complutense de Estudios Internacionales.”. Sospecho que aunque el master al que alude el señor Pérez Triana tiene un nombre muy concreto, de su contacto con el ICEI naciera su interés por los asuntos de “Seguridad”, pues Radio Sefarad, proyecto de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), uno de los principales lobbies sionistas en el Estado español, y en la que es colaborador habitual, se le presenta como  “analista de defensa”. Y así se presenta él en numerosas ocasiones. Vamos avanzando en comprobar qué defiende este señor, para quienes trabaja (hay mucho más) y quiénes son sus amigos o, mejor dicho, porqué y para qué le pagan.

En una entrevista en Radio Sefarad, el señor Jesús Manuel Pérez Triana, que este es su nombre completo, aventura la factibilidad de que Israel sea capaz de realizar un acto terrorista en Irán para volar sus centrales nucleares (uso civil) -él lo llama eufemísticamente, al estilo de los halcones USA en los que inspira su lenguaje- “desarmar nuclearmente a Irán” (pretendido, y falseado por USA e Israel, uso militar). Parece estar en su entrevista animando a que el Estado de Israel emplee su tipo de “diplomacia” más habitual: el terrorismo. Sabe que miente, como todas los esbirros mediáticos, civiles y mercenarios al servicio del sionismo y del imperialismo. El reciente acuerdo Irán-USA, tras las inspecciones sobre los reactores nucleares iraníes le han dejado con el culo al aire, pero no importa porque le pagan para mentir. Lo de la dignidad es un lujo de tontos útiles, como nos llama a los miembros de la Plataforma Global Contra las Guerras (PGCG) y a determinados sectores de la izquierda en otro panfleto en el que se autocita dentro del último escrito. Habría que recordarle que hay listillos y espabilados al servicio de criminales de guerra como los Bush, los Obama o los Netanyahu y que eso es bastante peor.

El señor Pérez Triana miente y él lo sabe cuando niega que Estados Unidos haya financiado y creado, lo mismo que ha hecho Arabia Saudí, cosa ésta última que sí admite, al DAESH o Estado islámico. Y le desmiente nada menos que el general Wesley Clark en una entrevista en el programa AMTV de la MTV, que no es precisamente una sucursal de Rusia Today (RT), ni defensora de las tesis del Kremlin frente a la situación siria y menos aún del Presidente Assad. ¿Será la MTV un nido de tontos útiles de izquierda? No me parece que lo fueran cuando esta cadena tuvo en la guerra del golfo su periodista empotrado con las tropas invasoras yankees.  

El ex contratista (mercenario militar de la CIA, como el señor Pérez Triana lo es en lo ideológico de otros intereses a los que protege: los de lavar la cara de USA, Israel y Occidente en el genocidio que hoy vive el pueblo sirio a manos del islamofascismo) Steven Kelley acusa a la administración Obama de armar, financiar y dar logística al Daesh. Previendo la posible respuesta del señor Pérez Triana, negando la autenticidad de la fuente secundaria que acabo de citar, adjunto aquí la primaria de la entrevista televisiva al ex mercenario Steven Kelley.

Las fuentes que podría citar son múltiples pero en relación con esta cuestión, me quedaré aquí para no ser demasiado reiterativo.

Al principio de su libelo, el señor Jesús Manuel Pérez Triana acusa al gobierno de Bachar al Assad de haber lanzado armas químicas sobre población civil de las afueras de Damasco. Convendría que hubiese sido menos osado en sus aseveraciones porque existen informaciones que rechazan esta información y acusan a los rebeldes de torpeza en su manipulación de dichas armas entregadas precisamente por Arabía Saudí. Y de ello informa en España hasta el diario ultra-conservador ABC, poco sospechoso de simpatías hacia el gobierno laico de Damasco.

Una última cuestión antes de volver sobre el perfil profesional del señor Pérez Triana. Actualmente el gobierno sirio no controla más que un 30-35% del territorio del país, aunque buena parte del que se encuentra bajo su control pertenece a las ciudades más pobladas de Siria. Afirmar que la población siria huye sobre todo de los bombardeos del gobierno sirio es tergiversar la realidad de un modo muy sucio. La población siria huye en general de la guerra y de un lado y otro, aunque en un territorio más pequeño se reúna la mayor parte de la población y, en consecuencia, sea más fácil que la mayoría de los que huyen sean ante el avance de los salvajes que otros llaman rebeldes. Barbaridades se cometen en todos los frentes pero nada comparable a lapidaciones, degollamientos, bombas, barbaridades múltiples, imposición de la ley coránica más brutal, obligación a niños de enrolarse en el ejército terrorista, uso de tanques contra población civil,…impuestos por una de las dos partes (los islamofascistas del Daesh y de Al Qaeda) que el señor Pérez Triana ve “equidistantemente” para, finalmente, insistir en que el malo de verdad es el Presidente Assad.

Continuemos con la biografía curricular del señor Jesús Manuel Pérez Triana. Afirma que en 2005 realizó el curso de “Seguridad y Cooperación en el Mediterráneo que organiza UNISCI

¿Qué es el UNISCI? Literalmente es la Unidad de Investigación sobre Seguridad y Cooperación Internacional. Ligada al mundo universitario y al área de las Relaciones Internacionales (RR.II.), depende de la Universidad Complutense y, en concreto, de la Facultad de Ciencias Políticas (CC.PP.). En su página de Facebook, UNISCI se presenta de un modo un tanto indeterminado. El vínculo que incluye esta página a la web de UNISCI es claramente restrictivo en cuanto a los permisos para visitarla. ¡Vaya, en esa palabra tan de moda, “transparencia”, UNISCI no ganará ningún premio! Será por cuestiones de “seguridad”.  

