3 de marzo de 2013

¿FONDOS BUITRE Y PRENSA CANALLA O FONDOS CANALLAS Y PRENSA BUITRE?

Paul Singer
La reciente audiencia en Nueva York en el juicio de los fondos buitres versus Argentina y su presentación a través de los medios de la corporación mediática del Grupo Clarín y otros es un claro caso de que el orden de los factores no altera el producto.

Nueva Tribuna

El 27 de febrero tuvo lugar la audiencia previa a la resolución de la Cámara de Apelaciones de Nueva York que debe decidir cómo se ha de pagar a los fondos NML de Paul Singer (ojo al parche: el mismo que, según el Financial Times, está comprando deuda hipotecaria en España) y Aurelious los bonos de deuda argentina que compraron a precio de saldo y que se negaron a entrar en las dos restructuraciones que hizo el país (2005 y 2010).

Estos fondos reclaman para sí un trato de privilegio, exigiendo que se les pague la totalidad y en una sola vez, cuando el 93% de los bonistas aceptó un quita de casi el 70% del valor y un pago diferido en el tiempo, que se viene cumpliendo rigurosamente.

El juez de primera instancia Thomas Griesa primero y la misma Cámara de Apelaciones de Nueva York después ya sentenciaron a favor de los fondos buitres que, al negarse a entrar en el canje, se sienten profundamente discriminados porque no cobraron nada. Lo que está en juego ahora es qué y cómo se les debe pagar: todo y ya, como quieren los buitres o con la apertura de un nuevo canje, en las mismas condiciones que el resto, como defiende el gobierno argentino. De ser este último el caso, la apertura debería ser aprobada por el parlamento.

En la audiencia reciente la posición del gobierno argentino fue apoyada por representantes de los bonistas que entraron en el canje y por el Banco de Nueva York que intermedia en los pagos de los vencimientos. La posición de los fondos buitres no tuvo más apoyo que el de sí mismos.

El jurado está compuesto por tres miembros: la jueza que lo preside, Reena Raggi, asumió claramente un papel pro fondos buitres; la otra camarista, Roosmary Pooler, se mostró más sensible a los argumentos de los abogados de Argentina; el tercero, el juez Barrington Parker, mantuvo una posición más neutral aunque se especula que, por sus antecedentes, podría ser más proclive a la posición argentina, de la mayoría de los bonistas, del Banco de Nueva York y del actual gobierno de Estados Unidos.

Tal como ya se planteó en el artículo “Los 'fondos buitre' quieren imponer sus reglas con la ayuda del juez Griesa”, lo que está en juego trasciende totalmente la situación específica de Argentina: de su resolución depende, en buena medida, el futuro de cualquier posibilidad de reestructuración de deuda por parte de los países que se encuentren frente a la penosa situación de tener que hacerlo.

De todas maneras –y tal como la jueza Pooler preguntó a la defensa de los fondos buitres sin obtener respuesta-, si la sentencia empujara a Argentina a una situación de default, los fondos buitres ganarían igualmente, ya que han contratado seguros millonarios para esta eventualidad. (Ver “Otros jugadores de la timba financiera”)

No hay fecha cierta para la sentencia aunque se especula que podría estar lista para principios de abril. No obstante, con su habitual sentido de Estado, los medios de comunicación opositores ya la adelantaron: será desfavorable para Argentina.

Titular del diario Clarín, del 28/02/2013: “Deuda: señales negativas hacia la Argentina en la Corte de Nueva York”. Con la práctica acostumbrada de tomar la parte por el todo, la corresponsal escribe: “Los jueces hicieron todo tipo de preguntas. Pero el lenguaje que usaron fue significativo. Reena Raggi, por ejemplo, calificó a los fondos buitre como ‘víctimas del default’.” Lo que no dice en ningún lugar de la nota es que la otra jueza, Pooler, fue incisiva con ellos: eso no le pareció igualmente significativo.

Otro titular de Clarín: “’Está cerrada la posibilidad que los buitres cobren’, dijo Boudou”. Ay, las frases fuera de contexto y las verdades a medias: efectivamente, hoy por hoy, el canje está cerrado por una Ley del parlamento, llamada, precisamente, “Ley cerrojo”. Para que el Parlamento decida abrirla nuevamente se requiere que los que no entraron en el canje sean obligados, de alguna manera, a hacerlo. De lo contrario, carece de sentido una nueva apertura, que sería la tercera.

En la misma línea, el otro periódico consecuentemente opositor al gobierno, La Nación, el mismo día tituló: “Dura audiencia para el país en la justicia de EE.UU. por el default”; “El riesgo de default como telón de fondo”; “Fuerte caída de los bonos argentinos, tras la audiencia en EE.UU. por el default”. La lectura y el relato de los hechos, igualmente sesgados, terminan dando la impresión de una invocación para que el default, finalmente, se materialice y las profecías del periódico se vean cumplidas. O, por lo menos, ir sembrando un poquito de pánico entre sus lectores. Que las consecuencias de un fallo adverso puedan tener sobre el país y la población puedan ser terribles parecen ser lo de menos: sería lo que se merece un pueblo que vota tan mal a sus gobernantes.

Otra joyita de La Nación es el artículo titulado “Abogados creen que el fallo será rápido y adverso”. Adverso para Argentina, claro está, ni hace falta decirlo. Y citan como fuentes: “Algunos (sic) señalaron que la Argentina sufrió ‘una paliza’ en el tribunal; temen que pueda quedar abierta la puerta a embargos”; y “Un abogado (sic) que siguió la audiencia en una sala en la planta baja del edificio de la Corte, donde unas 120 personas -una convocatoria inédita- siguieron la exposición de los argumentos a través de una pantalla gigante, vaticinó un pronto desenlace”. Las negritas son mías.

Estos mensajes se multiplican machaconamente a través de los canales de televisión y las radios que controla la corporación mediática (además de sus múltiples repetidoras dentro y fuera del país) buscando instalar un sentimiento de catástrofe frente a algo que todavía no ocurrió y que mucho esperamos que no ocurra.

En contraste, el periódico Página12, el mismo día, presentó los siguientes titulares: “Pasó el último round y ahora resta el fallo”; “Estuvo dentro de lo previsto” (comentario del ministro de Economía argentino, Hernán Lorenzino); “Quiénes son y cómo operan los fondos buitres”. En las respectivas notas da cuenta de las distintas posiciones de los jueces, de lo que está en juego para el país y más allá, de las impresiones de las autoridades argentinas tras la audiencia, del comportamiento corrosivo de este tipo de fondos. La posición a favor del país y en contra de los fondos buitres es explícita. El resultado, en todo caso, es incierto.

Dar por sentado que el país ya perdió, además de falso, no deja de ser fuerte. Y la insistencia machacona resulta, literalmente, agotadora. Los que tenemos cierta edad debimos aprender, en tiempos de dictaduras, a escribir y leer entre líneas y a buscar información debajo de las piedras. Hoy nos toca el duro ejercicio de poner permanentemente en duda toda información que se presenta como producto de la “independencia periodística”, la “objetividad” y/o la “neutralidad”, de un profesionalismo que cada vez más brilla por su ausencia. Y, así y todo, muchas veces nos la cuelan