Del directorio de miembros de UNISCI, varios de ellos colaboran con el GESI  (Grupo de Estudios de Seguridad Internacional). Para saber qué es el GESI, conviene visitar dónde lo aclara. Es otra entidad vinculada a una universidad, la de Granada, pero con una relación aún más directa con militares y con el Ministerio de Defensa y ¡ojo! con el CNI (Centro Nacional de Inteligencia, los espías españoles). Es sabido desde hace mucho tiempo que los servicios secretos españoles, como los de otros muchos países occidentales, acaban en Langley (CIA). Hacer un curso del UNISCI no significa más que lo que significa –hacer un curso- pero conviene saber dónde y con quién se hace y estoy convencido de que el señor Pérez Triana lo sabe.

El señor Jesús Manuel Pérez Triana afirma que colabora con la publicación Eurasianet, que dice ser un encuentro virtual de Investigadores interesados en la evolución de las zonas del Caucaso, Europa Central y Oriental, los Balcanes, la Federación Rusa y Asía Oriental. Para aclararnos: donde USA y sus aliados de la UE y la OTAN tienen sus principales adversarios en esta región del mundo. En Estados Unidos hay multitud de fundaciones globalistas, entre ellas algunas ligadas a la Open Society Foundation de George Soros, que hacen este tipo de tareas. Al menos en USA, este tipo de fundaciones, estudios académicos y virtuosa investigación acaba conectada con sus servicios secretos. Y no creo que los españoles seamos una excepción en esto.

El señor Pérez Triana es también colaborador de ElMed.io. Pueden ver sus textos en esta publicación. Algunas referencias internacionales para dicha publicación son:

  • Freedom House: la versión para giliprogres y ni-nis políticos de los grupos injerencistas y globalistas del imperialismo USA. Actúa a nivel mundial. En 1982, fiel a la pulsión anticomunista, apoyó en la campaña a las elecciones presidenciales salvadoreñas al partido fascista ARENA, con vínculos de sus dirigentes en responsabilidades en pasadas masacres en el país y en el asesinato al arzobispo Romero, para contener la posibilidad de victoria de los rojos. Conviene recordar que en ese año, El Salvador estaba desangrándose en una guerra civil y que gobernaba la ultraderecha. Esas elecciones ganadas por el derechista Álvaro Magaña fueron consideradas por Freedom House, en cuanto a garantías democráticas como “admirables”. Sepamos algo más de Freedom House. Si la fuente y el autor no les parecen fiables, demuestren con datos que son falsas las acusaciones que aquí se hacen sobre dicha fundación. Ahora Freedom House está empeñada en una lucha contra el Presidente ecuatoriano Rafael Correa.

  • Foundation for Defense of Democracies (FDD): socia de la aznarista FAES. Uno de sus financistas es el sionista y multimillonario Paul Singer, inversor en fondos buitre. Por supuesto, con mecenas como el citado no encontrarán ustedes ni una sola crítica de la FDD hacia las actividades terroristas de Israel contra Palestina. Para ser FDD una entidad especialmente preocupada por las actividades terroristas internacionales, no parece muy congruente este silencio. Esta entidad está ligada a Mark Dubowitz, hombre que ha financiado campañas de los sectores más ultrareaccionarios del Partido Republicano USA, los neocon.
Tenemos pues, que la publicación ElMed.io cubre el espectro para giliporogres y nini-nis proinvoluciones árabes y para ultraderechistas. ¿En cuál de estas dos corrientes de pensamiento sistémico se integra el señor Jesús Manuel Pérez Triana? Da igual porque ambas persiguen los mismos objetivos políticos y económicos: el mantenimiento del pensamiento único capitalista e imperialista. Espero que, al menos, le paguen mínimamente bien por un trabajo tan esforzado.  

Por último citar otro medio en el que colabora el señor Jesús M. Pérez, Sesión de Control. Resulta llamativo ver algunos otros colaboradores de esta web:·        
  • Alberto Sotillos: ex candidato a las primarias del PSOE en las que intentó presentarse frente a Pedro Sánchez que ha fundado su propio partido, confluyente en eso de la “unidad popular” ciudadanista, transversal, desclasada y desideologizada, tras su salida del PSOE: Decide en Común
  • Inés Sabanés: ex dirigente de IU y ex miembro de dicha coalición. Actual concejala de la podemizada y gobernante en la capital de España Ahora Madrid.
  • Ignacio Uriarte: Diputado del PP.
  • Juan Moscoso: Portavoz de economía en el Congreso por el PSOE
  • Joan Coscubiela: Diputado en el Congreso por ICV-EUiA.
  • Joan Tarda: ERC
  • Emilio Olabarria: dirigente del PNV
  • Joan Larreina: Diputado de Amaiur
  • Etc, etc.
Sobre otros perfiles de colaboradores de este medio les recomiendo que hagan ustedes su propia investigación y que lean también la orientación de los artículos publicados en el mismo.

Unas últimas palabras dirigidas directamente a usted mismo, don Jesús Manuel Pérez Triana. Ya entiendo el motivo de publicar en su artículo mi nombre real completo. No creo que se limitase a lanzarme la caballería de reaccionarios que le sigue hacia mi blog. Error en ese caso porque no abro comentarios a anticomunistas. Ya ve usted, soy poco demócrata, al menos al estilo de ustedes. La vida es breve y perder mi tiempo debatiendo con el cretinismo reaccionario de mariachis virtualmente teledirigidos no es lo mío.

Puede que en cambio, haya pretendido ponerme a los pies de los caballos de ciertos poderes que están conectados con algunas de las publicaciones de las que usted es colaborador como “experto” en “Defensa”. Si así fuere y recibiese algún tipo de represalias de los mismos, piense que aunque ellos sean fuertes y me queden lejanos, usted me queda mucho más cerca y le veo bastante más de mi tamaño. No lo tome como amenaza. Es una mera metáfora política de cómo me las gasto cuando intervengo desde mi tribuna virtual. 

NOTA FINAL: He comprobado que el señor Jesús Manuel Pérez Triana vuelve al ataque, ahora ya con un lenguaje absolutamente delirante, sacando temas ajenos a la cuestión en debate, autorreferencial y dado a la verborrea sin norte. Y luego habla de "cuñaos". Por cierto, de lo relativo a sus colaboraciones en Radio Sefarad, uno de los voceros del lobby sionista en España, ni hablamos, ¿verdad, señor Jesús M. Pérez? ¿pa´qué?

Sabido es que cuando el tonto coge la linde, se acaba la linde y sigue el tonto, razón por la que haré caso a aquel inteligente pensamiento que viene a decir "nunca discutas con un imbécil porque te bajará a su nivel y allí te ganará por experiencia"

Mi tiempo, como he dicho anteriormente, es limitado, lo ocupo en cosas más importantes y no puedo perderlo en contribuir a mayor gloria de su autobombo, promoción personal y ensalzamiento de su causa: la del mercenariado al servicio de sus amos. Otros ya le han dado cumplida respuesta en los comentarios a su anterior "artículo". Señor Pérez Triana...la pastilla.

4 de septiembre de 2015

CRIMINALES DE GUERRA ANTE LA CRISIS DE LOS REFUGIADOS

Por Marat

Éste será un artículo breve.

Pongo por delante que no distingo entre los derechos humanos que deben asistir a todo desplazado de su país, se produzca su éxodo por motivos políticos/bélicos o económicos. Todo ser humano tiene derecho a salvaguardar su vida y buscar la seguridad y bienestar que no puede encontrar en su nación.

Sin embargo, la situación que nos ocupa en las últimas semanas de los refugiados que huyen de conflictos bélicos en Siria, Irak, Yemen, Libia, Afganistán,…que tantas muertes han producido ya por mar y que encuentran represión, rechazo, incomprensión y cinismo en las políticas de las UE tiene un carácter de urgencia que no puede ser ignorado, salvo que el grado de indecencia y deshumanización se imponga como pretendido “realismo político” sobre el derecho a la vida y la protección de las víctimas de unas guerras que no han sido provocadas por ellos sino por islamofascistas protegidos, promocionados, armados y empleados como mercenarios del imperialismo USA, con la connivencia y apoyo de la UE y en concreto de países como Alemania, Reino Unido, Francia y la propia España, sin olvidarme de la gran mayoría de otros “civilizados” Estados europeos. Y, por medio, otros peones del poder imperial norteamericano como Israel o Turquía.

En 1996 era asesinado por los talibanes, después de su castración pública, el médico y Presidente del Afganistán democrático y progresista Mohammad Najibulá. Seguramente a los reaccionarios su gobierno no le parecería tal pero realizó elecciones en un país en los que esta palabra era extraña, lo fue aún más con los fascistas islámicos talibanes y es una burla en los tiempos actuales.

Durante el período de gobierno “comunista” afgano se modernizaron las principales ciudades afganas, se elevó el nivel de vida y cultural del pueblo, se prohibió el burka y se defendió la la dignidad de la mujer de aquél país.

El vaquero retrasado mental pero criminal útil Ronald Reagan, en plena guerra contra el comunismo, y pretendiendo un avispero en el culo de la URSS, fomentó el movimiento medieval y genocida de los talibán. Luego vendría la locura afgana que aún paga en sangre ese pueblo y que el 11-S de 2001 detonaría burlonamente contra las Torres Gemelas de Nueva York, demostrando que cuando se cría genocidas es fácil que su locura se vuelva incluso contra la mano de quienes les dio de comer. Derramen lágrimas por ello quienes crean que quien siembra vientos no merece recoger tempestades.

Al Qaeda nacería de la experiencia talibán sin ser necesariamente lo mismo, pues su pretensión era internacional, mientras la de los talibán tenía un origen y una finalidad muy étnicos entre los pastún y su dedicación al opio como soporte de la guerra y el enriquecimiento de los clanes mafiosos de la zona.

Unos años antes, en 1991, Argelia vivió la experiencia del fundamentalismo islámico –ahora la “progresía” ha decretado un velo islámico sobre el país y el año en el que se produjo la primera experiencia del islamismo radical- , el Ejército Islámico de Salvación, y su posterior escisión, el GIA. Entre ambos se acercaron a los 200.000 asesinados argelinos. La CIA no fue ajena al nacimiento, armamento y amparo de aquellos criminales de guerra.

La “modernización” del entramado asesino islamista se produjo con las mal nacidas y peor nombradas “revoluciones árabes”. Las pruebas de cómo fueron alimentadas en todo el mundo árabe e islámico por los servicios secretos norteamericanos e incluso europeos están al alcance de quienes quieran conocerlo.

Yemen, Siria, Irak tras la ocupación imperialista y de sus esbirros, Siria, Túnez, Egipto, Libia y otros países experimentaron supuestas revoluciones democráticas que que han instaurado fascismos genocidas y medievales de carácter islámico o que camina en esa dirección (Túnez, Egipto). Llamativamente las oligarquías aliadas de USA como Marruecos, Turquía, Arabía Saudí (financista y promotora de la locura) o Qatar, por ejemplo, han quedado a salvo de tales riesgos.

Sadam Husseim en Irakq fue uno de los primeros gobernantes que derrocaron los Estados Unidos, con el apoyo de la OTAN. El hijo retrasado mental de George Bush senior mintió cuando afirmó que Irak tenía armas de destrucción masiva, como mintieron los asesinos Aznar y Blair pero todos ellos ocultaron que el 24 de Enero del 2000 el gobierno irakí quiso comenzar a sustituir sus exportaciones de petróleo al mundo en euros y que se planteó promover el euro en lugar del dólar. Una vez más, Europa fue un esbirro contra sí mismo y al servicio del imperialismo norteamericano. Ahora lo es de un sujeto que es referencia de los "progres" de mierda y que se llama Obama. 

Hoy Irak, devastado, dividido, y en guerra civil interna desde la última operación terrorista OTAN y USA, es un Estado fallido que puede caer bajo las el poder monstruoso de la violencia del Daesh (Estado Islámico) promovido por USA.

Las siguientes operaciones terroristas de los USA, la OTAN y miembros de la UE se  produjeron contra Siria y Libia, con la aquiescencia de ciertos “anticapitalistas” títeres del imperialismo, que dijeron aquello de que los levantamientos contra los gobiernos de ambos países eran “revoluciones democráticas” ¿La inteligencia y la decencia exige negar que esto sea así? Que les pregunten a las víctimas del islamofascimo. No hace mucho cierto tipejo español, que dice que es filósofo, tratando de disminuir la importancia asesina del papel USA en la formación de las bandas criminales islámicas llegó a firmar que durante este tiempo el papel  del imperialismo norteamericano no ha sido especialmente beligerante ni violento. Lástima que los del Daesh no le demuestren personalmente cómo funciona la cosa.

Hoy la Europa de Cameron, de Rajoy, de Hollande, de Tsipras, de Merkel, del fascista húngaro Viktor Orban se asustan ante la llegada de decenas de miles de refugiados de Siria, Irak, Afganistán y Libia, entre otros países árabes, llegada que ha sido impulsada por la CIA para pasarle la patata caliente a sus socios europeos, con el objetivo de poner aún más a la UE bajo sus pies y de que las atrocidades que el gobierno USA, con la complicidad de una población idiotizada en su país, no le salpiquen.

La vieja dama europea, aquella que proclama sus públicas virtudes mientras son evidentes sus vicios privados, vuelve a escandalizarse con la foto de un niño de 3 años muerto en una playa de Turquía, una dictadura islámica en proceso, pero amiga de la OTAN, de la UE y de USA, a la vez que los integrantes de la UE se tiran los trastos hablando de cupos de refugiados, intentando escaquearse, como hasta hace muy pocos días ha hecho el gobierno del sinvergüenza Rajoy, y tantos otros, de sus responsabilidades en el éxodo de decenas de miles de seres humanos que huyen de la muerte provocada por sus intervenciones contra los gobiernos laicos en los países árabes.

Buena parte de los medios de intoxicación españoles, envueltos en la complicidad criminal de haber sido voceros de quienes acabaron o han intentado acabar con los gobiernos y los Estados irakí, libio o sirio, han intentado vendernos como inmigrantes (razón económica) a quienes huían de sus países para no ser asesinados por las marionetas criminales del imperialismo asesino y sus secuaces europeos, turco  e israelí.

El número de Estados fallidos en el mundo se ha multiplicado en los últimos años, el capitalismo se descompone, mientras intenta hacernos creer que la nave va, la UE se desintegra a pasos agigantados, envuelta en nacionalismos excluyentes.

Mientras tanto, salvo excepciones fiera y solidariamente humanas, la sociedad europea mira a finales de este verano, como contemplaba indiferente en junio de 1914 la realidad internacional, entre la vuelta de la playa y los próximos partidos de fútbol de las ligas nacionales.

Que nadie tema la llegada de los bárbaros. Los bárbaros ya están aquí. Son los canallas y criminales de los gobiernos “occidentales” y sus imbéciles e indecentes poblaciones de autómatas que sólo van particularmente a lo suyo. 

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese:
"Esbirro disculpa responsabilidad de criminales deguerra en crisis de los refugiados"

6 de enero de 2012

¡DEBACLE!

Dos guerras en el Gran Medio Oriente revelaron la debilidad de la superpotencia global


Tom Engelhardt. Tom Dispatch

Iba a ser la guerra que establecería el imperio como una realidad estadounidense. Resultaría en mil años de Pax Americana. Debía ser una “misión cumplida” desde el principio al fin. Y entonces, claro está, no fue así. Y luego, casi nueve funestos años después, se acabó (más o menos).


Fue la Guerra de Iraq, y EE.UU. fue el visitante no invitado que no quería irse a casa. En el último segundo, a pesar de la repetida promesa del presidente Obama de que todas las tropas estadounidenses iban a partir, a pesar de un acuerdo firmado por el gobierno iraquí con el gobierno de George W. Bush en 2008, los comandantes militares de EE.UU. siguieron cabildeando y Washington siguió negociando para que entre 10.000 y 20.000 soldados estadounidenses permanecieran en el país como consejeros y entrenadores.

Sólo cuando los iraquíes simplemente se negaron a garantizar a esos soldados inmunidad contra la ley local los últimos estadounidenses comenzaron a cruzar la frontera hacia Kuwait. Solo entonces los máximos funcionarios de EE.UU. comenzaron a saludar lo que nunca habían querido: el fin de la presencia militar estadounidense en Iraq, como si marcara una era de “logros”. También comenzaron a elogiar como si fuera un triunfo su propia “decisión” de partir, y proclamaron que los soldados partían con –dijo el presidente– “sus cabezas bien altas”.

En la ceremonia final de arriar la bandera en Bagdad, claramente hecha para el consumo interno en EE.UU. y con buena asistencia del cuerpo de prensa estadounidense y no de funcionarios iraquíes o de los medios locales, el secretario de Defensa Leon Panetta habló del logro del “éxito decisivo”. Aseguró a los soldados que partían que habían sido una “fuerza impulsora de un progreso notable” y que podían abandonar orgullosamente el país “seguros de saber que vuestro sacrificio ha ayudado al pueblo iraquí a comenzar un nuevo capítulo en la historia, libre de tiranía y pleno de esperanza de prosperidad y paz”. Más adelante en su viaje por Medio Oriente, al hablar sobre el coste humano de la guerra, agregó: “Pienso que el precio valió la pena”.

Finalmente los últimos de esos soldados realmente “volvieron a casa” – si la palabra “casa” es suficientemente amplia para incluir no solo bases en EE.UU., sino también guarniciones en Kuwait, en otros sitios en el Golfo Pérsico, y temprano o más tarde en Afganistán.

El 14 de diciembre en Fort Bragg, Carolina del Norte, el presidente y su esposa dieron una bienvenida conmovedora a los veteranos de guerra retornados de la 82 División Aerotransportada y otras unidades. Algunos portaban pintorescas boinas color marrón, y también vitorearon de modo pintoresco al hombre que otrora dijo que la guerra era “estúpida”. Pensando indudablemente en su campaña en 2012, el presidente Obama también habló emotivamente de “éxito” en Iraq, y de “beneficios”; de su orgullo por los soldados, de la “gratitud” del país hacia ellos, de los espectaculares logros así como de los días duros vividos por “la mejor fuerza combatiente en la historia del mundo”, y de los sacrificios hechos por nuestros “guerreros heridos” y “héroes caídos”.

Elogió “un extraordinario logro gestado en nueve años”, y describió su partida como sigue: “Por cierto, todo lo que los soldados estadounidenses han hecho en Iraq –todos los combates y todas las muertes, el desangramiento y la construcción, el entrenamiento y la cooperación– todo ello ha llevado a este momento de éxito… Dejamos atrás un Iraq soberano, estable e independiente, con un gobierno representativo elegido por su pueblo.”

Y estos temas –incluyendo los “beneficios” y los “éxitos”, así como el orgullo y la gratitud que supuestamente deben sentir los estadounidenses hacia sus tropas– fueron recogidos por los medios y diversos expertos. Al mismo tiempo, otras noticias destacaban la posibilidad de que Iraq estuviera cayendo en un nuevo infierno sectario, alimentado por unas fuerzas armadas creadas por EE.UU. pero en su mayor parte chiíes, en un país en el cual los ingresos por el petróleo apenas excedieron los niveles de la era de Sadam Hussein, en una capital que todavía tiene solo unos pocas horas de electricidad por día, y que fue rápidamente afectada por una serie de atentados con bombas y por suicidas de un grupo afiliado a al Qaida (inexistente antes de la invasión de 2003), incluso mientras aumentaba la influencia de Irán y la de Washington se desgastaba silenciosamente.

Una sociedad consumista en guerra
Es verdad que, si se buscaran victorias a bajo coste en una guerra de casi un millón de millones de dólares, esta vez, como señalaron diversos periodistas y expertos, los diplomáticos de EE.UU. no se apresuraban a tomar el último helicóptero desde el techo de la embajada en medio del caos y de barriles de dólares en fuego. En otras palabras, no fue Vietnam y, como todos saben, ésa fue una derrota. De hecho, como señalaron otros artículos, nuestra –como no se ha encontrado una palabra adecuado baste con– retirada, fue una magnífica proeza de ingeniería inversa, digna de una fuerza que no tuvo igual en el planeta.

Incluso el presidente lo mencionó. A fin de cuentas, después de haber llevado lo que parecía ser gran parte de EE.UU. a Iraq, abandonarlo no era una tarea desdeñable. Cuando los militares de EE.UU. comenzaron a despojar las 505 bases que habían construido en ese país al coste de cantidades multimillonarias desconocidas de dineros públicos, abandonaron equipamiento ya no deseado por 580 millones de dólares en manos iraquíes. Y a pesar de ello todavía lograron embarcar a Kuwait, a otras guarniciones en el Golfo Pérsico, a Afganistán, e incluso a pequeñas ciudades en EE.UU., más de dos millones de artículos que iban de chalecos a prueba de bala a inodoros portátiles. Estamos hablando del equivalente de 20.000 camiones repletos.

No es sorprendente, considerando la sociedad de la que provienen, que los militares de EE.UU. libren un estilo de guerra de consumo intensivo y por ello, solo en términos comerciales, la partida de Iraq fue una retirada memorable. Tampoco debemos olvidar los trofeos que se llevaron los militares, incluyendo una vasta base de datos de impresiones digitales y de escaneos de retinas de aproximadamente un 10% de la población iraquí. (Un programa similar sigue existiendo en Afganistán.)

En cuanto al “éxito”, Washington tuvo mucho más que eso. Después de todo, planea mantener una embajada en Bagdad tan gigantesca que deja chica a la embajada en Saigón de 1973. Con un contingente de entre 16.000 y 18.000 personas, incluyendo una fuerza de posiblemente 5.000 mercenarios armados (suministrados por contratistas privados de seguridad como Triple Canopy con su contrato del Departamento de Estado por 1.500 millones de dólares), la “misión” deja chica cualquier definición normal de “embajada” o “diplomacia”.
Solo en 2012, está previsto que gastarán 3.800 millones de dólares, un tercio de eso en un muy criticado programa de entrenamiento de la policía, solo un 12% de lo cual llegará efectivamente a la policía iraquí.

A pesar de todo, dejando de lado los eufemismos y la retórica reverberante, y si se quiere como simple medida de la profundidad de la debacle de EE.UU. en el corazón petrolífero del planeta, hay que considerar cómo abandonó Iraq la última unidad de la tropa estadounidense. Según Tim Arango y Michael Schmidt del New York Times, salió a las 2:30 de la madrugada en medio de la noche. Ningún helicóptero desde los techos, pero 110 vehículos que salieron a oscuras de la Base Adder de Operación de Contingencia. El día antes de su partida, según los periodistas del Times, se ordenó a los intérpretes de la unidad que llamaran a funcionarios iraquíes locales y a jeques con los que los estadounidenses tenían estrechas relaciones e hicieran planes para el futuro, como si todo continuara su ritmo usual en la semana por venir.

En otras palabras, se quería que los iraquíes despertaran la mañana después y vieran que sus compañeros extranjeros se habían ido, sin siquiera despedirse. Da una idea de la confianza que la última unidad estadounidense sentía hacia sus mejores aliados locales. Después de ‘pavor y conmoción’, la toma de Bagdad, el momento de la misión cumplida, y la captura, juicio y ejecución de Sadam Hussein, después de Abu Ghraib y la sangría de la guerra civil, después de la ‘oleada’ y el movimiento del Despertar Suní, y de los dedos marcados con tinta púrpura y los fondos de reconstrucción desaparecidos, después de todas las matanzas y los muertos, los militares de EE.UU. se escabulleron hacia la oscuridad sin una palabra.

Si, sin embargo, necesitáramos una o dos palabras para describir todo el asunto, algo menos elegantes que las que circulan actualmente, “debacle” y “derrota” podrían satisfacer los requisitos. Los militares de la autoproclamada mayor potencia del planeta Tierra, cuyos dirigentes consideraron un día que la ocupación de Medio Oriente sería la clave para la futura política global y planificaron el mantenimiento de tropas en Iraq durante generaciones, tuvieron que salir corriendo. Debería haber sido considerado bastante asombroso.

Si se considera directamente lo que pasó en Iraq se sabrá que estamos en un nuevo planeta.

Redoblando la debacle
Por cierto, Iraq solo fue una de nuestras invasiones-convertidas-en-contrainsurgencias-convertidas-en-desastres. La otra, que comenzó primero y continúa, puede resultar ser la mayor debacle. Aunque menos costosa hasta ahora en vidas estadounidenses y tesoro nacional, amenaza con convertirse en la más decisiva de las dos derrotas, a pesar de que las fuerzas que se oponen a los militares de EE.UU. en Afganistán siguen siendo un conjunto mal armado, relativamente débil, de insurgencias minoritarias.

Por grande que haya sido la hazaña de crear la infraestructura para una ocupación militar y la guerra en Iraq, y luego equipar y abastecer a una masiva fuerza militar en ese país año tras año, no fue nada en comparación con lo que EE.UU. tuvo que hacer en Afganistán. Algún día, la decisión de invadir ese país, ocuparlo, construir más de 400 bases, llevar otros 60.000 o más soldados, masas de contratistas, agentes de la CIA, diplomáticos, y otros funcionarios civiles, y luego presionar a un débil gobierno local para que permitiera que EE.UU. se quedara más o menos perpetuamente, será interpretada como acciones ilusorias de un Washington incapaz de evaluar los límites de su poder en el mundo.

Hablando de curvas de aprendizaje: después de ver el fracaso de su país en una gran guerra en el continente asiático tres décadas antes, los dirigentes de EE.UU. se convencieron de alguna manera de que nada estaba fuera de la gesta militar de la “única superpotencia”. De modo que enviaron a más de 250.000 soldados estadounidenses (junto con todos esos Burger Kings, Subways, y Cinnabons) a dos guerras terrestres en Eurasia. El resultado ha sido otro capítulo en una historia de derrotas estadounidense – esta vez de una potencia que, a pesar de sus pretensiones, no solo era más débil que en la era de Vietnam, sino mucho más débil de lo que sus dirigentes eran capaces de imaginar.

Se pensaría que, después de ver el desarrollo de esa doble debacle durante una década, podría haber una estampida a fondo hacia las salidas. Y sin embargo no se prevé que la reducción de las tropas de “combate” de EE.UU. en Afganistán sea completada hasta el 31 de diciembre de 2014 (y se planea que se queden miles de consejeros, entrenadores, y fuerzas de operaciones especiales); el gobierno de Obama sigue negociando febrilmente con el gobierno del presidente afgano Hamid Karzai un acuerdo que –sean cuales sean los eufemismos elegidos– permita el estacionamiento de guarniciones durante años; y, como en Iraq en 2010 y 2011, comandantes estadounidenses están cabildeando abiertamente a favor de un programa de retirada aún más lento.

De nuevo como en Iraq, de cara a lo obvio, la palabra oficial no podría ser más aterciopelada. A mediados de diciembre, el secretario de Defensa Leon Panetta dijo a soldados estadounidenses de primera línea en ese país que estaban “ganando” la guerra. Nuestros comandantes allí siguen alardeando de “progreso” y “beneficios”, así como de un debilitamiento del control de los talibanes en el área central de los pastunes en Afganistán meridional, gracias a la inundación de la región con tropas estadounidenses y continuos y devastadores ataques nocturnos de las fuerzas de operaciones especiales de EE.UU.

No obstante, la verdadera historia en Afganistán sigue siendo lúgubre para una distorsionada ex superpotencia –como lo ha sido desde que su ocupación resucitó a los talibanes, el movimiento popular menos popular imaginable. Típicamente, la ONU calculó recientemente que “eventos relacionados con la seguridad” en los primeros 11 meses de 2011 aumentaron un 21% por sobre el mismo período en 2010 (lo que fue desmentido por la OTAN). De la misma manera, se están lanzando aún más recursos en un interminable esfuerzo por fortalecer y entrenar a fuerzas de seguridad afganas. Casi 12.000 millones de dólares fueron invertidos en el proyecto en 2011 y se estima una suma similar para 2012, y sin embargo esas fuerzas todavía no pueden operar independientemente, ni combaten de un modo particularmente efectivo (aunque sus oponentes talibanes tienen pocos problemas semejantes).

Policías y soldados afganos siguen desertando en masa y el general estadounidense a cargo de la operación de entrenamiento sugirió el año pasado que, para tener la menor probabilidad de éxito, ésta tendría que ser extendida hasta por lo menos 2016 o 2017. (Olvidad por un momento que un gobierno afgano empobrecido será incapaz de apoyar o financiar las fuerzas que sean creadas como resultado.)

Los talibanes, de base pastuna, se han replegado, como toda fuerza guerrillera clásica, ante las abrumadoras fuerzas armadas de una gran potencia, pero es obvio que todavía tienen un control significativo sobre el campo en el sur, y en el año pasado sus actos de violencia se han extendido cada vez más profundamente hacia el norte no-pastún. Y si las fuerzas de EE.UU. en Iraq no confían en sus socios locales en el momento de partir, los estadounidenses en Afganistán tienen muchos motivos para sentirse mucho más nerviosos. Afganos en uniformes de la policía o del ejército –algunos entrenados por los estadounidenses o la OTAN, otros posiblemente guerrilleros talibanes vestidos de uniformes comprados en el mercado negro– han vuelto regularmente sus armas contra sus aliados putativos en lo que se refieren como “violencia verde contra azul”. A fines de 2011, por ejemplo, un soldado del ejército afgano disparó contra y mató a dos soldados franceses. Poco antes, varios soldados de la OTAN fueron heridos cuando un hombre en uniforme del ejército afgano abrió fuego en su contra.

Mientras tanto, la cantidad de tropas de EE.UU. comienza a disminuir; por cierto, sus aliados de la OTAN parecen inestables; y los talibanes, a pesar de sus vicisitudes, indudablemente sienten que el tiempo está de su parte.

Dependencia de la gentileza de extraños
Por débiles que parezcan los diversos grupos que componen los talibanes, no puede caber duda de que se preparan para sobrevivir exitosamente a la mayor potencia militar de nuestros tiempos. Y, cuidado, nada de esto hace más que tocar la debacle en la que se podría convertir la Guerra Afgana. Si se quiere juzgar la dimensión de la demencia de la guerra estadounidense (y medir el desvanecimiento del poder global de EE.UU.), ni siquiera vale la pena mirar a Afganistán. En su lugar, hay que estudiar las líneas de abastecimiento que conducen a ese país.
Después de todo, Afganistán es un país en Asia Central sin salida al mar. EE.UU. está a miles de kilómetros de distancia. No existen gigantescos puertos con bases como en la Bahía Cam Ranh en Vietnam del Sur en los años sesenta, para llevar aprovisionamiento. Para Washington, aunque los guerrilleros a los que se opone van a la guerra con poco más que la ropa que llevan puesta, sus propios militares es otra cosa. Desde comidas a blindaje corporal, suministros para la construcción a municiones, necesita un masivo –y muy costoso– sistema de suministro. También tragan combustible como un borracho bebe alcohol y han gastado más de 20.000 millones de dólares por año en Afganistán e Iraq solo en aire acondicionado.

Para mantenerse en buenas condiciones, deben depender de enrevesadas líneas de aprovisionamiento de miles de kilómetros. Por este motivo, EE.UU. no es el árbitro de su propia suerte en Afganistán, aunque parece que esto ha pasado desapercibido durante años.
De todas las guerras poco prácticas que puede librar un imperio en decadencia, la afgana puede ser la menos práctica de todas. Hay que reconocer que en el caso de la Unión Soviética, por lo menos su “herida sangrante” –el calificativo que usó Mijail Gorbachov al hablar de su debacle afgana en los años ochenta– estaba convenientemente cerca. Para los casi 91.000 soldados estadounidenses que están ahora en ese país, sus 40.000 homólogos de la OTAN, y miles de contratistas privados, los suministros que posibilitan la guerra solo pueden llegar a Afganistán por tres caminos: tal vez un 20% llega por aire a un coste astronómico; más de un tercio llega por la ruta más corta y barata – a través del puerto paquistaní de Karachi, por camión o tren hacia el norte, y luego por camión pasando por estrechos desfiladeros en las montañas; y tal vez un 40% (solo permiten suministros “no letales”) a través de la Red de Distribución del Norte (NDN).

La NDN fue completamente desarrollada solo a principios de 2009, cuando quedó claro tardíamente en Washington que Pakistán posee un control potencial sobre el esfuerzo bélico estadounidense. Atravesando por lo menos 16 países y utilizando casi todo medio de transporte imaginable, la NDN incluye realmente tres rutas, dos de ellas vía Rusia, que transportan prácticamente todo a través del cuello de botella del corrupto y autocrático Uzbekistán.
En otras palabras, solo para librar su guerra, Washington ha tenido que depender de la gentileza de extraños – en este caso, Pakistán y Rusia. Una cosa es cuando una superpotencia o gran potencia en ascenso echa su suerte con países que podrán no ser aliados naturales; es una historia muy diferente cuando lo hace una potencia en decadencia. Los dirigentes rusos ya hacen ruidos sobre la viabilidad de la ruta septentrional si EE.UU. sigue contrariándolos sobre la ubicación de su eventual sistema europeo de defensa de misiles.

Pero el psicodrama más inmediato de la Guerra Afgana se encuentra en Pakistán. Allí, la masiva operación de reabastecimiento ya causa un importante escándalo. Se estimó, por ejemplo, que en 2008, un 12% de todos los suministros que iban de Karachi a la Base Aérea Bagram se perdieron en algún sitio en el camino. En lo que el jefe de policía de Karachi llamó “la madre de todos los timos” 29.000 embarques de suministros estadounidenses han desaparecido después de ser descargados en ese puerto.

En los hechos, todo el sistema de suministro –junto con la seguridad local y los acuerdos de protección y los sobornos a diversos grupos que forman parte integral de ellos en ruta– ha ayudado evidentemente a financiar y abastecer a los talibanes, así como a surtir todos los bazares en el camino y apoyar a señores de la guerra locales y a pillos de todo tipo.

Recientemente, en respuesta a ataques aéreos que mataron a 24 de sus soldados fronterizos, la dirigencia paquistaní obligó a los estadounidenses a abandonar la base aérea Shamsi, donde la CIA realizaba algunas de sus operaciones de drones, presionó a Washington para que detuviera por lo menos transitoriamente su campaña aérea de drones en las áreas fronterizas de Pakistán, y cerró los cruces en las fronteras por los cuales debe pasar todo el sistema de abastecimiento estadounidense. Siguen cerrados casi dos meses después. A largo plazo, la guerra estadounidense simplemente no puede ser librada en esas condiciones.

Aunque es probable que esos cruces sean reabiertos después de una importante renegociación de las relaciones entre EE.UU. y Pakistán, el mensaje no podría ser más obvio. Las guerras en Iraq y Afganistán, así como en esas áreas fronterizas de Pakistán, no solo han afectado el tesoro de EE.UU., sino han sacado a la luz la relativa impotencia de la “única superpotencia”. Hace diez (o incluso cinco) años, los paquistaníes simplemente no se hubieran atrevido a tomar decisiones semejantes.

El poder de los militares estadounidenses era amenazadoramente impresionante, pero solo hasta que George W. Bush apretó dos veces el gatillo. Al hacerlo, reveló al mundo que EE.UU. no podía ganar guerras terrestres distantes contra enemigos minimalistas o imponer su voluntad a dos países débiles en el Gran Medio Oriente. También sacó a la luz otra realidad, incluso si tardó en ser comprendida: ya no vivimos en un planeta en el cual es obvio cómo convertir inmensas ventajas en tecnología militar en cualquier otro tipo de poder.

En el proceso, todo el mundo pudo ver lo que es EE.UU.: la otra potencia de la Guerra Fría en decadencia. El estado de dependencia de Washington en el continente eurasiático es ahora suficientemente claro, lo que quiere decir que, no importa a qué “acuerdos” se llegue con el gobierno afgano, el futuro en ese país no es estadounidense.

Durante la última década, EE.UU. ha recibido una lección repetitiva cuando se trata de guerras terrestres en el continente eurasiático: no las inicie. Esta vez, la debacle de la inminente doble derrota no podría ser más obvia. La única pregunta que sigue existiendo es hasta qué punto será humillante la futura retirada de Afganistán. Mientras más tiempo se quede EE.UU., más devastador será el golpe a su poder.

En principio no debiera ser necesario decir todo esto y sin embargo, al comenzar 2012, con la temporada política que se aproxima, no es menos dolorosamente obvio que Washington será incapaz de terminar pronto la Guerra Afgana.

En el punto álgido de lo que parecía ser un éxito en Iraq y Afganistán, funcionarios estadounidenses se inquietaron interminablemente sobre cómo, usando la frase condescendiente del momento, poner una “cara afgana” o una “cara iraquí” a las guerras de EE.UU. Ahora, en un momento nadir en el Gran Medio Oriente, tal vez sea finalmente hora de poner una cara estadounidense a las guerras de EE.UU.: verlas claramente como las debacles imperiales que han sido – y actuar correspondientemente.



Tom Engelhardt, es co-fundador del American Empire Project. Es autor de “The End of Victory Culture”, una historia sobre la Guerra Fría y otros aspectos, así como una novela: “The Last Days of Publishing”. Su último libro publicado es: “The American Way of War: How Bush’s Wars Became Obama’s” (Haymarket Books).

Traducido del inglés por Germán Leyens